De toda la vida

El histórico comercio de placas, sellos y estampaciones que sobrevive en pleno corazón de Barcelona

Pese a tener que abandonar su local tradicional en 2023, el Grabador Inglés continúa en el centro de la ciudad 93 años después

Muy probablemente ha ido a algún restaurante, ha pedido una hamburguesa y le ha sorprendido que el pan esté personalizado con un sello del establecimiento. O tal vez lo haya visto en Instagram o en TikTok. Pues bien, con bastante probabilidad el establecimiento habrá adquirido la plancha para poder hacerlo en el Grabador Inglés, el histórico comercio de placas, sellos de goma y todo tipo de estampaciones que desde hace dos años abandonó su tradicional lugar en ronda Universidad 2 y se trasladó muy cerca, a Gran Via 600. puestas al día que la empresa ha experimentado a lo largo de sus más de noventa años de vida. El reciente traslado a causa de una realidad nada infrecuente en Barcelona –el edificio entero fue adquirido por un grupo hotelero– fue un trasiego, pero afortunadamente la trayectoria del negocio es sólida, la clientela también y el futuro parece bien asegurado. Las empresas siguen necesitando elementos de anunciación y carteles personalizados, placas de fachada y de puerta. Y los particulares, por mucho que parezca una antigualla, seguimos teniendo buzones en la portería de nuestra casa. Y cada una necesita su placa correspondiente. A menos que te conformes con enganchar un papel escrito con bolígrafo, claro.

Hablo con Rafael Rodés Rosés y con Rafael Rodés Legler, padre e hijo, segunda y tercera generación del negocio. La primera, Rafael Rodés Areñas, fue su fundador en 1932. Tienda de rótulos y sellos de goma, éste ha sido el leitmotiv esencial desde entonces. Con sus correspondientes avances técnicos y tecnológicos hasta llegar al día de hoy. El fundador había trabajado antes en una esmaltería –antes los rótulos estaban esmaltados y hoy son preciosas piezas de coleccionismo– y se decidió poner negocio propio. Rafael padre recuerda con cariño que abrieron al mismo tiempo que la histórica cervecería alemana Heidelberg, de la que siempre fueron vecinos y buenos amigos. "Si se acaba el pan, ve al Bar Toledo, que nos dejarán", se oía a menudo. ¿Y esto por qué? Pues porque en los primeros años el negocio era, a medias, el Grabador Inglés y Bar Toledo, una interesante ocurrencia comercial que no acabó de funcionar del todo y sólo duró unos años. A partir de entonces, la totalidad del comercio fue del Grabador.

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"Llegamos a tener hasta veintitrés trabajadores", recuerda Rafael. Entre diez y quince de los trabajadores que han pasado por la casa entraron de aprendices y han acabado jubilándose. Hoy son cinco y conservan un sostenible ritmo de trabajo, pero no duda en la valoración: "Aguantar hasta la fecha es un pequeño milagro, sobre todo teniendo en cuenta las incontables revoluciones que ha habido en el ramo del diseño y la estampación gráfica". Antes era todo artesanal, los sellos de goma se hacían a partir de letras de plomo que debían juntarse una por una. Antes las empresas e industrias era habitual que personalizaran toda su maquinaria con plaquetas que encargaban a la familia Rodés. "Hoy las industrias compran en el extranjero la gran mayoría de la maquinaria que necesitan; esto hace que ya no nos encarguen ningún tipo de detalle personalizador", razona Rafael hijo.

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¿Algún encargo que guarden en la memoria? ¡Uy, hay muchos! Pero, por ejemplo, ya hace muchos años fueron ellos los encargados de realizar las 120.000 plaquetas con numeración correlativa para ser instaladas en las localidades del Camp Nou. Lo mismo en el viejo Sarrià del Espanyol. O ese médico gallego que les encargó una placa para grabar su nombre en todas sus recetas para los pacientes. Todo tipo de clientes, despachos profesionales, empresas, comercios, particulares. Lo que antes era un cartel esmaltado hoy puede ser metálico –también son especialistas desde sus inicios– o de metacrilato. ¡O las matrículas! Muchos necesitan renovarla porque se les ha estropeado o, incluso, se la han robado. O los directorios de nombres y empresas que hay en las porterías de muchos edificios. También pueden encargarse ellos. Ya hace años que tienen web y tienda online propia para facilitar el trabajo y abarcar cuanto más territorio mejor.

"Se ruega no fumar", "Alarma!", "Prohibido aparcar", "Teléfono público", "Extintor", "Salida de emergencia". Incontables ejemplos de carteles eternamente necesarios. ¡Todos al Grabador Inglés!