AGRICULTURA

Mariquitas a domicilio, unos lucrativos exterminadores de plagas

Lombrices de California vende 'kits' por internet para gestionar los huertos urbanos ecológicos, que proliferan cada vez más

Elena Freixa
y Elena Freixa

Un huerto urbano, por llamarse también ecológico, debe empezar por vetar la entrada a los productos químicos. Encontrar el repuesto a los insecticidas para mantener a raya las plagas es lo que motivó Pau Fàbregas a poner en marcha hace tres años y medio un negocio de venta online de insectos que hacen de guardianes naturales de la cosecha. Desde su página web, con el explícito nombre Lombrices de California, ha visto cómo los pedidos se multiplicaban y el producto -primero gusanos y ahora también mariquitas e incluso mariposas- encontraba salida en un mercado de agricultores aficionados creciente y cada vez más concienciado con el medio ambiente y la salud. “Si quieres plantar tomates y verter químico, más vale que vayas al supermercado y te los compres”, defiende.

Las mariquitas han sido el último gran descubrimiento de su clientela reciente. Son coleópteros que combaten el pulgón -la plaga de insectos muy pequeños de reproducción rápida que se comen la savia de las plantas- y desencadenan una batalla desconocida pero efectiva dentro de los huertos. La mariquita se come el pulgón y erradica plagas, pero, en paralelo, el pulgón encuentra un aliado para luchar contra las mariquitas: la hormiga. "Esta diversidad es deseable en un huerto equilibrado", defiende Fàbregas. Ahora, en plena primavera, las ventas de mariquitas se han disparado, reconoce. No son baratas -el pack mínimo de 25 unidades vale unos 22 euros con transporte incluido- pero los químicos, a la larga, tampoco lo son, insiste. Recientemente, ya no las lleva de fuera sino que ha empezado a criarlas él mismo, "las de siete puntos, que son las autóctonas de Catalunya", concreta.

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Todo lo que sabe de las mariquitas y del resto de animales que cría y vende desde Santa Eulalia de Ronçana lo ha descubierto a base de observación e investigación. “Soy del todo autodidacta, he leído, he buscado y he hecho mucho ensayo y error porque no hay mucha competencia en esto en España y las especias y los climas cambian en cada país, así que no hay manuales infalibles”, explica. En otros lugares, como en Alemania y Reino Unido, negocios como el suyo están “mucho más extendidos”. Aquí, tuvo que realizar una peregrinación por la administración para solicitar permisos. "Me miraban un poco extrañados porque no hay ninguna regulación concreta para lo que me dedico", sostiene.

Cuando arrancó con Lombrices de California lo hizo vendiendo justamente este animal y haciendo envíos a domicilio. De California, los gusanos sólo tienen su nombre, que recuerda el primer lugar donde se empezaron a utilizar para hacer compostaje natural. Lo que vende Fàbregas son dos variedades de gusano autóctonas que sirven para crear el sustrato a base de residuos orgánicos de origen vegetal que se vierte a la tierra.

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Su próxima especialidad, añade, serán las mariposas. Cría orugas y las vende a particulares, pero también cada vez más en escuelas, para su observación en el aula, donde cree que falta mucha formación en este ámbito. "Los niños descubren de qué se alimentan las orugas que después serán crisálidas y acabarán siendo mariposas", dice, y especifica de nuevo que él quiere especializarse en las que hay aquí en el campo, como la variedad Vanessa cardui, "la más bonita".

Fàbregas, que hace tres años y medio trabajaba en el sector de la publicidad en internet mientras pensaba si daba al salto para dedicarse a su pasión, ha visto su nuevo negocio crecer rápidamente. Si en 2015 facturó 10.500 euros, espera esperar este año a los 60.000. Ahora trabaja para ampliar el proyecto, ya sea con nuevos recursos o nuevas ideas, como crear una exposición permanente para estudiantes. De momento, ha comenzado en el garaje de casa "como las grandes empresas", bromea. Desde allí ya prepara su próximo proyecto para criar luciérnagas: “Se comen los caracoles, que son una plaga importante”.