Estados Unidos

La Fed recorta los tipos de interés un cuarto de punto en medio de las presiones de Trump

Powell ya había adelantado la rebaja del precio del dinero, que se queda ahora en un 4%

WashingtonNueve meses después de mantener los tipos de interés congelados en torno al 4,25%, la Reserva Federal de Estados Unidos ha recortado 0,25 puntos porcentuales el precio del dinero. La de este miércoles no era una reunión usual, porque por primera vez la Casa Blanca ha puesto un pie en el umbral de la puerta del banco central estadounidense: la rebaja, inevitablemente, está marcada por las presiones del presidente Donald Trump.

De hecho, la normalidad tampoco ha estado presente en la votación de la junta: uno de los nuevos gobernadores, Stephen Miran, fue elegido por Trump y apenas fue ratificado por el Senado el lunes. Otra, Lisa Cook, lleva días brillando en los tribunales con los intentos del presidente estadounidense por destituirla.

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En los últimos meses los funcionarios del banco central han estado sopesando y calculando el delicado equilibrio entre la inflación al alza –que sigue lejos del objetivo del 2%– y los datos de paro. Días antes de la reunión del banco central, con la consolidación de los bajos datos de empleo, todo indicaba que la preocupación por el enfriamiento del mercado laboral acabaría imponiéndose a la inquietud por la alta inflación, que en agosto registró un repunte hasta el 2,9%. El recorte también complace al presidente Trump, que ha estado acosando verbalmente a la institución para que baje los tipos y en reiteradas ocasiones ha amenazado con despedir al presidente de la Fed, Jerome Powell, por no hacerlo.

Durante estos meses, Powell ha estado hablando de equilibrios precisamente porque bajar tipos tiene un efecto inflacionista a la vez que puede ayudar a estimular la creación de empleo. Con la consolidación de una tendencia bajista entre los puestos de trabajo, finalmente parece que la Fed está dispuesta a asumir las consecuencias sobre los precios que tiene un recorte de los tipos.

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La desaceleración del mercado laboral suele ser una de las primeras alertas ante una posible recesión. El verano de 2024, en plena campaña electoral, los mercados ya entraron en pánico cuando se publicaron los datos de empleo de julio de EEUU. Las cifras que hacían hundir a las bolsas eran estas: se habían creado 114.000 empleos (muchos menos de lo esperado) y la tasa de paro había aumentado hasta el 4,3%. Un año y pico después, los números resultan familiares.

"Los indicadores recientes sugieren que el crecimiento económico ha moderado el crecimiento del PIB", ha expuesto Powell en la rueda de prensa, donde ha señalado el enfriamiento del mercado laboral como la principal razón de esta moderación en el PIB. Además, el presidente de la Fed apuntó a "la baja inmigración" como una de las causas de la desaceleración en el empleo. En junio los granjeros de las zonas rurales se quejaban de las redadas de inmigración en el campo porque les ahuyentaban la mano de obra. Incluso Trump tuvo que reconocer el impacto negativo de las detenciones indiscriminadas.

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El presidente de la Fed también ha explicado que "las políticas gubernamentales siguen evolucionando y sus efectos en la economía siguen siendo inciertos". Los aranceles de Trump son uno de esos factores de incertidumbre y "han empezado a subir los precios en algunos bienes, pero sus efectos totales en la economía y la inflación todavía no son visibles".

Aplaza el logro del 2% de inflación

Ante el riesgo inflacionista que puede acarrear recortar los tipos, Powell ha asegurado: "Para mí, el riesgo de una inflación más elevada y más persistente probablemente se ha reducido". Pero no ha podido evitar reconocer que el objetivo de alcanzar el 2% de inflación para 2026 se ha esfumado. El presidente de la Fed ha reconocido que probablemente no será hasta 2028, dos años más tarde de lo previsto, cuando se llegue a la cifra. "Estamos en camino de llegar al 2% de inflación a finales de 2028", ha afirmado Powell.

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Por si el ambiente no estuviera suficientemente enrarecido, Miran ha emitido su voto como nuevo gobernador sin haber asistido a ninguno de los encuentros preliminares. Justo ayer juró el cargo y ya hizo saber que solo se tomaría una licencia de su puesto como presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca hasta agotar la vacante, el 31 de enero del próximo año.

Sobre la irrupción de Miran dentro de la junta de gobernadores, Powell ha negado que el lealista en Trump ponga en riesgo la independencia de la Fed. "Estamos comprometidos a mantener la independencia y no tengo mucho más que decir", ha dicho. Había el temor de que Miran presionara durante la sesión de hoy por una mayor bajada de los tipos.

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Una de las razones por las que Trump quiere que la Fed abarate el precio del dinero es para que la deuda estadounidense sea más barata para la Casa Blanca. En agosto el departamento del Tesoro alcanzó una cifra récord de deuda pública: 37 billones de dólares. Incluso con los ingresos que Trump prevé obtener de los aranceles sigue siendo probable que el país registre un déficit de aproximadamente el 6% este año.

Mientras tanto, la agrietada independencia de la Fed sigue colgando de un hilo en los tribunales. El lunes Cook logró una nueva victoria judicial: un tribunal de apelaciones rechazó el recurso que la administración Trump había presentado contra el recurso que bloquea su intento de despedirla. Aún así, el gobierno republicano ya está preparando otro. El presidente ha intentado cesar a Cook basándose en unas acusaciones de fraude hipotecario que no han sido demostradas judicialmente. Si Trump gana en los tribunales y crea el precedente de poder cesar a los gobernadores del banco sólo con acusaciones, la independencia de la Fed podría desmenuzarse.

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Powell ya se abrió tímidamente a recortar el precio del dinero en agosto, ante la preocupación por los últimos datos de paro. "El equilibrio de riesgos parece estar cambiando", decía el presidente de la Fed, que lo definía como "un curioso tipo de balance resultado de una marcada desaceleración tanto en la oferta como en la demanda de trabajadores". La desaceleración de la que hablaba Powell eran los datos de empleo publicados por la Oficina de Estadísticas Laborales, que señalan que sólo se crearon 73.000 nuevos puestos de trabajo en julio, muy por debajo de los 110.000 que esperaban los analistas.

Enfurecido, Trump despidió a la directora de la Oficina de Estadísticas Laborales, Erika McEntarfer, acusándola de manipular los datos. En su lugar ahora ha colocado al economista EJ Antoni, de laHeritage Foundation,el think tank ultraconservador que propulsó la candidatura del republicano y creó el Proyecto 2025. Aún así, los datos del informe de empleo del mes de agosto no han sido demasiado mejores y siguen desafiando el retrato próspero que el presidente insiste en hacer. El pasado mes sólo se crearon 22.000 empleos y la tasa de paro aumentó ligeramente, del 4,2% al 4,3%, su máximo en casi cuatro años. De rebote, la revisión de los datos de empleo concluyó que en junio ya se habían destruido 13.000 empleos, la primera pérdida neta desde finales de 2020, en plena pandemia.