"El Espanyol es un cazatalentos más del Barça en Catalunya"
El club blanquiazul trabaja para evitar fugas como las de Olmo o Balde, que el Barça captó cuando tenían menos de 10 años
Barcelona¿Qué tienen en común Lamine Yamal, Dani Olmo o Alejandro Balde, más allá de ser piezas básicas en el Barça de Hansi Flick? Que su talento, antes de pasar por la criba azulgrana, lo detectó un Espanyol que no siempre logra captar o retener a los jóvenes con potencial con los que se fija. La batalla por el talento en el territorio no es nueva, y cada club tiene sus propios métodos para anticiparse o, llegado el caso, imponerse a su vecino. Sin embargo, se trata de una lucha desigual, ya que para el Espanyol ya hace tiempo que no es suficiente con llegar primero, ni siquiera con conseguir la firma. La sombra azulgrana pesa demasiado a los ojos de las familias, lo que acaba convirtiendo la Ciudad Deportiva Dani Jarque en una mina de oro para el Barça.
El club azulgrana birló al Espanyol Olmo y Balde cuando éstos tenían nueve y ocho años, respectivamente. A Lamine Yamal, por su parte, le descubrieron después de que haz uno hat trick en una prueba como blanquiazul. La lista de niños que han cambiado una entidad por otra es extensa, y muchos de ellos han llegado a la élite: desde Marc Cucurella hasta Sergio Gómez, pasando por Marc Bartra u Oriol Romeu, entre otros muchos . Más allá de los réditos deportivos, el Barça también ha sacado económicos: más de 86 millones de euros por al menos 40 jugadores, tal y como indicó el ARA en el 2022. Como la mayoría eran menores de 12 años, el Barça no tuvo que pagar indemnización alguna al Espanyol. Tampoco lo ofreció.
Una situación que se repite desde hace años. "El Espanyol funciona como un cazatalentos más para el Barça", explica a este diario el que fue responsable de la parcela administrativa del fútbol base perico, Àngel Morales. El ex jugador recuerda que muchas operaciones se frustraron por llamadas del entorno de los jugadores alertando al club culé: “Es clave ir deprisa, anticiparse y no hacer mucho ruido. Pero este mundo es más pequeño de lo que parece y todo el mundo se conoce, y cuando hay tanta gente de por medio es difícil mantener fichajes en secreto. Lo intentábamos llevar con discreción, pero a menudo llegaba al Barça”. Y, cuando esto ocurría, el club azulgrana revisaba si era un jugador que no tenía controlado y hacía un seguimiento rápido. “Así hemos perdido a muchos jugadores que teníamos apalabrados y que, de repente, marchaban al Barça”, lamenta Morales.
El territorio con más jugadores y clubes federados del Estado
Cataluña siempre ha sido y sigue siendo, por motivos evidentes, el mercado natural del Espanyol. “Por historia y por creencia, el Espanyol es un club del territorio que potencia a los jugadores jóvenes. Y uno de los pilares en el modelo de formación es trabajar con el territorio”, explica quien desde mayo es el coordinador del fútbol base perico, Jaume Milà.
La extensa tradición futbolística que tiene el país se puede resumir con dos datos: es la región con más jugadores federados —199.598, casi un 16% del total— y clubes de fútbol, —4.267, un 14% de todo 'Estado—, según el Anuario de Estadísticas Deportivas del CSD correspondientes a 2023. De los 220 futbolistas que forman parte actualmente de la cantera blanquiazul, 204, un 92,7%, son catalanes. “Los que son de fuera de Catalunya deben ser diferenciales. Si no, no vale la pena tenerlos. No queremos tener jugadores de fuera que no acaben debutando en el primer equipo; para nosotros esto es un fracaso”, precisa el director deportivo del Espanyol, Fran Garagarza.
El máximo responsable deportivo reivindica que "la prioridad del club es el jugador catalán, por cultura, filosofía y sentimiento de pertenencia". Por este motivo, prosigue, el Espanyol "socializa a Catalunya", porque éste es el único territorio a efectos de captación. “Hay que preguntarse: ¿por qué un chico con talento del Manresa, del Mataró o del Europa no está en el Espanyol? Y si un club aporta chicos, debemos compensarlos. No es obligatorio, pero entendemos que esto es liderar el territorio”, añade Garagarza. Actualmente, el Espanyol tiene 29 contratos por objetivos y está llevando a cabo 18 acciones y encuentros con distintos clubs. Además, tiene cuatro convenios con cuatro entidades y sinergias con el Ayuntamiento de Sant Adrià y otras instituciones.
“Hay que tener buena relación con los clubs y hablar con ellos, aunque los jugadores sean libres de ir a donde quieran. por los jugadores que los fichábamos, que tenía una parte fija y luego variables, en función de su edad o de si llegaban a jugar con el filial o el primer equipo –rememora Morales–. Del mismo modo que pedíamos indemnizaciones a los clubs que querían jugadores nuestros, nuestra filosofía cuando fichábamos a jóvenes formados en otros clubs era que, si había un posible escenario de éxito, todo el mundo pudiera salir beneficiado”, añade. diligencias que el Barça ha seguido con equipos como el Cornellà, con el que ha firmado convenios, pero no con el Espanyol, del que casi cada año ficha a jugadores a coste cero.
Para minimizar el éxodo de talento de la Ciudad Deportiva Dani Jarque con destino a Joan Gamper u otros, el Espanyol hace firmar a las familias de los jugadores de entre 12 y 16 años un documento que obliga a los clubs interesados en algún joven en negociar una pequeña indemnización si no quieren arriesgarse a que el caso llegue a los tribunales. A partir de esa edad, ya pueden firmar contratos laborales con cláusulas de rescisión. Sin embargo, el problema se mantiene con los menores de 12 años, que pueden dejar cualquier club sin pagar ninguna compensación económica.
"Cuando incorporamos a un niño debemos generarle un sentimiento de pertenencia con el club”, indica Milà. Y Garagarza remata: “Queremos mejorar el 28% de jugadores que tenemos en el primer equipo formados en casa en los próximos dos o tres años. Por eso queremos acortar los procesos, pero no a cualquier precio; sólo pueden llegar los que lo merezcan y estén preparados”. cerradas todas las plantillas, ahora en noviembre vuelve a empezar un proceso de captación del fútbol base, en el que el silencio, a menudo, es el mejor fichaje.