Mendilibar, el entrenador capaz de seducir al presidente más peligroso
El veterano entrenador ha ganado el primer título internacional del Olympiacos, club propiedad de un empresario investigado por la Interpol
Barcelona"¿Con el presidente? Nos llevamos bien, quizá porque no nos entendemos con los idiomas", dice bromeando José Luis Mendilibar (Zaldibar, País Vasco, 1961), el entrenador capaz de obrar milagros en el Olympiacos, el próximo rival europeo del Barça. El primer milagro fue el primer título europeo que nunca ha ganado un equipo griego, la Conference League del 2024 contra el Fiorentina. El segundo milagro es seguir en el cargo, ya que Evangelos Marinakis, el propietario y presidente del club del Pireo, es famoso por destituir a entrenadores con la misma facilidad con que otros se zampan aceitunas un día haciendo el vermut. Poca broma, con Marinakis. Hijo de un magnate del sector de los barcos que ya era directivo del Olympiacos, el Evangelos controla al club y al Ayuntamiento del Pireo con un partido independiente que creó él mismo. Es un empresario investigado por la creación de redes mafiosas dentro y fuera del club, para agredir a directivos rivales, asustar a árbitros, hacer tratos con mafias extranjeras y tener participación en la muerte de un policía agredido por radicales del club, que cobrarían dinero del presidente.
Marinakis es un hombre polémico que puede llegar a dar miedo, bien gordo y con cara de pocos amigos. Mendilibar es un tipo tranquilo pero valiente, vasco de pura cepa, con quien hablar siempre es un placer. "En Grecia se vive bien. La cultura me gusta, salvo por la forma de conducir. Era un reto porque el Olympiacos es el club más grande y siempre toca ganar, nunca puedes fallar. El presidente nos lo dejó claro el primer día que llegamos", razona. Mendi, como es conocido por todos, logró hacer funcionar al equipo pidiendo a los jugadores "hacer las cosas fáciles" pero siempre con ambición. "Aquí te piden que ataques. A mí me gusta atacar. La gente dice que hago milagros, pero tengo la sensación de que hago las cosas como siempre; supongo que he tenido suerte. Y si me critican me cuesta entenderlo", bromea, ya que no habla inglés. Sólo habla castellano y euskera.
Mendilibar es un entrenador de la vieja escuela que empezó en campos de barro y arena. "No es un tópico, eran campos de barro de verdad, aquellos de Durango y Sestao en los años 80", explica. Pasaría por el fútbol base del Athletic, sin debutar nunca en el primer equipo. Nunca jugó en Primera, se castigaba las rodillas en campos de Segunda y Tercera como las del Logroñés o el Lemona. Como entrenador, empezó en equipos bien modestos como Arratia o Aurrera de Vitoria. Su buen trabajo en equipos como el Lanzarote o el Eibar le permitiría hacer realidad el sueño de entrenar al club que amaba de pequeño, al Athletic, pero fue un desastre: después de nueve jornadas, con el equipo en zona de descenso, le echaron. Mendino desfalleció y se haría un nombre en Valladolid, donde Pep Guardiola alabaría su estilo atrevido. "Sí, dice que jugamos bien, pero nos han jodido ocho goles", decía Mendilibar con humor, pensando en cómo conseguir unir elogios con buenos resultados. Convertido en el entrenador de los milagros en el Eibar, el técnico vasco ha conocido el éxito con 60 años, en Sevilla y el Olympiacos.
Y eso que en Sevilla se topó con la dirección deportiva porque no utilizaba ni big data, ni ordenadores, ni aplicaciones. Aunque había ganado la Europa League al derrotar al Roma de Mourinho en la final del 2023, el Sevilla no quiso seguir con él pese a que los aficionados le querían. Mendilibar se iría a Grecia para seguir ganando, mientras el big data demostraba que el Sevilla era un desastre sin el técnico vasco. Las estadísticas demuestran también que trabajar con Marinakis no es fácil. En 2010 este magnate del sector de los barcos compró la mayor parte de acciones del club del Pireo. En 15 años, ha ganado un montón de títulos (11 ligas de 15), pero también ha realizado 26 cambios de técnico. Solo cuatro han logrado durar tiempo suficiente: el portugués Pedro Martins, el madrileño Michel, Ernesto Valverde y Mendilibar.
Vivencias en el País Vasco
Precisamente Valverde dio consejo a Mendilibar antes de que éste aceptara fichar por el Olympiacos, ya que el actual técnico del Athletic había logrado entenderse con el temperamental presidente. Mendi y Valverde se conocían de cuando habían compartido vestuario jugando en el Sestao a mediados de los 80, una amistad que han mantenido. De hecho, hace una década, cuando Mendilibar trabajaba en el Eibar, los entrenadores de los equipos vascos en Primera solían quedar para comer, iniciativa donde Valverde y Mendi no faltaban. En lugar de competir, compartían experiencias y cerraban piña en restaurantes de comida tradicional vasco perdidos en pueblos del interior.
Mendilibar consigue que Marinakis no sufra con el Olympiacos, lo que permite al empresario centrarse en su nuevo juguete, el Nottingham Forest inglés, que compró hace ocho años. Con su dinero el club británico ha pasado de jugar a Segunda a clasificarse para competiciones europeas por primera vez en casi tres décadas. Pero la afición desconfía de un hombre que ha echado a ocho entrenadores, uno por temporada. El último cayó el pasado fin de semana, cuando Marinakis abucheó en el túnel de vestuarios al australiano Ange Postecoglou, que llevaba apenas cuatro semanas en el cargo. El mismo fin de semana, el Olympiacos ganaba 0-2 en Làrissa, con Mendilibar afirmando en rueda de prensa: "Si jugamos así de mal, el Barça nos va a joder ocho goles". A Marinakis le gusta ese talante de Mendi, que dice las cosas tal y como manan. Tal y como ya hacía en campos modestos del País Vasco en los años 90.