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Lanzar hachas ya es negocio en Barcelona

El Barcelona Axe Throwing es el único local de la ciudad donde se puede practicar el tiro con hacha, un deporte importado de Canadá y EE.UU.

Júlia Catarineu
y Júlia Catarineu

Desde el escaparate se oyen los comentarios de algunos peatones pegados al cristal: “¿Has visto esto?”, “Qué más violento”, susurran. “Todo lo contrario a la violencia: pedimos a nuestros clientes que dejen la agresividad fuera”, explica Jaume Massagué, que con Ricardo Fernández hace seis meses que montaron el Barcelona Axe Throwing, el único local de la ciudad donde se puede practicar el tiro de hacha, un deporte nacido en Canadá.

El local, situado en la calle Trafalgar, tiene 250 metros cuadrados y diez dianas disponibles para poner en práctica las habilidades con el hacha sin ningún tipo de peligro: “La seguridad es el primero para nosotros; siempre damos unas pautas muy concretas a los clientes para que nadie se haga daño”, explica Massagué. “Aparte, todas las pistas están testadas; Jaume y yo representamos todas las situaciones posibles para convertirlo en un espacio seguro”, apunta Fernández.

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Los dos emprendedores tienen otra profesión. Massagué es publicista e impulsor de la idea. Regresó de Canadá con la intención de dar a conocer un deporte muy popular en Estados Unidos pero poco conocido en Europa y, menos aún, en Cataluña. Fernández, abogado de profesión, validó su modelo de negocio. “Lo primero que pensamos es que necesitábamos conocer el mundo en el que queríamos invertir”, explica. Cogieron el coche, fueron a la localidad francesa de Lyon, porque es donde está el local más cercano, y probaron la experiencia.

Pasado un año y después de un entrenamiento exhaustivo para poder dominar lo que promocionan, ambos socios consiguieron montar el único local de Barcelona donde se puede practicar un deporte que en Estados Unidos tiene incluso una liga televisada. “Nuestro objetivo es acercar el deporte a la gente; nunca hemos querido que esto se vea como una experiencia escape room ”, explica Massagué. Ya sea por curiosidad o por conocimiento del deporte, Barcelona Axe Throwing está teniendo una buena aceptación entre los clientes. "En seis meses, los que llevamos abiertos, hemos tenido aproximadamente unos 4.000 clientes", afirma Fernández.

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Con una inversión de 198.000 euros, los emprendedores han abierto un negocio que no sólo quiere dar a conocer el lanzamiento de hacha, sino que también promueve los locales sostenibles. “Todos los materiales con los que trabajamos son reciclados, desde los tablones de madera de las dianas hasta las latas de cerveza que vendemos; no producimos casi ningún residuo y todo lo que no acabamos utilizando lo damos o vendemos para que se haga otro uso”, explican los emprendedores.

Actualmente, la empresa, aparte de los dos propietarios, cuenta con dos trabajadores, que explican y enseñan a lanzar el hacha de manera efectiva y siempre cumpliendo con el reglamento. “Nunca hemos querido llevar sólo la gestión, creemos que antes de pedir un trabajo a tus empleados debes demostrar que tú también puedes hacerlo”, tiene claro Massagué.

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A pesar del poco tiempo que llevan abriendo el negocio, la ambición de los propietarios hace que ya estén pensando en nuevos proyectos. "Estamos trabajando para expandirnos y ayudar a que la comunidad que se puede llegar a crear en torno al tiro con hacha crezca", asegura Massagué. Sin embargo ambos socios tienen claro que no quieren que el negocio acabe convirtiéndose en una franquicia.

Uno de los proyectos que más encaminado tienen es competir en la liga mundial de tiro con hacha que se disputa en Estados Unidos. "La parte negativa de esta competición es que los propietarios de locales de entrenamiento como el nuestro no podemos participar", explican los empresarios. Sin embargo, tienen muchos candidatos para participar. “Sería un gran orgullo poder llevar a alguien al otro lado del mundo a competir con nuestro logo en la espalda; sería todo un éxito”, sostienen.

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El escaparate del negocio, todo de cristal, se ha convertido en su mejor publicidad. “Cuanta más gente nos ve más posibilidades tenemos que acaben reservando y probando; por eso pensamos que el negocio fuera visible desde la calle”, explica Fernández. Las edades y el género de los clientes varían mucho porque no se trata de “una cuestión de fuerza sino de traza”. Cuando le preguntan por qué tiene un público tan diverso, Massagué no duda: “No hace falta que seas uno hacha por ser un buen jugador o jugadora de lanzamiento de hacha”.