Audenis, música para alimentar el alma
La histórica tienda barcelonesa de instrumentos y libros de música se acerca al centenario
Barcelona–"Audenis, el pianista dice que el piano está desafinado y que así no puede hacer el concierto".
–"¿Qué dices? Ahora vengo y lo reviso".
(Examina el piano) –"El piano está perfectamente. Hagamos una cosa, desmonto la caja del piano y dejo las herramientas esparcidas. Avisa al pianista que venga".
(El pianista comparece en el escenario, ve a Josep trabajando con el piano, observa cómo lo vuelve a dejar como estaba y se sienta en el banquillo y teclea unos acordes). –"Ahora sí, ¡está perfecto!"
Escena real vivida hace ya muchos años en el Gran Teatre del Liceu entre Josep Audenis y un pianista muy famoso. Evidentemente, al piano no le pasaba nada, José le dejó exactamente igual. Pero el ego del pianista había quedado convenientemente saciado. Trabajo hecho.
Una delicia de anécdota, una de las muchísimas que Josep Audenis conserva en la memoria. No habrá muchos negocios en el mundo que tengan exactamente los mismos años que su propietario. Pues Audenis, en la calle Valencia 316 de Barcelona, es uno de ellos. Se fundó en 1928, el mismo año que nació Josep Audenis Masjuan que, con 96 años, sigue yendo cada día a la tienda para echar una mano a sus hijos, Josep e Isabel, que hoy mandan el negocio.
Tiene 96 años, sí. Y si el oído no le fallara, seguiría afinando pianos tal y como aprendió junto a su padre, Josep Audenis y Rimundi, que abrió la primera tienda en la calle Balmes 116, donde permaneció hasta primeros de los años 80. Durante unos años, convivieron los dos locales, ya que en 1978, Josep consiguió inaugurar de ampliación y nuevos horizontes. De hecho, en un principio sólo se alquilaban y reparaban pianos, como herencia de Tubau Hermanos, los fabricantes de pianos que ocupaban antes el local de la calle Balmes. En el fondo de la tienda, todavía conservan a modo de reliquia un piano de pared superviviente de aquellos ya lejanos inicios del siglo XX.
Entrar en Audenis es un gusto para los sentidos. Sobre todo para el oído y, por supuesto, también para el alma. Es fácil que alguien esté probando un piano. Y muy probablemente ese alguien sea un profesional que esté valorando la posibilidad de adquirirlo. O un estudiante también podría ser. En ambos casos, existen opciones elevadas que las notas que broten sean, como mínimo, agradables.
En el piso de arriba tienen la exposición de instrumentos a la venta. De todo tipo: cuerda, viento y percusión. El piano es su especialidad histórica, por tanto, el stock es muy superior. Pero también hay garras, trompetas, flautas, guitarras, violines, violas... El muestrario es amplio y variado. Siempre dentro de la categoría de instrumento clásico acústico. En el instrumento electrónico les cuesta adentrarse. ¡Ah! Y cómo no fijarse en los dos talleres de lutier que tienen a la vista, el de cuerda y el de viento. Todo un regalo para el cliente o para el visitante que sienta admiración por esta tan preciosa profesión.
Instrumentos y libros
Hay que tener presente algo, el padre de Josep, fundador del negocio, murió en 1946 y, desde entonces, él y su madre, Isabel Masjuan, se hicieron cargo. Primeros años de peregrinación por las casas afinando pianos y un stock de más de ciento cincuenta pianos disponibles para alquiler. Años de mucho y gratificante trabajo. A esto se le llama toda una vida entregada a un oficio.
Maria Prat, la esposa de Josep, tuvo la buena vista de querer destinar una parte de la tienda –hoy el sótano– a la venta de partituras y libros de música. La variedad es inmensa. ¡Partituras tienen unas 30.000! También tienen una sección de regalos de temática musical: colgantes, pulseras, copas, tazas y todo tipo de complementos. En las baldas de libros puedes encontrar biografías, historia de la música, teoría, análisis, etcétera. Tienen a punto las devoluciones del stock sobrante de Sant Jordi, porque hace ya unos años que, para ellos, el 23 de abril también es día de venta importante. Ahora ya no realizan reparaciones ni afinaciones de piano en la tienda, pero siguen ofreciendo el servicio a domicilio. Dentro de tres años, Audenis llegará a su centenario. La buena música sigue sonando. Música que alimenta el alma.