¿Es cierto que el gobierno se "forra" con la subida del precio de la gasolina?
La recaudación por IVA sube, pero el principal impuesto es el de los carburantes, que es constante independientemente del precio final
La escalada del precio de la gasolina, que en España está en máximos históricos, ha abierto el debate de si el gobierno español debería bajar los impuestos que cobra por el combustible. Los de la luz ya bajaron en septiembre, pero los de los combustibles no. El futuro líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, acusó al Estado de "forrarse" con la subida de los precios y la patronal Foment del Treball pidió que Hacienda deje de obtener "beneficios caídos del cielo", haciendo una analogía con las ganancias infladas que tienen las eléctricas.
¿Es cierto que el Estado se forra? Habría que hacer algunos matices. Lo primero es entender cómo son los dos impuestos que gravan el combustible: uno es el IVA, que sí que aumenta a medida que el precio es mayor. Dado que el IVA aplica un recargo del 21% al precio original, si la gasolina vale 1 euro por litro este impuesto será de 21 céntimos. Por el contrario, si la gasolina está a 1,58 euros (que es el nivel que tenía el mes pasado de media), el IVA crecerá hasta 0,28 céntimos. La recaudación de Hacienda, por tanto, sí que crece. Con todo, un portavoz del ministerio avisa de que, justamente porque el precio sube, esto puede hacer bajar el consumo y que, en definitiva, la recaudación de IVA acabe bajando.
El mayor tributo que grava la gasolina es el impuesto a los hidrocarburos, que es el doble que el IVA. En concreto, cada vez que llenamos el depósito del coche pagamos 47 céntimos por litro (en el caso de la gasolina) o 38 céntimos (en el caso del gasoil). Pero la tarifa de ese impuesto es fija, no varía. Se paga siempre lo mismo. La recaudación de Hacienda no crece si el precio de la gasolina sube, sino si los ciudadanos y las empresas ponen más carburante.
Esto hace que, cuando los precios se elevan, el peso de los impuestos en el recibo final baje, puesto que el principal tributo se mantiene constante. Así se aprecia si miramos los datos desde principios de 2021. En enero de ese año –con la gasolina a 1,2 euros– los impuestos suponían un 56% de la factura final. En cambio, el pasado mes –cuando el precio había subido hasta rozar los 1,6 euros– el peso de los impuestos había caído hasta el 47%. En el caso del gasóleo, la tendencia es exactamente la misma.
Si miramos más atrás, siempre ha sido así: en enero de 2016, cuando el precio de la gasolina estaba muy bajo (apenas por un euro el litro), los impuestos suponían el 60% del total, casi dos terceras partes del recibo que pagamos cuando llenamos el depósito. Como se observa en el siguiente gráfico, la recaudación del impuesto de los hidrocarburos no varía en función del precio de la gasolina y el gasóleo. Su evolución va en paralelo a la del PIB: cuando el PIB crece, los ingresos aumentan; y cuando la economía cae, la recaudación también.
Sin embargo, los impuestos que tiene España a los carburantes no son particularmente elevados, si los comparamos con los demás países europeos. Si observamos los de todo el continente, en España los precios estaban el mes pasado en mitad de la tabla (1,58 euros por litro) y por debajo de la media europea (1,77 euros).
Ahora bien, España sí que se posiciona entre los líderes al mirar los precios de la gasolina sin impuestos. En este caso, solo Dinamarca, Alemania y Países Bajos tienen unos precios más altos. En concreto, en España el litro se pagaba a 0,84 euros el pasado mes, mientras que la media europea estaba en 0,82 euros. Y el peso de los impuestos en la factura final (47,3% en el caso español) situaba al Estado en el quinto lugar por la cola de todo el continente. En resumen, si Hacienda finalmente baja el IVA y el precio de la gasolina no baja, sería posible que España se ubicara entre los países con la gasolina más barata de Europa.
Si miramos el coste de los carburantes por comunidades autónomas, Catalunya está en mitad de la tabla. El mes pasado, por ejemplo, la gasolina costaba 1,586 euros por litro con impuestos, lejos de los 1,661 de Baleares (la comunidad más cara) o de los precios superiores a 1,660 que existían en el País Vasco, Madrid y Asturias (la segunda, tercera y cuarta comunidad más caras, respectivamente). En el caso del gasóleo, Catalunya era la sexta comunidad por la cola (1,469 euros), mientras que Baleares pagaba 1,551 euros; Euskadi, 1,509 euros; y Madrid, 1,498 euros.