De toda la vida

'Continuará', nunca mejor dicho

El templo del cómic de Barcelona que nació en la mili

04/12/2025

Hay tiendas que no te planteas su edad porque parece que no tengan que envejecer nunca. Porque forman parte de la fisonomía de siempre de su entorno, de su ciudad. O esto te parece a ti. Me quedo parado cuando Albert Mestres, fundador del negocio y todavía hoy a la cabeza, me dice que son ya cuarenta y seis años de vida. El 23 de abril de 1980, día de Sant Jordi –mejor día imposible–, celebran la efeméride como toca. Son un referente no sólo de la venta de cómics, también de la edición y distribución.

La tienda física de cómics más antigua del Estado. ¡Se dice pronto! Quizá su secreto de longevidad radica en lo que hoy se ha convertido en requisito indispensable si las tiendas quieren ser longevas, la capacidad de adaptarse a los nuevos tiempos, de abrir nuevos caminos, de no tener puede asumir retos inseguros pero prometedores. Albert puede explicar vida y milagros de la edición y distribución de cómics en el país a lo largo del último medio siglo. ¡Podría escribir un libro! Es un mundo que pasó del underground y el menosprecio como una forma de baja cultura, a cuyo prestigio internacional hoy goza como una forma esencial de entender la literatura y la lectura.

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Hoy las tiendas de cómics son templos de lo que podemos llamar "nuevo coleccionismo", centrado tanto en los cómics en sí –territorio inalcanzable de clásicos, novedades, novela gráfica, todas las nacionalidades posibles...– como en los campos semánticos que se les asocian: Juego de truenos, Dragon Ball, Star Wars, Pokémon, Magic, War Hammer, Señores del Universo e incontables ejemplos más. Y esto incluye, claro, todo tipo de merchandising, esencialmente el inmenso universo de las figuras.

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Albert nos recibe en su despacho del sótano de la tienda, que hoy es el reducto de cómics antiguos descatalogados y de coleccionismo. Se te van los ojos hacia todas partes: Bruguera, Capitán Trueno, Novaro, Superman, Tintín y todo tipo de ediciones clásicas. ¿Cómo empezó todo? Pues como tantas otras cosas en la vida, haciendo realidad un sueño de juventud. Albert y quien durante muchos años fue su socio, Joan Navarro –luego vinculado a fuego con Norma, Glénat y el Salón del Cómic–, se conocieron a la mili e hicieron buena amistad gracias a una pasión común: el cómic.

Después de dar unas cuantas vueltas y curvas, de dudas y abismos que había que cruzar, un pequeño local en la calle Templers –justo detrás del Ayuntamiento– fue el lugar ideal para empezar la aventura. Albert ya tenía vistas a París tiendas que le fascinaban: "¡Eran como paraísos terrenales y yo quería hacer eso!" "¡Estás loco!", le decían. Pero lo tenían claro, querían hacer lo que les gustaba y vieron además un nicho de mercado con posibilidades. No había en Barcelona tiendas de ese tipo. En paralelo a su proyecto, otros fructificaron –Makoki, Tòtem– pero se quedaron por el camino. También Norma, que se convirtió en competencia. ¿Por qué Continuará? Pues porque qué palabra más asociada a las historietas antiguas, publicadas por entregas a los semanarios, con este final que dejaba a los niños con ganas de que llegara ya la siguiente entrega. Un poco lo que hoy ocurre con las series y la adicción que generan.

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Y llegó el día esencial del traslado. Después de siete años en Templers, el hallazgo del local vacío en Via Laietana 29. Un triunfo total. Una ubicación perfecta. Los primeros años son los del preolimpismo, las primeras oleadas de turismo. Japoneses comprando compulsivamente merchandising de los Juegos Olímpicos. El Cobi, claro. Ya hemos dicho que enseguida tuvieron la vista de incorporar el objeto y el complemento como pariente imprescindible del cómic. Y después el tsunami del manga, todo un universo de posibilidades que descubrieron viajando a Japón.

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Ellos fueron sus introductores en el mercado estatal. Toda una proeza, todo un instinto visionario. Y está la aventura, editorial, por supuesto. "Para un librero como yo, editar es algo similar a triunfar en la vida". Pues Continuará ha creado varios sellos editoriales para publicar tanto manga como cómic europeo. Son editores y distribuidores. También se han especializado en la compra y distribución de antiguos restos de stocks de editoriales desaparecidos o reconvertidos. Todo un universo de posibilidades y tentaciones para los acólitos y los coleccionistas. Todo tipo de clientela. Los que antes venían con sus padres ahora vienen con sus hijos y les inculcan la pasión lectora. Los del manga, los de los superhéroes, los del cómic o tebeo clásico, los coleccionistas de rarezas. Añadamos las ferias nacionales e internacionales, la venta online, la inquietud de siempre estar atento a nuevos gustos, nuevas modas y antiguas pasiones. Continuará, nunca mejor dicho.