La película de terror del club de fútbol más controvertido de Cataluña
El Som Maresme, antiguo Badalona Futur, ha bajado dos categorías de golpe y podría verse abocado al abismo tras un lustro de turbulencias
BarcelonaEl juez único de la Federación Española de Fútbol confirmó hace unos días el descenso administrativo del Som Maresme por culpa de sus deudas pendientes. Esto significa que el antiguo Badalona Futur, que el pasado curso perdió la categoría de Segunda RFEF sobre el césped, tampoco podrá jugar en Tercera RFEF debido a una resolución que dibuja un futuro muy incierto para la entidad: no tiene garantizada la inscripción en la Liga Élite y podría verse obligado a empezar desde cero en Quarta Catalana, la última. Es el enésimo capítulo de una de las historias más rocambolescas del fútbol catalán, la de un club que hace una década competía en Segunda División, denominándose Llagostera, y que en cuestión de cinco años ha cambiado varias veces de manos, nombre y casa entre impagos, denuncias, avisos de desahucio y engaños.
De la Costa Brava al área metropolitana
Fundado en 1947, el Llagostera de toda la vida, el de Isabel Tarragó y Oriol Alsina, en 2021 pasó a llamarse UE Costa Brava y se estableció en Palamós. Un año después, ahogado por las deudas y tras bajar a Segunda RFEF, cambió de propiedad y se mudó a Badalona con la intermediación del abogado Toni Freixa, exdirigente del Barça y excandidato a las elecciones a la presidencia azulgrana. Nacía el Badalona Futur, con Freixa como consejero delegado y accionista y con un compromiso de fusión con el CF Badalona por el que debía integrarse en la estructura del club escapulado. Finalmente, el acuerdo no llegó a buen puerto y en el verano del 2023 ambas entidades partieron peras entre reproches de uno y otro lado.
Horas después de que se confirmara la ruptura, el Futuro se puso a la venta por un euro. Eso sí, el comprador debía asumir y garantizar el pago de sus deudas, por valor de 600.000 euros. Ya desvinculado del CF Badalona y sin posibilidad de hacer de local en su estadio, el club se trasladó a Vic para jugar la temporada 2023-24 después de inscribirse in extremis en Segunda RFEF, la cuarta categoría, y montar una plantilla deprisa y corrientes. Contra todo pronóstico, el equipo dirigido por Ferran Costa ganó la Copa Federación y lideró la clasificación –el campeón subía directo a Primera RFEF– durante la mayor parte del curso, pero se quedó a las puertas del ascenso al caer en el play-off.
Entonces ya hacía meses que el presidente, Toni Freixa, había llegado a un acuerdo para vender el club a el Atlético Lleida, que según fuentes de ese vestuario dirigió el Badalona Futur a la sombra y pagó las nóminas –todas menos la última y las primas– desde septiembre del 2023. Pero el equipo de la capital del Segrià, que lo niega todo, acabó renunciando a la compra de la entidad por "responsabilidad social"; una decisión que, una vez más, comprometía la supervivencia del Badalona Futur.
Un expropietario del Girona buscado por Europol
L'Hospitalet se planteó en serio adquirir la entidad, pero acabó descartándolo. Con el club instalado en Premià de Dalt, finalmente, a principios del curso pasado Toni Freixa lo traspasó al empresario gerundense Josep Delgado, un viejo conocido del fútbol catalán. Entre 2010 y 2015 fue el máximo accionista de un Girona que estableció en Segunda División y que estuvo a punto de subir a la Liga por primera vez en la historia dos veces. Delgado, sobre el que recaía una orden de investigación internacional por un supuesto fraude millonario relacionado con exportaciones de cobre, dirigió la entidad desde la distancia y en el 2016 fue encarcelado en Polonia. Pasó 21 meses en el trullo. Él defiende que fue una injusticia y que nunca llegó a ser condenado.
Cuando tomó el control del Futuro, Delgado declaró que lo había decidido sin disponer de toda la información: la deuda no era de 150.000 euros como le habían asegurado, sino de 600.000; y el club arrastraba una demanda de 975.000 euros del Badalona por la no fusión y un préstamo de más de un millón de euros que le reclamaban desde Lleida. Pocos meses después de comprar el club, se desprendió. Lo vendió a Sedrak Petrosyan, un empresario catalán de origen armenio que, entre otros negocios, dirige un proyecto para construir un distrito inspirado en Barcelona en Taskent, la capital de Uzbekistán.
"Enterraré el Badalona Futuro"
Al hacerse cargo de la entidad, a principios de 2025, Petrosyan apuntó a sus antecesores. A su juicio, se habían acumulado las deudas a proveedores, Hacienda, la Seguridad Social, trabajadores y jugadores, y muchos de los futbolistas no tenían dinero para hacer regalos de Navidad, estaban a punto de ser desahuciados de sus pisos y habían denunciado los impagos a la AFE, por lo que el club estuvo a punto de desaparecer el 3. También manifestó que "enterraría al Badalona Futur" –"es un mem", dijo– y que le daría una nueva identidad y la arraigaría definitivamente en Premià de Dalt y en la comarca costera.
Cumplió su promesa y le convirtió en el actual Som Maresme, pero no pudo evitar el descenso deportivo de Segunda a Tercera RFEF, al que ahora suma uno administrativo y la incertidumbre de saber en qué categoría competirá la próxima temporada, si es que lo hace. En una reciente publicación en las redes del club, Petrosyan ha asegurado que la actual propiedad "ha cumplido con todas las obligaciones" y que "este desenlace es consecuencia de problemas administrativos heredados de los anteriores gestores".
Delgado se ha defendido con un duro comunicado a Fútbol Cataluña que contradice Petrosyan y le acusa de mentiroso, de llevar a cabo "una gestión negligente y fraudulenta" y "de utilizar el club como un escaparate para sus proyectos fantasma, como el Barcelona District". "El descenso y la exclusión de la competición no son un fracaso, son la culminación de su plan de destrucción", sentencia el empresario gerundense en el último capítulo de un serial que amenaza con enterrar al equipo de fútbol más controvertido del fútbol catalán.