Xabi Alonso en la rueda de prensa previa al partido ante el Almaty.
Periodista
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El Real Madrid se deshizo como un azucarillo al primer compromiso mínimamente serio. A diferencia del Barça de Hansi Flick, una garantía sobre todo en los grandes escenarios, el conjunto madridista muestra todas sus debilidades cuando el rival es de los complicados, de los que juegan su liga. Pasó con Carlo Ancelotti en todos los clásicos de la pasada temporada y en duelos continentales de máxima exigencia (el Arsenal le superó en los dos partidos de cuartos de final de la última Champions), y sigue pasando con Xabi Alonso. 180 millones de euros en fichajes no han servido para que los madridistas mejoren cuando las situaciones piden algo más que fogonazos puntuales y un punta inspirado de cara a portería (Mbappé). En el Mundial de Clubs, el PSG de Luis Enrique puso en evidencia el nuevo proyecto blanco con dolorosa facilidad (4-0). Y en la sexta jornada de Liga, el Atlético de Madrid del Cholo Simeone, que había iniciado la competición con la duda, ha destapado las mismas vergüenzas de un equipo anárquico y descompensado (5-2).

La primera bofetada desde el verano no será la última, porque el Madrid es un colectivo que tiende a desgajarse. Parece mentira que Florentino Pérez aún no haya entendido por qué lo que antes era una máquina de competir ahora se ha convertido en un trasto incapaz de controlar los tempos. Celebramos que el plenipotenciario dirigente haya olvidado que si les merengues celebraron tres Champions seguidas (2016, 2017 y 2018) no fue para que Cristiano Ronaldo hiciera chilenas imposibles, sino porque detrás del portugués había un trío de centrocampistas dominadores (Kroos, Modric y Casemiro). Tras una temporada sin títulos a remolque de Flick, Lamine Yamal y Pedri, Tito Floren ha cambiado de entrenador y ha manejado la billetera para fichar a defensas, pero ha continuado descuidando lo más importante: llenar el campo de centrocampistas con mucho más criterio que el errático Tchouaméni, el irregular Cama. Mientras el Madrid siga sin cubrir esa carencia, no habrá asedio arbitral que le salve. Queda dicho.

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