Fútbol

"Hablaba con las hormigas de la cárcel porque la incertidumbre me mataba"

Un aficionado que viajaba en el Mundial de fútbol de Qatar explica cómo sobrevivió 15 meses en una de las cárceles más salvajes de Irán

Santiago Sánchez Cogedor, en la ciudad de Erbil, durante su viaje a pie en dirección a Qatar.
14/01/2025
3 min
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BarcelonaLa historia de Santiago Sánchez Cogedor da para una película. Este aventurero madrileño fue detenido en Irán cuando en el 2022 viajaba a pie hacia Qatar para asistir al Mundial de fútbol. Su odisea empezó cuando fue arrestado y acabó encarcelado en una de las prisiones más infames del mundo. Detenido tras visitar y fotografiar la tumba de la joven Mahsa Amini, cuya muerte desató una ola de protestas en todo el país, fue acusado de espionaje.

Santiago aún no sabe por qué le encarcelaron. "La detención fue tan oscura y extraña que yo pensaba que era una broma. Pensé que saldría unas horas después, cuando comprobaran que no era ninguna amenaza para el país", asegura al ARA. La situación, en cambio, se complicó y pasó más de 15 meses de encarcelamiento, 85 días en aislamiento, sufriendo condiciones vejatorias, abusos contra los derechos humanos y el desafío de mantener la cordura en soledad. El libro Cómo sobrevivió 15 meses entre rejas (editorial Alienta) lo narra de forma impactante.

"La parte más difícil fue la mental. Utilicé un puñado de estrategias. Hablaba con las hormigas de la cárcel porque la incertidumbre me mataba. Llegué a bautizarlas y otorgarles personalidad. El hecho de no saber cuándo saldría era duro. Me imaginé el peor escenario posible. Es muy complicado pasar 24 horas solo con la luz encendida. leía cuando me dejaban", explica.

Santiago Sánchez Cogedor

Sánchez Cogedor perdió la noción del tiempo. "La mayoría de gente me trataba como si fuera un invitado. Algunos presos me trataban muy bien y otros intentaban engañarme por las dificultades que estaban pasando. El 90% del pueblo iraní es bueno y hospitalario. La relación con los celadores también era buena, aunque algunos me registraban", relata.

La liberación fue muy emotiva, pero los recuerdos se mezclan. "El proceso duró dos días, pero a mí me pasó como si fuera un instante. Salí el día 31 de diciembre y me comí las uvas en la embajada. La tensión era muy grande. El CNI me decía que hasta que no abandonara el espacio aéreo iraní no podía estar seguro", recuerda.

Sánchez Cogedor actualmente se encuentra en Gambia. "Después de un año de salir de la cárcel, me sentía como si todavía estuviera en prisión. Era una situación extraña, ya que di muchas entrevistas y necesitaba alejarme de tanta gente. Decidí ir a Senegal, donde voy pasar un tiempo ayudando en un orfanato y una casa de acogida, y en Gambia de voluntario", explica.

"Este año ha sido lo mejor y lo peor. Lo mejor porque estoy en libertad y lo peor porque he oído que el tiempo no era mío, que todo el mundo opinaba sobre mí y quería estar conmigo. Ha sido una situación difícil" , reconoce Sánchez Cogedor, que tiene ganas de devolver al anonimato. "Aunque cueste entender, todo el dolor y sufrimiento lo utilizaré para ayudar al resto de personas. La mejor manera era escribiendo un libro que me permitiera contar mi verdad, lo que viví", concluye con una naturalidad absoluta y una franqueza que desarma. Sus viajes solidarios se pueden seguir a través de su cuenta de Instagram (@santiago_sanchez_cogedor).

Un entorno de protestas

El encarcelamiento de Sánchez Cogedor se produjo el 2 de octubre de 2022, tras visitar y fotografiar la tumba de Mahsa Amini en la ciudad kurda de Saqqez. La muerte de la joven a manos de la policía de la moral provocó tal indignación en el país quedecenas de miles de personas salieron a manifestarse en las calles, en las protestas populares más importantes en años contra el régimen de los ayatolás. Unos agentes creyeron que el asesinato le serviría de lección a otras mujeres que no llevaban correctamente el pañuelo, pero el efecto fue lo contrario. Otras muchas mujeres desafiaron al régimen cortándose el pelo, quemando su hiyab obailando en público, y los manifestantes incluso llegaron aquemar la casa donde nació el ex líder supremo y fundador del régimen, Ruhollah Jomeini.

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