La economía de Milei: ¿el 'milagro argentino' o un modelo insostenible?
La derrota electoral en la provincia de Buenos Aires pone en cuestión una receta de austeridad a la que no todo el mundo puede adaptarse
Buenos AiresJavier Milei enfrenta uno de sus peores momentos desde que tomó posesión como presidente de Argentina, hace veinte meses. El pasado domingo una clara derrota del oficialismo en la provincia de Buenos Aires, ante un peronismo que –pese a las divisiones internas– acudió unido a las urnas, tomaba el pulso a un país y sobre todo a una situación económica que se está atravesando de formas dispares: dentro de las mayorías sociales de Argentina, una parte asegura gracias, en parte, a la estabilidad en los precios; mientras, otra parte no llega a fin de mes y tiene una calidad de vida cada vez más precaria.
Aparte del cuestionamiento en la receta económica, Milei tiene otros frentes abiertos, como un maltrato ya percibido como sistemático hacia grupos vulnerables como los jubilados o las personas con discapacidad, o el escándalo de presunta corrupción que golpea el núcleo duro de su gobierno y, en particular, su pre-hermana y de su hermana, Karina presidente, que habría estado triangulando un reparto de sobrecostes en la compra estatal de medicamentos para personas con discapacidad. La justicia ya investiga el caso, pero la sospecha de corrupción ha supuesto un duro golpe en la opinión pública sobre todo para quienes creían en una "nueva" Argentina, libre de "casta" y de "delincuentes de guante blanco", como Milei a menudo se ha referido a los políticos que le han precedido.
La situación adversa obliga a reflexionar. Si el batacazo electoral se puede atribuir a un fuerte arraigo del peronismo en la provincia de Buenos Aires, el desprecio y la soberbia como inherentes al estilo de Milei, y la corrupción como, casi, una práctica incorporada en el imaginario colectivo de la política argentina, falta, pues, mirar a la economía: para muchos, este momento el ultraliberal estaría liderando en el país. En conversación con el diario ARA, el economista Iván Carrino asegura que el país está encarando "un camino de equilibrio fiscal". La razón es que las cifras macroeconómicas, hasta ahora, hablan a favor del plan Milei: la inflación del pasado mes de agosto fue del 1,6% y la interanual de 2025 alcanza el 36,7%. En el 2024 los mismos datos eran del 4,2% y del 117%, respectivamente, y hace dos años –todavía con el gobierno de Alberto Fernández–, del 12,4% y del 211%. "Milei está abordando una cuestión de fondo, que es el tema fiscal, que no habían abordado [los presidentes Carlos Saúl] Menem (1989-1999) ni [Mauricio] Macri (2015-2019)", ambos de tendencia liberal y con recetas económicas privatizadoras y de reducción del gasto público. Según el experto, la fórmula es sencilla: "No gastar más de lo que se recauda".
¿Un modelo sostenible?
Pero también hay quienes, incluyendo otros ítems en el análisis, cuestiona la sostenibilidad de este modelo. "El actual descenso de la inflación se basa, en gran medida, en un artificio", dice al ARA el economista Roberto Cachanosky: "El gobierno está retrasando el tipo de cambio con el dólar", o sea, que Argentina estaría sosteniendo ficticiamente el valor de su moneda, "operando en el mercado de futuro a un precio que, operando en el mercado de futuro a un precio que, pérdidas", según este experto. Además, Cachanosky niega el superávit fiscal del que saca pecho el gobierno: "La deuda que tenía el Banco Central con los bancos se ha pasado al Tesoro, y sigue existiendo, generando intereses cada mes, pero no son computados dentro del resultado fiscal". Además, cuestiona el coste social de los recortes en gasto público, que están acorralando no sólo colectivos vulnerables como los pensionistas, las personas con discapacidad, o sectores clave como la salud, sino la propia infraestructura del país, como las carreteras: "Si en mi casa se rompe una luz, otro día el techo, y otro día el suelo, y yo no no tendré casa".
Otro ítem al que apuntan los escépticos es el aumento del desempleo, que está rozando el 8%, la cifra más alta desde el inicio de la gestión Milei, fruto de los despidos masivos en el sector público, junto con un estancamiento en el sector privado: "Se ha aplicado un plan ortodox Carrino, que recuerda el plan de austeridad que se aplicó en Europa tras la crisis del 2008: "¿Es deseable? Yo creo que sí, porque a Argentina no le queda otra opción". En cuanto a la pobreza –un tema que preocupa especialmente a los argentinos, dado el aumento sostenido que había tenido entre el final de la gestión anterior y el inicio de ésta, que alcanzaba el 52%– los datos señalan que habría caído a un 37,8% en el último trimestre, según Cachanosky, valores normales en el país2, ya que la cifra era exactamente la2. Internacional (FMI), ambos expertos coinciden en que habrían buscado "alternativas" y, sobre las perspectivas de futuro, concuerdan en que el gobierno debería buscar "más consensos" con la oposición para evitar, como dice Cachanosky, "que esta crisis salte por la causa menos sospechada".