Unión Europea

España entra en las quinielas por la dirección del BCE

La Moncloa quiere asegurarse un alto cargo en el organismo bancario

BruselasEl ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ya se presentó en julio para presidir el Eurogrupo –la reunión mensual de los titulares de finanzas de los gobiernos de la Unión Europea– aunque tenía las que perder desde el principio. Uno de los argumentos de asumir una empresa como ésta, en la que lo más seguro es el fracaso, era la visibilidad que le daba a Cuerpo y lanzar el mensaje sobre las altas aspiraciones que tiene España de influir en las instituciones comunitarias. Ahora, con la dimisión de Paschal Donohoe como presidente del Eurogrupo, el ministro español tenía una nueva oportunidad, pero ha decidido no probar suerte, si bien la situación es similar a la de el intento fallido del pasado verano.

La Moncloa ahora apunta más arriba. Pese a la notoriedad que otorga la presidencia del Eurogrupo, es un organismo que ha ido perdiendo relevancia en los últimos años, y el gobierno español prefiere jugárselo todo a una carta: los cargos que quedarán libres en el Banco Central Europeo (BCE). El actual vicepresidente de la entidad es el español y anterior ministro de Economía de los gobiernos de Mariano Rajoy, Luis de Guindos, y Cuerpo ya ha adelantado que la intención de la Moncloa es mantener un cargo de gran influencia en el BCE.

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Este jueves, en una entrevista en la agencia de noticias Efe, Cuerpo apuntaba que España quiere un "rol relevante" en la comisión ejecutiva del BCE y considera que se lo merece por los buenos datos macroeconómicos españoles y porque es la cuarta mayor economía de la zona euro. "Se abren varios puestos en el consejo de gobierno del BCE y deben considerarse todos de forma conjunta", añadió el ministro de Economía.

A finales del próximo año, quedarán vacantes cuatro de los seis cargos que ocupan la comisión ejecutiva de la entidad financiera. El primero de ellos, en mayo, es el de De Guindos, ya continuación el de la presidencia, que ocupa Christine Lagarde, y los de los dos economistas jefe. Aunque todavía quedan meses, las quinielas ya han comenzado.

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Equilibrios de poder

Uno de los nombres que suena con mayor fuerza es el del presidente del Bundesbank, el socialdemócrata Joachim Nagel. Le juega a favor de que Alemania, pese a ser la mayor economía de la eurozona, nunca ha presidido el BCE, pero le resta opciones que la presidencia de la Comisión Europea esté ya en manos de una compatriota, Ursula von der Leyen. Según el diario Financial Times, también se encuentra en buena posición el neerlandés Klaas Knot, ex gobernador del Banco de los Países Bajos.

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También está sobre la mesa el madrileño Pablo Hernández de Cos. Trabajó de economista, investigador y asesor en el BCE, y fue gobernador del Banco de España. Según el mismo diario, "cumple todos los requisitos", si bien los otros dos ya "están maniobrando" para ocupar el cargo de Lagarde. Además, España tiene ya dos altos cargos en las instituciones europeas: Teresa Ribera es la número dos de la Comisión Europea, con la cartera de Competitividad y Transición Neta, y Nadia Calviño preside el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Sin embargo, sería extraño que una economía como España, que se encuentra en un buen momento, se quedara sin ningún representante en la comisión ejecutiva del BCE tras la marcha de De Guindos.

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Otro de los nuevos factores de la UE es que los países bálticos, que cada vez suponen un mayor peso de la economía de la zona euro, y Finlandia comienzan a reivindicar una voz en los cargos de influencia del BCE. En este sentido, Letonia ya ha dicho abiertamente que pretende conseguir un puesto en la comisión ejecutiva de la entidad financiera y Finlandia ha puesto sobre la mesa a su gobernador central, Olli Rehn, que también fue comisario de la UE. Además, Croacia también quiere que entre en las quinielas el gobernador del Banco Nacional de Croacia, Boris Vujcic, según el Financial Times.