Navegar por las aguas más salvajes con un patín de vela catalán
Los navegantes Dídac Costa y Guillermo Cañardo harán más de 2.500 km de la Patagonia con estas pequeñas embarcaciones
BarcelonaDurante siglos eran aguas temidas para cualquier navegante. Nunca ha sido fácil navegar por el cabo de Hornos, el punto más austral del continente americano, o la costa de la Patagonia. Ahora, dos marineros catalanes, Dídac Costa y Guillermo Cañardo, se disponen a navegar por la costa chilena hasta el sur de la Patagonia en un viaje inédito en la vela mundial, ya que harán un recorrido de más de 1.500 millas náuticas (2.780 kilómetros) con un patín de vela típica: el patín de vela catalán: Una embarcación pequeña que afrontará un reto que nunca se ha visto.
"Queremos reconectar con una forma de navegar que parece perdida. Hoy en día la tecnología ha permitido avanzar mucho y ganar seguridad, pero a la vez hace que se pierda la esencia de la navegación. Queremos conectar de nuevo con sensaciones que teníamos en nuestros inicios, que sea una aventura pura y un reto", explica Cuesta han completado dos veces la Vendée Globe, la vuelta al mundo a vela en solitario y sin escalas. "Es un proyecto sencillo: con un patín de vela e ir bajando la costa. A su vez, es un proyecto gigante por el reto. Saldremos de Puerto Montt y durante el trayecto hasta Port Williams sólo encontraremos un puerto donde descansar. Las noches las haremos en el suelo con una tienda de campaña", explica.
El patín de vela es una embarcación pequeña, sin cabina, sin motor y sin timón. Una embarcación nacida en las playas de Cataluña hace más de un siglo con dos flotadores paralelos, una plataforma encima y una sola vela. Parece sencillo, pero hay que saber navegar mucho para defenderse arriba, especialmente en aguas complicadas, ya que el rumbo se gobierna únicamente con el movimiento del cuerpo sobre la cubierta y el ajuste de la vela. Cañardo y Costa se han ido preparando con experiencias como la del último verano, cuando fueron de Barcelona a Menorca, un viaje de 30 horas. Nunca se había hecho con un patín de vela.
"Ahora afrontamos este desafío con una embarcación diseñada y pensada para la navegación costera, pero la llevaremos a la Patagonia chilena, un lugar salvaje, y navegaremos durante más de dos meses. Llevaremos todo el material necesario para vivir al aire libre e intentaremos culminar la aventura en el mítico cabo de Hornos. "Descubrimos que alguien había comprado en Chile unos patines de vela, así que contactando con ellos ha sido más fácil organizarlo, ya que no ha tocado enviar los barcos hasta allí", dice Costa. "Este reto lo afrontamos con dos patines. Cada uno a bordo de un patín. Pero es un reto de equipo, ya que compartimos la preparación y el espíritu de aventura", añade.
Durante el trayecto navegarán por canales interiores que permiten estar más protegidos del océano Pacífico, navegando entre cinco y ocho horas cada día entre islas, glaciares y cimas nevadas que caen a pico en el mar. "Es un laberinto natural lleno de lugares icónicos, una zona casi deshabitada. Todo un reto para nosotros", añade. La temperatura del agua será muy baja, de unos ocho grados, y hará frío aunque será durante el verano austral. "Llevaremos comida liofilizada y tendremos acceso a agua natural fácilmente. Nos preocupan los tramos fuera de canales, por las corrientes y los vientos; habrá que esperar a los momentos clave. Debemos tener mucha autonomía para prever días de mal tiempo", explica Costa.
La idea es estar unos dos meses navegando y salir en Nochevieja. Después de Navidad vuelan hacia Chile, donde pasarán Año Nuevo antes de salir después de las campanadas, después de meses negociando los permisos de navegación con la armada chilena; negociaciones que no han sido fáciles, puesto que una embarcación como un patín de vela nunca había afrontado esta aventura. Para poder realizar este reto, Costa y Cañardo han ordenado sus agendas como han podido. Costa es bombero de profesión y aprovechó los descansos y vacaciones y Cañardo, médico, pidió permiso al Servicio de Emergencias Médicas del Hospital Joan XXIII de Tarragona, donde trabaja. Todo para hacer realidad un sueño que los convertirá en pioneros. Y les regaló memorias que nunca olvidarán.