Amanda acude cada semana al mercado, ya que vive en la misma calle. Nos ha explicado que "antes había más paradas, pero que cada año hay menos". Le da pena que la ropa sea de usar y tirar, aunque ella intenta aprovecharlo al máximo. Suele comprar plantas, ropa interior o cosas para casa.
Las historias que esconde el mercado de Sant Cosme
Los niños participantes del Campus de Periodismo del ARA realizan un reportaje acompañados de profesionales del diario
BarcelonaLos chicos y chicas del Campus de Periodismo del ARA salieron, acompañados del fotoperiodista del ARA y profesor de fotografía en el IEFC Pedro Virgilio, a realizar un reportaje en el Mercado Semanal de El Prat de Llobregat. Situado en el barrio de Sant Cosme, junto a la sede y albergue de Fundesplai, los jóvenes fotoperiodistas documentaron la actividad y las personas que dan vida a este mercado, cada jueves. Con sus fotografías y textos nos acercan a la realidad de un oficio duro y con mucha tradición en nuestro país.
Sergio Pradillo acude cada jueves al mercado de El Prat de Llobregat. Junto a su esposa, es propietario de una asa, que montaron en el 2020 con un amigo de Tarragona, dos semanas antes de que empezara el confinamiento.
Ferran, un vendedor de cortinas que heredó, hace varios años, el negocio de su padre. Con la irrupción de la venta online y las grandes tiendas Ferran completa el sueldo en la parada haciendo trabajos de "manitas".
Pedro es uno de los comerciantes más antiguos de Sant Cosme, donde vende todo tipo de objetos y ropa desde 1974. Este veterano, con más de 50 años de mercado a sus espaldas, ha vivido la edad dorada del mercado y la reciente decadencia de uno de los mercados más importantes del Baix Llobregat.
Productos de la parada de Mohamed, que lleva desde 1979 en el mundo de los mercados. Cada semana acude a varios mercados de Barcelona y el Maresme con sus bolsas y otros complementos para mujer.
Vista general del mercado, que se ubica muy cerca de las instalaciones y el albergue de Fundesplai, donde los chicos y chicas del campus del ARA se alojan los días que dura la actividad.
Javier es un vendedor del mercado de Sant Cosme que viene cada jueves. Trabaja en el mercado semanal por tradición familiar. Su oficio es de lunes a sábado y el domingo siempre lo tiene libre.
Dos vendedoras llevan 22 años dedicandose a ir de pueblo en pueblo cada semana por diferentes mercados.
Poca afluencia de compradores en el mercado. Muchos de los paradistas comentan que la gente ya no va a comprar a los mercados locales como antes, sino que suele comprarse más por internet.
Tres conductores de autobús se pasean por el mercado de Sant Cosme a su hora de descanso.
Rafa trabajando en la parada de su hijo, donde viene a echar una mano. Hombre curioso, de origen andaluz, pero profundamente enamorado de Cataluña, dice que él es catalán. Ahora el negocio lo lleva su hijo José, que aprovecha este espacio para quejarse de que en ese emplazamiento –alejado y abierto– hace mucho calor en verano y los clientes se echan atrás a la hora de ir al mercado.
Jose, de 63 años, es uno de los vendedores del mercado de Sant Cosme en El Prat de Llobregat. Ahora, ya jubilado, le echa una mano a su mujer, que lleva toda su vida en el mercado.
Maria Rosa Tejedor Hernández y Maria Tejedor (madre e hija) son paradistas de El Prat de Llobregat, Gavà, Viladecans, Sant Adrià y Sant Boi.
Diana y César, dos hermanos que trabajan juntos desde hace dieciocho años en la Xurreria Manolo, en diferentes ciudades, en ferias, mercados o fiestas, entre otros.
Retrato de una pareja de clientes del mercado semanal de El Prat de Llobregat.
Carlos Pozo trabajando un jueves en el mercado de Sant Cosme, El Prat de Llobregat. Lleva al mercado desde pequeño, cuando ayudaba a su padre con la parada. Ahora ya, con 52 años, ha conocido a mucha gente de otras paradas y ha hecho amistades.
La parte de atrás de una de las paradas del mercado de Sant Cosme con la furgoneta y algunos de los productos que vienen.
Una parada del mercado de Sant Cosme con el remolque que utilizan para transportar la mercancía.
Una tienda de ropa de niños y de bebé, negocio familiar desde 1970. En aquella época la zona de El Prat de Llobregat era bastante conflictiva y robaban en las tiendas –nos cuenta Ana María–, que también nos habla de las dificultades burocráticas para hacer su trabajo y la exigencia física, que hace que cuando te haces mayor necesitas.
Josep lleva trabajando en el mercado desde los 21 años aunque fue a la universidad. Empezó trabajando en la SEAT, pero finalmente optó por continuar con la parada familiar. Dice que le gusta mucho y no lo cambiaría por nada.