'GADGETS'

Un cargador de móvil invisible e inalámbrico

La 'start-up' catalana Minibatt ha patentado un sistema capaz de cargar teléfonos móviles dejándolos sólo sobre el escritorio

Marc Amat
y Marc Amat

Quitarse por la mañana, encender el teléfono móvil y descubrir que solo le queda un 3% de batería significa -al menos para un 77% de los usuarios españoles- empezar el día de la peor manera posible. De hecho, casi un tercio de los usuarios confiesan que no podrían vivir sin notar el peso de su smartphone. Al menos, así lo indica un estudio del programa Desconect@, que perfila una sociedad cada vez más enganchada a los teléfonos móviles.

Hace tres años, Jordi Gilberga se dio cuenta y lo vio como una gran oportunidad de negocio. De hecho, una pregunta retumbó en su cabeza: “Si a medida que disminuye la batería del teléfono crece el nivel de angustia del usuario, ¿por qué no buscamos un sistema que facilite poder cargar el dispositivo fuera de casa?”. Por pura casualidad, en 2014 encontró la respuesta y ahora dirige Minibatt, una start-up catalana que asegura haber creado el primer cargador invisible del mundo inalámbrico.

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La historia de Minibatt comienza en un imponente recinto ferial. "Antes de embarcarme en este proyecto, dirigía una empresa vinculada al sector de la automoción", recuerda Gilberga. Tras la crisis, el Ejecutivo decidió buscar algún tipo de producto que le permitiera impulsar las ventas del negocio. Un buen día se topó con un producto que le llamó la atención desde el primer momento. “Sentado en un stand vi a un proveedor”, rememora Gilberga. "Venía un producto de lo más curioso: una batería diminuta que -tal y como me aseguró- era capaz de hacer arrancar un coche". Le pareció tan fascinante que decidió comprar una para comprobar si realmente era verdad. Cuando llegó a Barcelona, ​​pidió a un taller mecánico que le instalaran el dispositivo en el coche y la sorpresa fue mayúscula. "Funcionaba", recuerda. Y ahí empezó todo.

Los primeros productos que entraron en el catálogo de Minibatt fueron, claro, estos pequeños dispositivos capaces -por ejemplo- de arrancar un vehículo después de una pana. Pero a Jordi Gilberga enseguida se le iluminó la bombilla: "Si estas minúsculas baterías pueden hacer arrancar un coche, ¿por qué no se pueden utilizar para cargar dispositivos móviles?" Y se dio cuenta de que era posible.

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Desde entonces, los productos de Minibatt no han parado de evolucionar. “La nueva división de baterías que hemos incorporado en el catálogo ya permiten cargar teléfonos móviles y hacerlo sin cables”, detalla el ejecutivo. Funcionan con un sistema tecnológico estándar de carga por inducción que permite cargar el dispositivo dejándolo en contacto tan sólo con una pequeña base.

Pero Minibatt, lejos de conformarse con utilizar un estándar, decidió llevar esta tecnología al extremo: intentar que los teléfonos móviles pudieran cargarse sin la necesidad de tocar permanentemente con la base. "Para incrementar la distancia de carga, trabajamos con un equipo de investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona", recuerda Gilberga. El resultado fue de lo más esperanzador y consiguieron cargar el teléfono a una distancia de 0,8 milímetros de la base. "Fue un reto importante", recuerda.

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Ahora, con esta tecnología bajo el brazo, Minibatt comercializa unos pequeños discos de 60 y 80 milímetros que, pegados bajo el escritorio, permiten cargar el teléfono tan sólo dejándolo sobre la mesa. "Hemos cogido una tecnología estándar, hemos inventado un nuevo uso y lo hemos patentado", resume Gilberga.

Con cerca de 25 referencias al catálogo, las ventas van a muy buen ritmo: en 2015 facturaron casi un millón y medio de euros. "Queremos hacernos fuertes en mundos como los de la restauración o la oficina", explica el ejecutivo. Precisamente, sus dispositivos de carga ya están instalados en varios puntos de la terminal T4 del aeropuerto de Madrid-Barajas y bajo la mesa de grandes cadenas de restauración.

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Sin embargo, Minibatt quiere crecer poco a poco. “Queremos enraizar bien en el mercado de modo que, cuando llegue el boom de la carga inalámbrica de dispositivos, podamos convertirse en la marca de referencia”, explica el emprendedor. Y para seguir creando unos cimientos muy fuertes, la empresa de logística KPSport -la distribuidora de GoPro o de Fitbit, entre otros productos- ya ha aportado 500.000 euros al proyecto. De momento, la espera no les angustia. “El estallido de la carga inalámbrica no tardará en llegar”, concluye.