El catalán en la empresa

La invasión imparable de los anglicismos en los negocios: ¿es esnob o inevitable?

El boom de los negocios digitales y las herramientas de marketing han expandido el uso del inglés, y la lengua debe adaptarse a ellos para no convertirse en 'catanglish'

BarcelonaCuando la periodista Mar Galtés empezó a escribir sobre economía, emprendedor todavía era un adjetivo que se dedicaba a un empresario de toda la vida que había arriesgado y triunfado: el fundador de KH7, de Chupa Chups o de Europastry. E incluso alguien que montaba un bar. A partir de 2000, con el boom de la economía entonces llamada puntocom, el emprendedor pasó a ser alguien que se enzarzaba en un negocio de base tecnológica como los que triunfaban en Silicon Valley. "En el momento en que se desarrolla aquí la industria digital y la industria de la inversión, el vocabulario ya no se traduce y se habla de start-ups, de venture capital y de ebitda, cuando aquí siempre se había hablado de los resultados de explotación", explica la actual directora de desarrollo corporativo de Tech Barcelona y autora de Barcelona Startup (Libros de Cabecera, 2020). Si el inglés era ya la lengua de los negocios, con el cambio de siglo y la evolución de los nuevos productos económicos, la anglicización se ha disparado. Para el lingüista Màrius Serra, este reflejo es una tendencia "exagerada" ya la vez "irreversible". "Es como si hubiera un globbish donde se juntan los aeropuertos, centros comerciales y todos los mecanismos de funcionamiento económico más marcados. Todos hablan la lengua de los negocios, que es business friendly", afirma.

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Empleando este nuevo lenguaje queda implícito también un cambio de ciclo empresarial, más cosmopolita e innovador. "Empresario es una palabra bescantada y emprendedor tiene la connotación fresca y cool de la tendencia que viene de Estados Unidos", dice Galtés. Las nuevas generaciones de emprendedores han sido formados en escuelas de negocios internacionales, han realizado estancias laborales en el extranjero y trabajan con equipos multiculturales con inversores, proveedores y clientes de todo el mundo, Gerard García (Barcelona, ​​1994), fundador y CEO de Deale, una start-up que han bautizado como el Tinder de las Pymes, confirma que "en el mundo laboral, en el entorno de la banca de inversión y la consultoría, todos los materiales y muchas conversaciones son en inglés, y acabas adoptando todos estos términos". Sus dos años de trabajo en Nueva York fueron definitivos. "Me doy cuenta cuando pido a un directivo de toda la vida que me pase un slide [diapositiva]", ejemplifica.

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Si las empresas tradicionales se centraban en el mercado español y tenían un departamento de exportación que hablaba inglés, "las empresas que nacen con ambición global ya deben hacer el suyo storytelling en inglés, porque es cómo lo explicarán", afirma Galtés. En Barcelona, ​​el 30% de las personas que trabajan en el sector digital son extranjeros, según el estudio Digital Talento 2022. En empresas como elunicornio TravelPerk, que se dedica a los viajes para empresas y tiene en Barcelona a 800 trabajadores, el idioma vehicular es el inglés porque su personal tiene 58 nacionalidades y la mayoría de clientes también son de fuera. En el hub digital de Nestlé, de 700 personas, el 60% son extranjeras de 50 nacionalidades. "Por mucho que trabajes en Barcelona, ​​es probable que tengas un proveedor turco, que la logística sea china, que trabajes con dólares y que el sector se mueva en inglés", dice García, que calcula que un 30% de su tiempo habla en inglés desde Barcelona.

La 'tribu LinkedIn'

"Una de las grandes características del tejido empresarial catalán es su elevado grado de internacionalización, por lo que ha terminado incorporando muchos términos en inglés en su día a día", explica Albert Castellanos, secretario de Empresa y Competitividad y consejero delegado de ACCIÓN. El inglés es la lengua de las relaciones internacionales, de las innovaciones, de los softwares, incluso "las reuniones en eventos que se celebran en Barcelona como el Mobile World Congress, el 4YFN o el ISE son inglés", añade. Para los trabajadores del sector es sencillamente cuestión de practicidad y señal de riqueza mientras que, para los profanos, la jerga de los negocios puede ser incomprensible y ridículo, sobre todo si la mezcla de lenguas es descontextualizada e innecesaria, ya sea porque se trabaja en un contexto local o porque se dicen en inglés palabras que siempre han existido en catalán (budget, prospect, deadline...). Los lingüistas ven "un cierto esnobismo" y una "cuestión de moda". Los anglicismos se expanden también porque son una forma de demostrar, por parte de los trabajadores del sector, que forman parte de la tribu Linkedin. Traducir un cargo empresarial en inglés viste más y hablar marketing mujer rango y profesionalidad. "Puede que alguien se deslumbre y sea esnob, pero si rascas, si has vivido fuera y hablas con gente de Nueva York, Milwaukee, Londres e Italia, notas muy rápido quien lo está forzando. Yo, a veces, me digo «soy burro, si puedo decir lo mismo» y, a veces, me bromean, pero es un deje que me cuesta evitar", reconoce García.

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El inglés tiene una fuerza global indiscutible, una fuerza que no tiene ni el chino estándar, con 1.200 millones de hablantes. Por eso los anglicismos no son exclusivos ni del sector de los negocios ni del catalán y están extendidos en lenguas fuertes incluso desde antes de que se popularizara el concepto de globalización. "Hace décadas que la gente busca partners y no socios", dice Màrius Serra. El reto de la lengua es cómo les entoma y hasta qué punto se deja manga ancha a la invasión del inglés para que no acabe siendo catanglish. Hace dos meses, el partido de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, presentó una propuesta de ley para penar el uso de anglicismos y extranjerismos en la administración pública. Elanglomanía se multaría con entre 5.000 y 100.000 euros. "Yo de los italianos no me preocuparía –dice Montserrat Serra, lingüista del Termcat–. Una lengua, si es útil, no tiene problemas. Hay 60 millones de italianos que hablan italiano; aunque utilicen palabras inglesas la esencia se mantendrá . En lenguas medias como el catalán o las lenguas escandinavas es diferente", dice. En los países nórdicos están observando que el inglés comienza a minorizar las lenguas nacionales. "Hay espacio para mejorar -dice el consejero delegado de ACCIÓ-. La presencia del catalán en el ámbito productivo no ha alcanzado el nivel que le correspondería por su potencia y sus consumidores".