Periscopio global

Elon Musk sufre la huelga más larga de la historia de Suecia

Los sindicatos mantienen un pulso con Tesla desde octubre del pasado año

Òscar Gelis
y Òscar Gelis

CopenhagueEl invierno ha sido largo para los piquetes informativos del sindicato IF Metal que desde hace seis meses se han presentado todos los días ante el taller que la empresa de coches eléctricos Tesla tiene en las afueras de Malmö (Suecia). La huelga contra Tesla comenzó el 27 de octubre de 2023 ante la negativa de la compañía a firmar un convenio colectivo para sus 130 mecánicos, y ya se ha convertido en el conflicto laboral más largo de los últimos cien años en el país escandinavo. En ese tiempo, las posiciones entre la empresa dirigida por Elon Musk y el sindicato sueco continúan enrocadas. Pero detrás de la valla donde los piquetes se manifiestan cada día no parece que la actividad se haya detenido. En este taller, los coches siguen llegando para ser reparados, y la mayoría de mecánicos siguen en su puesto de trabajo, una situación que se repite de forma similar en los siete talleres que la marca tiene en el país.

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Pese a la duración del conflicto, que todavía parece estar lejos a resolverse, el portavoz del sindicato IF Metal, Jesper Pettersson, asegura al ARA que "desde el principio" estaban preparados "para mantener un pulso con la empresa que pudiera durar mucho de tiempo". Además, el representante sindical afirma que "los ánimos entre los trabajadores y el apoyo social a la lucha siguen intactos".

En octubre, el sindicato IF Metal, que cuenta con más de 300.000 afiliados, se puso en pie de guerra contra Tesla declarando una huelga general. Ante la negativa de la empresa a establecer negociaciones, el sindicato pidió a otras organizaciones de varios sectores que se unieran en una huelga de solidaridad. En diciembre, el conflicto laboral se extendió por los países nórdicos cuando organizaciones de Noruega y Dinamarca se sumaron a la protesta. Esto hace que desde entonces Tesla no pueda descargar sus vehículos nuevos en ningún puerto escandinavo y tenga que transportarlos desde Alemania hasta Suecia por carretera, una situación insólita que sigue hasta la fecha.

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Por ahora, hay diez sindicatos suecos que mantienen el pulso con Tesla, y el último en unirse hace unos días es la organización Unionen, que reúne el mayor número de afiliados entre los trabajadores administrativos. Las consecuencias de la huelga de solidaridad implican que, más allá de la huelga internacional de estibadores, los pintores, electricistas y constructores no trabajan en las instalaciones de la empresa, ni en sus estaciones de carga eléctrica repartidas por todo el país. El servicio postal tampoco entrega cartas, paquetes ni remesas, lo que supone un impedimento para que los compradores reciban la matrícula del coche que acaban de comprar y deban solicitarlas ellos mismos. En estos seis meses desde el inicio del conflicto, tampoco se recoge la basura de los talleres de Tesla ni se limpian las tiendas y concesionarios de coches de la marca.

Poco impacto de la huelga

Pese al empuje de los sindicatos en el boicot a Tesla, de puertas adentro parece que la compañía haya encontrado la fórmula para no sufrir demasiado sus consecuencias. Además, tanto la empresa como el sindicato confirmaron que el seguimiento de la huelga entre los mecánicos afectados por la negociación del convenio colectivo no es muy alto: "Actualmente tenemos 40 trabajadores en huelga", admite el sindicalista Jesper Pettersson, lo que representa un tercio de los trabajadores. Por su parte, en un comunicado publicado en los medios de comunicación Tesla aseguraba que "más del 90% de los empleados han optado por continuar en su puesto de trabajo, dispuestos a dar la bienvenida a los clientes tanto en los centros de entrega de vehículos como en los talleres y tiendas". Al respecto, la presidenta de IF Metal, Marie Nilsson, admitía que el bajo seguimiento de la protesta "es decepcionante".

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Desde el sindicato también aseguran que una de las fórmulas que Tesla ha emprendido para sortear la huelga ha sido trasladar a trabajadores suyos del resto de países europeos para sustituir a los mecánicos huelguistas en Suecia. "Se trata de una medida insólita", aseguraba Pettersson. Desde las páginas del Dagens Nyheter también se explicaba que pese a los intentos sindicales de impedir las entregas de nuevos coches, la cuota de mercado de Tesla en Suecia entre los coches eléctricos ha aumentado este febrero hasta el 20%, aunque sí que es cierto que los nuevos coches se están entregando a los clientes con retraso.

En este punto de la huelga, desde IF Metal se admite que no queda otra opción que continuar con la protesta, ya que la firma de convenios colectivos es la piedra angular del sistema laboral sueco, y en caso de perderse el conflicto con Tesla, el modelo podría tambalearse. En un sistema casi único en Europa, en Suecia cuestiones como el salario mínimo o las horas de la jornada laboral no están reguladas por ley, sino que se negocian entre sindicatos y patronal en cada sector. De esta forma se busca conseguir un mercado laboral más flexible ya la vez efectivo a la hora de garantizar los derechos de los trabajadores. Desde Tesla no han explicado por qué se niegan a firmar un convenio, pero es bien conocida la animadversión de Elon Musk en los sindicatos. De cara a los próximos meses, Pettersson asegura que no puede revelar la estrategia que seguirá IF Metall para desatascar la huelga: "Hasta ahora Tesla se ha mostrado muy poco dispuesta a negociar, incluso en el nivel más básico, así que sólo puedo asegurar que la protesta va a continuar".