Vida y milagros del tocinero
La Cansaladeria Puig, en el barrio barcelonés de Sant Andreu, acumula más de un siglo de actividad en un histórico edificio modernista
BarcelonaEn la calle Gran de Sant Andreu, 147, de Barcelona se lleva a cabo la misma actividad comercial desde 1897. No sé si quedan muchos locales comerciales en la ciudad que puedan exhibir este dato y hacer bandera como ejercicio de supervivencia y servicio cívico y social. Sí, la familia Puig es la propietaria de la Cansaladeria Puig desde 1957, pero antes, más de medio siglo, de la salchichería de Emili Bové.
Fueron Próspero Puig y Elvira Brignardelli, los padres de Próspero, el actual propietario y segunda generación del negocio, los que se decidieron a continuar el negocio de Bové. Eran dependientes en dos paradas de tocinería del Mercado de Sant Antoni y decidieron ponerse por su cuenta. Primero, en la calle Sant Antoni Maria Claret y, en 1957, en la actual ubicación, en el corazón de Sant Andreu, donde sigue hoy Próspero al pie del cañón, desde que desde muy joven, influenciado por los padres, claro, estudió el oficio de la manipulación y transformación de los productos del cerdo –formación exhaustiva en París, Salzburgo y Stuttgart– para convertirla.
Un oficio, éste, que no es tan frecuente encontrar hoy en día –tampoco en los rótulos comerciales de los establecimientos y puestos de los mercados– porque, según el Próspero, "en todas partes hacen un poco de todo". O sea, ternera, conejo, cerdo, cordero, embutidos de todo tipo, quesos, platos precocinados, etc. La especialización concreta escasea y da aún más valor a la existencia de Can Puig.
El edificio es una joya en sí misma. En 1909 se le hizo una reforma integral con la estética entonces desatada del Modernismo. Y así sigue hoy. Con la fachada, los balcones, las forjas y las puertas, una preciosidad de época que invita a quedarte plantado un rato. Existe una particularidad especialísima: incrustada a media altura de la fachada hay una bala de cañón que algunas fuentes señalan que fue disparada en 1843 durante la Jamancia, la revuelta progresista contra el gobierno en protesta por la falta de recursos y, singularmente, de comida. Es todo un privilegio poder contemplar el edificio conservado como el fabuloso vestigio que es. Es más, que los bajos sean patrimonio de la Cansaladeria Puig.
Relieve asegurado
El Próspero todavía ya la jubilación en un plazo bastante inminente de tiempo. Sus hijas no continuarán el negocio familiar, pero parece que está bastante encarado el relevo para que la cansaladeria pueda continuar con la persiana subida. gran ventaja, nuestro cliente es nuestro vecino. Nuestra función va más allá de la comercial y económica, hacemos una función social", dice. Se refiere a que el día que no viene la señora Enriqueta se apresuran a preguntar por ella. Hay personas que vienen todos los días aunque no tengan que comprar nada: "Ay, hoy no sé si necesito nada, pero he venido igualmente.
¿Cuál es el producto estrella? Sin duda, la butifarra cruda y el jamón dulce. dulce. Buena parte del producto que ofrecen es de elaboración propia. calidad".
Y una última reflexión sobre el oficio. "A nivel nacional, hay mucha especialidad y conocimiento de jamones y embutidos de pimentón -el chorizo, el rey-, pero la tradición del tocinero no te creas que está muy arraigada ni tiene mucho relieve", de la tradición del fránkfurt, del fránkfurt, dicen fiambres. El conocimiento del oficio, el nombre guapo y sonoro de tocinería.