Los cuellos de botella ahora están en los aeropuertos
Aena asegura que el Prat está preparado a pesar de los problemas de las últimas semanas en otros puntos de Europa
BarcelonaColas, retrasos y cancelaciones. Es el tridente de palabras que más angustia genera a los viajeros cuando toca dirigirse a un aeropuerto y el peor cóctel para las aerolíneas que les tendrán que dar explicaciones (o no) por qué su vuelo no llegará a la hora prevista. En el verano de la recuperación pospandemia en la industria turística, los tres conceptos ya han vuelto a ser carne de historias de drama en las redes, incluso antes de la primera operación salida por San Juan. La escasez de personal en algunos aeropuertos, sumada al repunte de la demanda después de dos años de covid-19, ha dejado escenas de colapso considerable a infraestructuras de la medida de Heathrow (Londres) o Schiphol (Amsterdam).
Por su parte, el aeropuerto del Prat deja atrás un 2021 centrado en sus planes frustrados de ampliación para volver a la pregunta que más preocupa a sus usuarios: ¿Habrá un exceso de incidencias en los vuelos que salen de Barcelona, fruto de este contexto? "Se nota mucho la diferencia con otros aeropuertos europeos. A pesar de que siempre hay dificultades, la situación no tiene nada que ver con lo que está pasando en el Reino Unido o los Países Bajos", aseguran al ARA fuentes de Aena. Desde el gestor aeroportuario español insisten en que desde hace semanas ya se ha recuperado "el 100%" de las plantillas de los diferentes servicios del aeródromo, como la seguridad, la limpieza o la atención al cliente. No obstante, admiten que en un sector en el que solo se puede pensar en clave global –y no local–, el Prat también puede ser víctima del efecto contagio de otros aeropuertos con problemas de operativa.
En su último análisis, publicado el lunes, la organización internacional de aerolíneas IATA ya identificaba el déficit de trabajadores como una "restricción" añadida al resto de los obstáculos que ya afrontan las compañías para responder a la demanda actual. "El tiempo que se requiere para contratar, entrenar, completar las comprobaciones de antecedentes y terminar otros procesos necesarios antes de que los empleados estén a punto para trabajar está presentando un reto para la industria en 2022", indicaba la entidad.
En el caso de España, el punto más señalado durante las últimas semanas han sido los controles de pasaportes de los aeropuertos, que dependen de la Policía Nacional. Después de un choque con Iberia, que se quejó de las colas en este filtro en Barajas, fuentes de Interior insisten al ARA que nunca ha habido un escenario de "colapso", sino aglomeraciones puntuales cuando coincidían varias llegadas de vuelos. "Hemos hecho un incremento de plantilla en los 12 principales aeropuertos", repiten. En el de Barcelona han incorporado a 90 agentes nuevos (en total son 620) que formarán parte de la plantilla estructural y defienden que el volumen de trabajadores es alrededor de un 10% superior al que había en 2019.
Respecte al periodo prepandemia, estos controles se han encontrado con una dificultad añadida: con el Brexit ya en pleno vigor, los visitantes británicos también necesitan un sello en sus pasaportes para entrar al Estado, lo que tensiona algo más los tiempos de espera.
La sombra de las huelgas
En cuanto a las plantillas de las aerolíneas, el representante del sindicato USO, Ernesto Iglesias, afirma que no han apreciado una falta de personal evidente, más allá de la habitual rotación en las compañías que ofrecen peores condiciones laborales a sus tripulantes de cabina y pilotos. "Algunas no facilitan las condiciones para que la gente aguante los tres meses de verano", remarca.
No obstante, las huelgas y las movilizaciones para conseguir desbloquear los convenios colectivos serán centrales en la campaña estival de compañías como Ryanair –la parada empezó el viernes y continuará varios días hasta el 2 de julio– o EasyJet –los sindicatos también han registrado nuevo días de huelga–. Fuentes del sector avisan que, a diferencia de anteriores llamamientos a la protesta, las convocatorias de este año pueden tener más seguimiento porque las plantillas de las low cost arrastran dos años de pandemia que han sido especialmente duros en el sector.
A estas huelgas ya anunciadas (en el caso de Ryanair con réplicas en otros países como Bélgica, Italia, Francia y Portugal), avisan las mismas voces, se pueden añadir otras habituales como las de los controladores de Marsella.