Las tandas de penaltis: valor en alza, 'big data' y de todo menos una lotería
Los datos muestran el peso de la presión y dan importancia a los juegos psicológicos antes de cada lanzamiento
BarcelonaDemasiadas veces hemos oído decir que los penaltis son una cuestión de suerte, y no es exactamente así. En "la lotería de los penaltis" intervienen una gran cantidad de factores, como la experiencia, la fatiga, el estatus del jugador o la presión por si un error puede hacer perder un partido o una eliminatoria. Incluso la confianza en la fortuna puede hacer variar el resultado del lanzamiento. En un fútbol cada vez más profesionalizado y entregado al big data, las tandas de penaltis tomarán cada vez más importancia también por los cambios en la normativa. La eliminación del valor doble de los goles fuera de casa en la Champions y en la Copa las hará proliferar.
Como se ha visto en esta Eurocopa, incluso una teóricamente débil Suiza puede mandar a casa a la Francia más potente de los últimos años desde los 11 metros. Geir Jordet, investigador en psicología deportiva en la Norwegian School of Sports, ha estudiado junto con su equipo cada tanda de penaltis de las máximas competiciones internacionales: 30 en Mundiales, 20 en Eurocopas y 36 en la Champions, sin incluir la de esta misma semana entre España e Italia. 86 tandas de penaltis que sirven para sacar una clara conclusión por encima del resto de datos: el duelo entre portero y lanzadores es un juego psicológico.
Los datos
De todos los porcentajes del estudio de Geir Jordet hay uno que sobresale por encima de todos los otros. Cuando un jugador tira sabiendo que en caso de marcar su equipo ganará el partido, el porcentaje de acierto es del 92%. En el caso contrario, cuando el lanzador tiene la presión de que un error lo llevará a ser recordado como el culpable de la eliminación, el acierto baja hasta el 62%. Cada pequeño detalle cuenta en el cara a cara entre portero y chutador. Incluso antes de que el árbitro dé la orden de tirar. En los casos en los que el portero consigue atrasar el tiempo –haciendo esperar al tirador con la pelota preparada en el punto de penalti–, el acierto disminuye hasta el 70,6%, mientras que cuando el futbolista puede tirar sin distracciones el acierto sube hasta el 90%.
Lanzar e intentar parar una pena máxima va mucho más allá de la acción dentro del área. Las emociones se magnifican, y una de las más comunes es la ansiedad. Los tiradores la sienten sobre todo en el camino del círculo central hasta llegar al punto de penalti y se puede convertir en miedo o en determinación. Estas sensaciones muchas veces vienen marcadas por lo que ha pasado antes. Es decir, por quién ha dominado el final del partido, por los penaltis anteriores o incluso por cómo ha transcurrido el sorteo de campo.
La preparación y el talento
Si bien la manera de afrontar los penaltis a nivel mental puede ser decisiva, la preparación y el talento marcan la diferencia. Ver a los porteros con una lista con los teóricos lugares donde tirarán los lanzadores rivales ya no es ninguna novedad. De hecho, Unai Simón acertó la trayectoria de tres de los cinco penaltis que tiró Italia, a pesar de que solo paró uno. Contra Suiza la chuleta ayudó al portero del Athletic Club a parar dos de los cuatro penaltis (un tercero fue fuera). En las semifinales el talento se impuso al conocimiento. Simón no pudo frenar el potentísimo chut de Bellotti, ejecutado de manera excelente, ni el colocado tiro de Bernardeschi. Con todo a favor, Jorginho lanzó un último penalti para la historia. Después de una paradinha dando un salto –emulando al portugués Bruno Fernandes y uno de los mejores especialistas de España, Mikel Oyarzabal–, el medio centro del Chelsea dio un suave toque a la pelota que descolocó totalmente a Simón, que se quedó sin reacción en medio de la portería. Una genialidad para sorprender a Europa entera.
El show de Chiellini que Alba no entendió
El duelo de los penaltis, sin embargo, empezó antes del primer lanzamiento de Locatelli. En esta Eurocopa, Italia ha afrontado por primera vez desde el Mundial de Francia del 1998 un torneo sin Gianluigi Buffon, capitán de la squadra azzurra desde la Eurocopa de 2008. Su relevo como líder del equipo lo ha cogido Giorgio Chiellini, que tuvo un comportamiento burlesco con Jordi Alba en un momento de máxima tensión.
En el sorteo para escoger el orden y la portería de la tanda de penaltis, el central del Juventus descolocó al lateral del Barça, capitán accidental de la roja después de que Busquets fuera sustituido. Alba daba muestras de no entender el comportamiento de Chiellini, que con su ademán bromista acabó consiguiendo su objetivo: que su equipo fuera el primero en lanzar y que, encima, lo hiciera en la portería donde estaba su afición. Entre los abrazos de Chiellini a Alba y las risas del veterano central y del equipo arbitral de Felix Brych, cuando acabó el partido e Italia celebraba el pase a la final de la Eurocopa, Gerard Piqué vio necesario un cambio en el funcionamiento de las tandas de penaltis.
Piqué, siempre revolucionario
Sin un estudio que involucre años de revisar imágenes, el jugador del Barça se atrevió con una conclusión interesante. Cree que el equipo que empieza tirando tiene todas las de ganar. Y, como mínimo, en las tres tandas de penaltis que ha habido en la Eurocopa el mandamiento se ha cumplido. Para tratar de igualar las fuerzas, Piqué propone un formato con orden asimétrico. De este modo, el primer equipo en tirar defendería dos veces seguidas, y daría al segundo equipo la oportunidad de ir por delante. Seguidamente sería el primer equipo el que tiraría dos veces seguidas. Si todos acertaran, se irían alternando la ventaja, y la presión iría cambiando de lado, en lugar de ser siempre para el que ha empezado defendiendo. El jugador barcelonés, promotor de la Copa Davis, propone un formato que recuerda precisamente al del tenis cuando hay un tie-break.
Piqué considera que el estado emocional varía si vas por delante o por detrás en el marcador, y remarca, de este modo, que el duelo entre portero y tirador es un juego psicológico, tal como ha demostrado el portero de la selección argentina, Emiliano Martínez. En la semifinal de la Copa América entre la albiceleste y Colombia, Dibu Martínez ofreció un espectáculo además de las paradas. El portero del Aston Villa hizo todo lo posible para distraer a los jugadores colombianos, yendo mucho más allá de los típicos movimientos de los porteros sobre la línea de gol. Martínez hablaba con cada uno de los jugadores de Colombia, incluso mientras estaban tirando. "Mira que te como, hermano", le dijo al exblaugrana Yerry Mina. Dibu se lo comió y después del espectáculo y de parar el último penalti, él y toda Argentina celebraron una nueva final de la Copa América para que Messi pueda, por fin, levantar un título con su combinado nacional.