Samurais, relojes, órganos y motos: la insólita historia de Yamaha
Torakusu Yamaha es el ideólogo de un imperio que facturó cerca de 20.000 millones de euros el pasado año
Hoy Wakayama es una de las ciudades más importantes de la región de Kansai, en Japón. Viven cerca de 400.000 personas. Si se escala hasta la cima del Iwagami-yama, una pequeña colina de unos 240 metros de altitud, se puede ver toda su extensión. En primer término, las casas tradicionales japonesas que se mezclan con los nuevos rascacielos; en el horizonte, las chimeneas de la industria metalúrgica que humean; abrazándolo todo, el golfo de Osaka. Es en este lugar donde, el 20 de abril de 1851, una familia de samuráis del clan Kishu Tokugawa tuvo un hijo, Torakusu Yamaha. De pequeño, corría por el pueblo con una obsesión: los relojes. En esos momentos, apenas se estaban empezando a hacer populares en Osaka. Cuando creció, acabó detrás del mostrador de una relojería, un trabajo que combinaba con los estudios de empresariales. En clase, nadie sabía que compartían aula con el hombre que daría nombre a un auténtico imperio: Yamaha.
Sólo en el 2024, esta multinacional japonesa facturó cerca de 20.000 millones de euros en todo el mundo vendiendo desde instrumentos musicales hasta motos. Las dos grandes divisiones de la empresa –Yamaha Corporation, dedicada a los instrumentos musicales y Yamaha Motor, a los vehículos y motores– suman más de 80.000 empleados. Pero ¿cómo lo hizo el hijo de la familia samurái para plantar la semilla de este gigantesco negocio?
El inicio: un armonio
El origen de Yamaha es curioso. Un día de 1887 la escuela elemental Hamamatsu Jinjo se puso en contacto con Torakusu para hacerle un encargo. Se les había estropeado el armonio del centro, un instrumento parecido a un órgano pero sin tubos, y le pidieron si podía repararlo. "No solo aceptó el reto y salió adelante, sino que hizo un plano detallado de cómo era el interior del instrumento", recuerda hoy la compañía. En casa, construyó un prototipo mejorado.
"Se dice que, cuando lo tuvo hecho, se le cargó al hombro y atravesó las montañas hasta llegar a la actual Universidad de las Artes de Tokio", continúa con tono épico el relato de la marca. Allí, sin embargo, no estuvieron por órganos: lo probaron y sentenciaron que tenía graves problemas de afinación. "Torakusu no se rindió –asegura Yamaha–. Se apuntó a lenguaje musical y no paró hasta encontrar la fórmula de afinarlo a la perfección", concluye. Todo el día iba con un diapasón, un pequeño instrumento metálico que cuando se hace vibrar produce un sonido puro, que se utiliza de nota de referencia para afinar otro instrumento. Por eso, aún hoy, el logotipo de Yamaha son tres diapasones cruzados.
La diversificación suena bien
Todo ello acabó con Torakusu Yamaha abriendo su propio taller de fabricación de pianos, el 12 de octubre de 1897. Tres años después, ya presentó el primer modelo de piano. En 1903, aprovechando la experiencia que había logrado realizando estos instrumentos, empezó a fabricar muebles de lujo. En 1915 incorporó las armónicas al catálogo y, quince años más tarde, inauguró un laboratorio de investigación acústica para seguir mejorando sus productos. Pero cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, la producción cambió. Sus fábricas se adaptaron a la economía de guerra: de las líneas de producción de Yamaha salieron desde hélices hasta componentes de todo tipo para aviones.
Todo el conocimiento que logró durante esta etapa convulsa revirtió en breve en otra línea de negocio de la compañía. En 1953, con las instalaciones parcialmente infrautilizadas y una economía que todavía se estaba reconstruyendo, Yamaha probó suerte en el sector de las motocicletas. En 1955 escindió una parte de la empresa y la bautizó bajo el nombre de Yamaha Motor. El primer modelo, la YA-1, fue ya un éxito de ventas. Hoy Yamaha es una de las marcas de motocicletas más vendidas del mundo.
En la década de 1960, mientras el brazo musical y tecnológico de Yamaha innovaba con los teclados y sintetizadores electrónicos, Yamaha Motors también triunfaba, más allá de las motos, con motores para barcos, motos de nieve y quads, por ejemplo. Actualmente, Yamaha Corporation y Yamaha Motor son empresas independientes, pero comparten origen, nombre y valores fundacionales. En España, las primeras motos Yamaha llegaron en la década de 1980, con la creación de SEMSA, una alianza entre Banesto, Banca Catalana y la japonesa Yamaha. En 1983 Yamaha compró toda la empresa.
- 1851
Nace Torakusu Yamaha en Wakayama, en una familia de samuráis del clan Kishu Tokugawa.
- 1887
Repara un armonio escolar en Hamamatsu y construye un prototipo propio.
- 1897
Funda su propia empresa de fabricación de pianos.
- 1903
Inicia la producción de muebles de lujo.
- 1930
Inaugura un laboratorio de investigación acústica pionero en Japón.
- 1940
Durante la guerra, las fábricas de Yamaha producen hélices y componentes para aviones.
- 1953
Inicia el desarrollo de motocicletas, aprovechando la experiencia industrial.
- 1955
Se crea Yamaha Motor Co., Ltd., que lanza el primer modelo de moto, la YA-1.
- 1960
Yamaha se diversifica: sintetizadores, teclados electrónicos, motores marinos, quads y motos de nieve.
- 1981
Yamaha llega a España a través de SEMSA, una alianza con Banesto y Banca Catalana.
- 2024
La facturación global de Yamaha asciende a unos 18.800 millones de euros, con más de 80.000 trabajadores a escala mundial.