Montilivi gana en el mayor abucheo contra los propietarios del Girona

GeronaNo es nada habitual ver a la afición del Girona tan enfadada. Más dócil que otra cosa, especialmente en estos años de bonanza, los socios rojiblancos, cuando se han quejado, siempre lo han hecho con la boca pequeña. Sí, algún tuit en las redes sociales, algún grito puntual, pero nada más. Hasta la fecha, que se han organizado, liderados por la Federación de Peñas, para hacer una pañuelo espectacular a los propietarios y al CEO del club, Ignasi Mas-Bagà, por los precios fijados en la visita del Liverpool a la Liga de Campeones. Lo que debía ser un año increíble (y que lo es) está llevando más revuelo de lo previsto (demasiado) en la gestión organizativa.

Porque es un clamor contra los que mandan, no contra el equipo, que ha liquidado la visita del Leganés con sufrimiento (4-3). La gente está furiosa, porque ya no es que se les tenga poco en cuenta o no se les esté premiando por los años de fidelidad, es que se sienten menospreciados, convertidos en una especie de objeto que sólo utilizan cuando les viene de gusto. El abonado del Girona está harto de ver cómo en Montilivi, que hace aguas por todas partes, no hay ninguna actuación. El socio paga (cada vez más) religiosamente el carné, pero no paga unas instalaciones de primer nivel. Lo acepta y calla. No puede entrar todo el mundo en la Champions, porque no se pueden utilizar las retráctiles, y hay que sortear quién y cuándo accede. Lo acepta y calla. Pero viendo que el día del Feyenoord, que no se llenó, había un montón de neerlandeses en las gradas, que contra Slovan se regalaron entradas a última hora para que no se vieran zonas del campo vacías y que el día del Liverpool los ingleses pagarán menos que los gerundenses, ya ha dicho bastante. Esto ni lo acepta ni se calla.

El gran problema, expresan desde la Federación de Peñas, es que, antes de que todo haya estallado, los socios han intentado abrir puentes con el club, que se ha encerrado en banda y se ha negado a dialogar ya buscar soluciones. Esto ha herido la sensibilidad de la gente y se ha creado una fractura que ahora sí será complicada de arreglar. A los altos dirigentes, que ya se olían algo, pero no tanto, no les ha servido de nada borrar del videomarcador del estadio el tiempo en juego, por si la gente se olvidaba. La pañuelo ha sido de las gordas, la mayor protesta en muchas décadas en el estadio. Con personas girándose hacia el palco, haciendo volar el pañuelo mientras silbaban y protestaban, y algún clamor de "directiva dimisión". Los peces gordos de la entidad, como si nada, han seguido mirando al partido. Pero el aviso ya lo tienen: a los socios no les gusta cómo están dirigiendo al Girona.

Tres puntos muy importantes

¿Y el Girona-Leganés? Pues bastante entretenido, la verdad. Los de Míchel han superado un partido más importante de lo que puede parecer, gracias a un penalti transformado por Stuani a la hora de juego, ampliado con un tanto en propia portería de Sergio González. Los madrileños, dignos rivales, asustaron hasta el final gracias a un buen disparo de Munir tras contrarrestar hasta dos veces los goles de Miguel y Arnau en la primera parte. En Montilivi ha pasado de todo, pañuelo histórico incluido.