CALZADO

La alpargata catalana se fabrica en La Rioja

El gran cultivo del cáñamo en el norte de España hizo que el 80% de la población se dedicara a hilarlo y que se instaurara allí la tradición

La alpargata catalana se fabrica en La Rioja
Paula Clemente
07/07/2019
3 min

En un pueblecito de la Costa Brava, un quiosco. El comercio combina la clásica venta de periódicos, libros y material de papelería con productos playeros. “Cosa de supervivencia”, debe pensar el propietario. Entre todo lo que conforma el paquete necesario para pasar un día en la costa hay unas cuantas alpargatas. De esas que, de tan clásicas, llevan años por todas partes. Tienen la suela de esparto; la tela diseñada para cubrir el pie, lisa, de un solo color (con toda la paleta para elegir, sin embargo); no hay distinción entre pie derecho y pie izquierdo, y desempeñan función tanto de sandalia como de souvenir o, estirando el hilo, de zapatilla de andar por casa. Es la versión moderna del calzado que caracteriza al folclore catalán (castelleros, bailes de bastón, sardanas, campesinos) con una particularidad: el epicentro de su fabricación está en La Rioja.

La zona se ha convertido, de hecho, en la resistencia de los fabricantes de alpargatas, aunque el origen del zapato se sitúa muy lejos. Se cree que se trata deun calzado de inspiración egipcia que adoptaron los romanos para elaborar una papa cubierta que protegiera el pie del sol y el calor. Sin embargo, la primera prueba documental de su existencia (al mundo moderno ) fecha de principios del siglo XIV y está escrita en catalán. Su uso estaba especialmente extendido en los territorios de la antigua Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana e Islas Baleares).

“En la Corona de Aragón llevaban de forma habitual. Probablemente por su flexibilidad y frescura les debió de resultar un zapato cómodo de llevar a la hora de hacer frente a los enemigos”, explican en la web de Vidorreta, compañía de calzado de La Rioja. "Siglos más tarde, su uso se popularizó entre los campesinos".

La cuestión es que la fabricación empezó a expandirse por el norte de España. En La Rioja es donde más planta de cáñamo se cultivaba, y siendo entonces este material el elemento clave para hacer sogas y las suelas de las alpargatas, era natural que las mujeres de los pueblos de la zona empezaran a hilar. "El 80% de la gente de allí se dedicaba a esto", explican desde Ramoncinas, uno de los fabricantes que aún se dedica a ello.

La prohibición del cultivo de la planta hacia los años 30 -porque es, como señala un fabricante de la zona, “prima hermana de la marihuana”- no hizo disminuir su industria. Entonces, ya era de uso común el yute como materia prima sustitutiva, así que la fabricación siguió concentrada allí. Ahora, de hecho, el material fundamental de fabricación es el yute exportado de la India y Bangladesh; la diferencia es que llega ya en forma de hilo.

Ramoncinas, por ejemplo, es quien suministra este modelo clásico de alpargata en La Manual Alpargatera (uno de los primeros talleres de alpargatas en Barcelona). Las hacen con yute, explica el fabricante, pero de coser la tela y unirla con la suela (con esta patada blanca que se ha convertido en rasgo característico del modelo) se encargan mujeres que las cosen a mano en un pequeño pueblo riojano . Lo mismo hacen en Antoni Pons, que también apuesta por la cosida artesanal y la encarga a pueblecitos de aquella zona.

“Se hace la Rioja por tradición, el precio no tiene nada que ver”, explica un responsable de Alpargatas Sesma, también fabricante de la región. "Antes había otras zonas (San Sebastián, Castellón o Murcia), pero ahora sólo quedamos los ingenuos". Lo dice riendo, pero sin conseguir ocultar el peso de dedicarse a una industria que vive como perjudiciales los efectos de la globalización.

En efecto, muchos fabricantes se han pasado a las alpargatas de diseño porque el precio de los modelos básicos no compensa. Un calzado de este estilo al salir de fábrica cuesta unos 5 euros, ya esa cifra hay que sumarle los impuestos. Las tiendas deben venderlas mínimo a 10 euros para sacar beneficios. Y ese precio, dicen, no refleja el despliegue de recursos necesarios para fabricarlas. A esto se suma que muchos fabricantes encargan la cosida a viejas mujeres de los pueblos que lo hacen a mano. Y éstas, a medida que se van haciendo demasiado grandes, se retiran.

Es por eso que varios fabricantes y vendedores consultados aseguran que las alpargatas de este estilo, cuando se venden excesivamente baratas, suelen venir de China. “Que ponga made in Spain en la suela no tiene nada que ver”, dice uno de ellos. “En la mayoría, sencillamente ponen, de hecho, diseñado en España”.

El quiosquero de la Costa Brava, sin embargo, lo niega. Las suyas, explica, vienen de Logroño.

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