La sede de la Reserva Federal en Washington.
28/09/2025
3 min

¿Has visto a algún elefante volando ya? En la sociedad de la información, del big data y de los microrrelatos, dicen que se reproducen como las setas en otoño. Se ve que ocurren cuando parpadeamos. No es una noticia falsa, es peor. Es el efecto que produce la crisis narrativa. Es la pérdida del relato compartido, aquél que se teje lentamente, con los argumentos de unos y los contraargumentos de otros, y que define el consenso sobre el que se levantan la democracia y sus instituciones. Sin ese punto de unión, la realidad en la que viven unos y otros se va alejando. Si se aleja demasiado, todos acabamos pensando que los demás ven cosas raras. Lo que para algunos parece imposible, para otros es real. Lo argumenta el filósofo Byung-Chul Han en Infocracia (Ed. Taurus). Y se lo compro. En el ámbito de la economía, que es lo que me ocupa, el distanciamiento extremo entre puntos de vista pone en riesgo el funcionamiento de las principales instituciones económicas. Desde mi punto de vista.

Las visiones extremas de la realidad han llegado a la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal de Estados Unidos. Stephen Miran, ideólogo de la agenda económica de la Casa Blanca, se acaba de incorporar y en la primera reunión ya ha quedado clara su posición diferenciada. A su juicio, los tipos de interés deben bajar más de 100 puntos básicos antes del final del año. Desde mi punto de vista, hace volar palomas. La economía americana podría desacelerarse, piensa Miran, que también debe sentir la presión para rebajar el coste de la enorme deuda que acumula Estados Unidos. Pero la economía americana tiene una inflación elevada, que podría seguir creciendo a causa del aumento de los aranceles y la política migratoria. El impulso de una rebaja de los tipos de esa magnitud sería contraproducente. Dentro de la Junta, en el otro extremo de Miran, los hay que subirían ligeramente los tipos de interés. La mayoría los mantendría o rebajaría poco. Discrepar fuerte sobre dónde tendrán que situarse los tipos a cuatro o cinco años vista es habitual y razonable. Pero ahora se discrepa fuertemente en la lectura del momento actual.

La posición de Miran en la Fed podría ser una pieza más del mosaico indescifrable de declaraciones y giros de guión que domina la escena informativa. Podría quedar en una anécdota junto a las presiones de Donald Trump en la Fed. Desacomplejadas. Descaradas. O podría ser una pista de lo que nos espera. Uno de los doce miembros con derecho a voto de la Junta, Lisa Cook, ha sido denunciado por Trump. Su permanencia en el cargo está en manos del Tribunal Supremo, donde hay una mayoría de personas nombradas por el presidente de Estados Unidos. Llegado el caso, él también nombraría el sustituto de Cook. Además, el próximo año se tendrán que renovar varios miembros más de la Junta, y aunque no serán nombrados directamente por Trump, puede influir en su ratificación, o no, en el cargo. La visión de Miran, que ahora es anecdótica, podría dejar de serlo.

La confrontación de visiones extremas sobre el momento actual altera también el funcionamiento del otro pilar de la política económica, la política fiscal. En Francia es donde se pone de manifiesto con la máxima crudeza, y las economías avanzadas que tienen un arco parlamentario fragmentado, o con riesgo de tenerlo fragmentado (es decir, todas), harían bien en tomar nota de los acontecimientos. En Francia, la fragmentación parlamentaria, y los discursos de cada uno de los partidos, hace imposible aprobar los presupuestos del próximo año. Puede parecer una anécdota más del mosaico indescifrable en la que se ha convertido la escena política de los países democráticos. ¿Cuántas economías funcionan, y algunas incluso crecen fuerte, con presupuestos prorrogados?

Pero en Francia la actividad económica lleva años sin levantar el vuelo. Poco crece. "Poco" significa un 1% de media en los últimos 10 años. Además, en Francia la deuda pública lleva años creciendo bastante. "Fuerza" significa que, si no se actúa, en cuatro años habrá aumentado 12 puntos porcentuales, superando el 120% del PIB. La combinación de cifras es peligrosa, pero la situación puede darse la vuelta con la aprobación de unos presupuestos que incidan en ambas dimensiones, impulsar el crecimiento y rehacer la sostenibilidad de las cuentas públicas. Es mi punto de vista. No es necesario sufrir. Todo irá bien. Conseguirlo sólo requerirá una visión consensuada de la realidad. Conseguirlo sólo requerirá un diálogo constructivo entre los distintos puntos de vista. Ep, ¿lo has visto? Creo que ha pasado un elefante volante.

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