Los tres grandes pecados que han castigado a Vinícius en el Balón de Oro
Un nuevo criterio en la votación, introducido a instancias de la UEFA, explica cómo el brasileño no ha hecho suficientes méritos para ganar el galardón
BarcelonaSi Vinícius Júnior no ha ganado el Balón de Oro es porque para el centenar de periodistas que deciden el galardón les parece que el extremo brasileño necesita mejorar en uno de los tres grandes criterios de votación. Los profesionales en primer lugar deben valorar a partir de las actuaciones individuales y de lo decisivo que se ha estado a lo largo de la temporada, tanto con el club como con la selección estatal. En segundo lugar, tendrán en cuenta los trofeos colectivos acumulados y los registros individuales. Y, finalmente, existe un tercer punto introducido en la última edición a instancias de la UEFA, fundamentado en el fair play, la ética y la deportividad, unos conceptos que el jugador del Real Madrid a menudo desafía en el campo.
Es fácil deducir cuál de los tres criterios ha lastrado a Vinícius en un trofeo del Balón de Oro que el Madrid y buena parte del mundo del fútbol daba por sentado después de que la pasada temporada celebrase, con actuaciones decisivas, la Champions, la Liga y la Supercopa de España. Vini, que con su selección ha tenido un papel discreto, no sólo ha sido protagonista por sus goles, asistencias y títulos colectivos, sino también por dirigirse de forma prepotente a rivales, árbitros y aficionados. En este sentido, haberse autoproclamado un abanderado en la lucha contra el racismo que ha sufrido –y sigue sufriendo– no ha sido suficiente para compensar sus actitudes reprobables.
Las voces más defensoras de Vinícius, entre ellas algunas de las que decidieron que era buena idea no ir a la gala del Balón de Oro y manchar, así, la reputación del Real Madrid, excusan su carácter diciendo que el futbolista canaliza las provocaciones en motivación. Unas actitudes que, en parte, vendrían moldeadas –justifican estos defensores– por haber sido objeto de insultos racistas, de entradas de los rivales y de bromas recurrentes por su falta de puntería en temporadas anteriores. Sin embargo, por mucho que nada de esto sea justificable, otros futbolistas han sufrido los mismos hechos o similares (o también son de sangre caliente) y lo han gestionado de forma menos provocadora.
Los tres pecados de Vinícius que le alejan del 'fair play' y del Balón de Oro
Son diversas y numerosas las actitudes de Vinícius que le alejan del fair play. A continuación, algunos de sus pecados recogidos públicamente en numerosas retransmisiones televisivas.
Encararse a las aficiones
En Mestalla, estadio que visitará este mismo sábado, Vinícius está enemistado con el grueso de la afición del Valencia. Si bien es cierto que unos energúmenos le llamaron insultos racistas, el futbolista puso en el mismo saco a todos los seguidores. Compartió en sus redes un vídeo dando a entender que el grueso de la afición cantaba "mono" y no "tonto". La guinda al pastel fue cuando, en el juicio por el caso, declinó ir a declarar porque estaba de vacaciones en Miami ya pesar de que se le habían puesto medios para hacerlo por videoconferencia. En el estadio de Mallorca, donde se las ha tenido con defensores como Maffeo –que le calificó de llorón–, el brasileño también se ha encarado con la afición, lo que hace que sea recibido con silbidos.
Provocar jugadores rivales
Contra el Barça, en el clásico jugado en Montjuïc el pasado curso, se dedicó a celebrar el gol del empate de Bellingham haciendo gestos obscenos a la afición. En clásicos anteriores, se había encarado ya con futbolistas como Kounde y con Eric Garcia, hace dos temporadas. Al Bernabéu, el sábado, la jugada se le dio la vuelta en contra. Discutiéndose con Gavi, el joven azulgrana le recordó con la mano que estaba encajando cuatro goles. Vini le dijo que el lunes él ganaría el Balón de Oro. También se burló, el pasado curso, de Fermín en la red X. Actitudes que no responden sólo a la sangre caliente.
Contra el Atlético de Madrid, se ha encarado con el capitán Koke y el centrocampista campeón del mundo en el último Mundial, Rodrigo de Paul. "Ves, yo juego para el Real Madrid", le espetó, señalándose el escudo. Estas provocaciones no pertenecen solo a Vinícius, pero en su caso son recurrentes y no solo las hace cuando va de blanco: con Brasil, en un partido amistoso con España, propinó un codazo a Aymeric Laporte en una tangana. El central le respondió irónicamente a redes.
Cuestionar y dirigirse de malos modos a los árbitros
De hecho, con el reglamento en la mano, Vinícius debería haberse perdido el último derbi madrileño. Básicamente para protestar con total impunidad en el cuarto árbitro en el partido anterior ante el Alavés. No es extraño verle quejarse a los colegiados y salir, a menudo, sin amonestación. El mismo sábado, en el clásico ante el Barça, después de ver una tarjeta amarilla pudo ver la segunda para protestar. El fair play le queda lejos, como el Balón de Oro.