Financias públicas

La inquietud por la deuda marca al Eurogrupo

Los intereses de la deuda europea siguen a niveles altos a pesar del intento del BCE de calmar a los inversores

BarcelonaLa reunión de los ministros de finanzas de los países de la zona euro ha estado marcada este jueves por el regreso de la deuda pública como uno de los riesgos principales de la economía del Viejo Continente.

La escalada de precios derivada del encarecimiento de la energía provocado por la invasión rusa de Ucrania, que ha situado los precios de bienes de consumo a máximos de los últimos 40 años, ha obligado a actuar la mayoría de los bancos centrales. Las medidas por las cuales han optado los reguladores monetarios, sin embargo, no han acabado de convencer a los inversores, lo cual se ha notado este jueves tanto en los mercados de deuda europeos como en las bolsas.

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De hecho, el miércoles el consejo de gobierno del Banco Central Europeo se tuvo que reunir de emergencia para anunciar que estudiará la creación de un nuevo mecanismo para comprar de manera masiva deuda de los Estados miembros. La eliminación, a partir de julio, de los programas de adquisición de bonos vigentes hasta ahora que la presidenta del BCE, Christine Lagarde, comunicó el jueves de la semana pasada no gustó a los inversores. Los mercados consideraron que los países periféricos como Italia y España –más endeudados que los del centro, como Alemania– quedarían desamparados del apoyo financiero que habían recibido de la institución desde 2015. 

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La prima de riesgo –la diferencia entre el rendimiento de un bono comparado con el alemán, la referencia en Europa– española e italiana se disparó hasta el miércoles. Ahora bien, la marcha atrás del BCE ha servido para moderar las subidas, pero no para devolver los intereses a los niveles de hace pocos meses. El jueves el rendimiento de los títulos ha aumentado ligeramente hasta el 2,89% en el caso español y el 3,88% en el transalpino. También Alemania ha visto cómo se le encarecía la deuda, con un rendimiento del 1,7%.

En una reunión en Luxemburgo, los ministros europeos han mostrado confianza en las políticas del BCE. “Estamos viendo algún aumento de las primas de riesgo entre los Estados miembros, pero no hay ninguna necesidad de preocupación”, ha dicho el ministro de Finanzas germánico, Christian Lindner. También su homóloga española, Nadia Calviño, ha calificado de “buena noticia” la decisión de Lagarde de estudiar un nuevo programa de compra de deuda, puesto que “garantizará la estabilidad financiera” de la zona euro.

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Miedo a una recesión en EE.UU.

Los temores provocados por las medidas antiinflacionistas no se limitan a Europa. En Estados Unidos, la Reserva Federal subió el miércoles los tipos de interés 0,75 puntos porcentuales y al día siguiente el anuncio tampoco ha sido bien recibido por los inversores. En Wall Street, los principales índices bursátiles encaran la jornada con pérdidas alrededor del 3% por la creciente posibilidad de que Estados Unidos entre en recesión.

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Los tipos de interés –que el BCE también tiene previsto subir en julio, siguiendo la estrella de EE.UU.– son lo que cobran los bancos centrales a los bancos comerciales por prestarles dinero. Un incremento de estos tipos, pues, deriva en un encarecimiento de los intereses que las entidades financieras cobran a sus clientes por préstamos. De hecho, en EE.UU. el interés medio de una hipoteca se situó ayer en el 5,78%, el máximo de los últimos 13 años.

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Si los ciudadanos y las empresas tienen que pagar más para endeudarse, esto reduce el dinero que tienen disponible y hace que, en el conjunto de la economía, caiga el consumo. Con menos consumo, las empresas tienen que reducir precios para mantener los volúmenes de ventas, justamente lo que buscan los bancos centrales. Ahora bien, la contrapartida es que una bajada del consumo comporta una caída de la actividad económica, como ya se registró en el primer trimestre, cuando la economía norteamericana se contrajo por sorpresa un 0,4%. Después de dos años de pandemia y con algunos sectores todavía en plena recuperación, la idea de una nueva crisis no gusta a los inversores.