Una camiseta a favor de las personas trans en un mundo de eslóganes banales

Actualmente vivimos un preocupante retroceso en derechos, libertades y seguridad de las personas trans y de la comunidad LGBTIQ+, con una promoción de una visión binaria y tradicional del género. Estados Unidos solo reconoce el sexo biológico asignado al nacer y ha prohibido a las mujeres trans participar en deportes femeninos o alistarse en el ejército. Desde noviembre de 2024, Vladimir Putin ha prohibido a los países donde está permitida la transición de género la adopción de niños rusos, con el argumento de "proteger a las criaturas que no pueden protegerse a sí mismas", dando por supuesto que la comunidad LGBTIQ+ es una amenaza para la infancia. La última gota –y menos esperada– la ha proporcionado el Tribunal Supremo del Reino Unido, que ha dictaminado que el término legal mujer se refiere únicamente a personas con sexo biológico femenino, excluyendo a las mujeres trans.

En países como Estados Unidos, los pequeños gestos devienen significativos, y el último ha venido de una sencilla camiseta. El diseñador de moda Conner Ives, de origen estadounidense y afincado en Londres, al finalizar su último desfile hizo el protocolario saludo final luciendo una camiseta blanca con un mensaje claro: "Protect de dolls". Este eslogan, originario de la comunidad ballroom de los años ochenta, insta a proteger a las personas trans al reconocer su extrema vulnerabilidad y discriminación. Este gesto de Ives se ha hecho viral y muchas celebrities se han añadido, como el actor Pedro Pascal y el diseñador Haider Ackerman, acompañado de la actriz Tilda Swinton. El cantante Troye Sivan, que también lució la camiseta en su actuación en Coachella, hizo que en 24 horas se vendieran 200. Las ganancias de las ventas irán todas destinadas a la asociación sin ánimo de lucro Trans Lifeline, que ofrece apoyo a las personas trans, especialmente para frenar su elevado riesgo de suicidio.

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La camiseta es uno de los grandes inventos de la moda del siglo XX, un elemento imprescindible de nuestra indumentaria sin limitaciones de género, edad, ideología o procedencia. Una pieza universal como lienzo en blanco para cualquier reivindicación que, por su rapidez en la producción y el bajo coste, es un arma política al alcance de todos. En 1984, la diseñadora británica Katharine Hamnett revolucionó la idea de camiseta gráfica con mensaje político cuando lució una cuando se reunió con Margaret Thatcher en plena guerra de las Malvinas que decía "El 98% de la gente no quiere Pershing". El diseñador Prabal Gurung imprimió camisetas con varios mensajes, como "Resist with love", "The future is female" y "We will not be silenced" como reacción contra el primer mandato presidencial de Donald Trump. El diseñador de moda Willy Chavarria, estadounidense y de padres migrados, acabó su desfile el pasado enero luciendo una camiseta con la frase "How we love is who we are", en contra de la política migratoria de Trump. Maria Grazia Chiuri, al convertirse en la primera mujer directora creativa de Dior (una casa tradicionalmente alejada de los postulados feministas), incluyó en el desfile una camiseta blanca con la frase"We should all be feminists", parafraseando a la escritora Chimamanda Ngozi Adichie.

Ahora mismo podemos comprar en tiendas como H&M o Inditex camisetas en las que se pueden leer frases como "Il pomodoro. Roma, Italia", "Honolulu weekend 1999", "The sun is brighter in Waikiki" y "No hate just cake". Unos mensajes absurdos que ni leemos cuando las compramos y que son un claro reflejo de la vacuidad, la superficialidad y la falta de compromiso individualista de nuestra sociedad. Pero, con los tiempos que corren (y los que vendrán), ya no podemos permitirnos el lujo de la vacuidad y hay que estar preparados para posicionarnos activamente y defender unos derechos humanos que, si bien dábamos por suspuestos, ahora se tambalean peligrosamente.