Guillem López Casasnovas: "¿Por qué debemos dar a la Comunidad de Madrid 9.000 millones si no quiere más autogobierno?"
Catedrático de Economía de la UPF y experto en finanzas públicas
BarcelonaEl catedrático de Economía de la UPF Guillem López Casasnovas (Ciutadella de Menorca, 1955) es experto en finanzas públicas. Ha sido miembro de varias comisiones estatales de reforma de la financiación autonómica, por lo que comparecerá próximamente en el Senado, invitado por Junts, para hablar de ello. Columnista habitual del ARA, también ha sido consejero del Banco de España.
¿Qué explicará en el Senado?
— Que en torno al debate actual de la financiación autonómica se están acumulando un conjunto de tensiones que son impropias e irresolubles desde el propio sistema de financiación. Una muy importante es el déficit fiscal, que ronda los 20.000 millones de euros. El sistema de financiación genera aproximadamente un tercio de todo el déficit. La parte importante viene de la diferencia entre las competencias del Estado que no ejecuta. No puede pretenderse corregir todo el déficit fiscal sólo con la financiación autonómica. Cuando sientes que algún partido dice que si el acuerdo no da 20.000 millones no es un buen acuerdo... El acuerdo de financiación es imposible que les dé. Una segunda tensión sería que las comunidades autónomas [CCAA] deben entender que el sistema de financiación es para los servicios públicos, no para alcanzar por esta vía la igualdad de rentas privadas.
Uno de los partidos que dice esto es precisamente Junts. Invalidan el acuerdo y piden un concierto y acabar con el déficit fiscal.
— Comprendo que quieran el concierto en la vasca porque significa que las competencias que el Estado ejerce en tu territorio serán cada vez menos, por eso el PNV siempre pide transferencias, porque quiere que la actuación del Estado sea mínima. Pero ahora no estamos hablando de esto, sino de lo que hacemos con los servicios esenciales básicos del estado del bienestar.
¿Qué le parece el acuerdo entre el PSC-PSOE y ERC?
— Me parece bien a expensas de saber la letra pequeña. Académicamente, no se puede descalificar sobre el supuesto de que no se va a cumplir, antes hay que darle cuerda. Está claro que el presidente Isla se dejará la piel, se juega la viabilidad de su gobierno y en parte la del Estado. Es un buen acuerdo si somos capaces de llevarlo a cabo, aunque todos tenemos nuestros prejuicios en el sentido de que esto será muy difícil.
¿Qué destaca y qué echa de menos?
— Lo importante es que supone salir del régimen común, que está viciado por una manera de entender el sistema de financiación equivocado, muy poco federal, ya que el Estado lo recauda todo y transfiere de acuerdo con las necesidades que él ama por en cada comunidad. Y esto genera una situación de conveniencia para el Estado porque él pone el dinero que quiere repartir y las CCAA se pelean entre sí. Y en lugar de cuestionar el dinero que pone el Estado, que es el gran agujero del sistema, se cuestiona lo que cada comunidad coge del bote común.
¿Cree que supone salir del régimen común cuando el gobierno del PSOE lo ofrece a otras comunidades y debe aprobarlo el Consejo de Política Fiscal y Financiera?
— Ahora el régimen común es único, no puedes estar fuera. La reforma que se está pautando a través de este acuerdo es que la nueva vía de financiación que se abre no sea excluyente para nadie. Con el acuerdo hablamos de un sistema que tiene que ver con mayor responsabilidad fiscal. Es menos garantista en la cobertura de aquellas necesidades, tiene mayor riesgo financiero, a cambio de tener más autogobierno. Las comunidades, como Baleares, podrían decir "Veremos qué pasa en Catalunya y si funciona me sumo". Es lo mismo que cuando en el 2009 se cedió el 50% del IRPF: cuando vieron que funcionaba se sumaron. Hay muchas encuestas que dicen que en muchas de estas comunidades la ciudadanía quiere menos, y no más, autogobierno.
De lo que conocemos hasta ahora de este acuerdo, que empezaría con el IRPF en la declaración de 2025 y que tiene en cuenta la ordinalidad, ¿de qué cifra estaríamos hablando?
— Calculo que la nueva financiación serían en torno a los 5.000 millones, según los datos de liquidación de 2022. Equivale en ganar capacidad tributaria pese a renunciar a la progresividad fiscal, que es la diferencia entre lo que recaudas y la proporción de tu PIB. Si recaudas más es porque eres más rico. Si pasamos de financiar según la población, como por ejemplo, a financiar según la renta ya es un gran avance, a pesar de no cerrar el déficit fiscal.
¿De dónde saca el dinero el Estado para que nadie pierda?
— Para que nadie pierda en relación con elstatu quo son 5.000 millones, lo que es perfectamente asumible. Ahora bien, si el "para que nadie pierda" quiere decir que todo el mundo quiere lo que pide Catalunya, serían 30.000 millones y eso es una locura. Lo que gana Cataluña es a cambio de riesgo financiero y de no tener garantía de cobertura de necesidades. Muchos querrían tener lo mismo que tiene Catalunya en términos proporcionales, pero sin asumir riesgo alguno. ¿Por qué debemos dar a Baleares 2.000 millones de euros de nivelación y en Madrid 9.000 millones si no quieren salir del régimen común y su población no quiere más autogobierno? No tiene sentido.
¿Cómo puede afectar al nuevo marco fiscal europeo al acuerdo?
— Los 5.000 millones son asumibles en un momento en el que el crecimiento de la economía lo permite. Ahora, 30.000 millones están fuera de los escenarios de consolidación fiscal de la UE, no sería factible. Que el PSC vaya alerta con querer generalizar el régimen de Catalunya a todo el mundo sin que las condiciones que asuman sean las mismas.
Hay economistas y think tanks, como Fedea, que dicen que Cataluña está en la media en términos de financiación autonómica.
— Está en la media en transferencias recibidas, pero no en contribución, en la que Cataluña está un 20% por encima. Además, la media está en transferencias per cápita nominales, pero no en términos reales: un euro en Catalunya no compra lo mismo que en Murcia. En términos reales, Cataluña sin duda está infrafinanciada.
¿Confía en un acuerdo?
— Los acuerdos son políticos. Y dada la coyuntura política, todo lo que puedo decir es que quizá sea ahora o nunca. ¿Lo sabrán hacer? No lo sé, pero ayudemos, no le descalificamos de entrada por un prejuicio por fundado que esté.
Ha sido consejero del Banco de España durante doce años. ¿Qué le parece la opa del BBVA en el Sabadell? ¿Se atreve a hacer un pronóstico?
— Ojalá la opa no se haga, por el bien de la economía catalana y de la competencia. Pero como tiene un componente que sí puedo valorar desde mi experiencia en el mundo financiero, creo que la probabilidad de que la opa no se haga efectiva no alcanza el 50%. Creo que el BBVA saldrá adelante, porque tiene más poder y músculo que el Sabadell. Los fondos del accionariado quieren rentabilidad, no batallitas. La pugna que está haciendo Oliu en nombre del bien de la economía catalana a la que favorece es a los accionistas, porque si el BBVA quiere que salga adelante tendrá que poner más dinero.