La inversión extranjera se hunde en los primeros seis meses del año
La entrada de capital internacional sufre una caída del 54% en Cataluña y del 26% en España
BarcelonaLa inversión extranjera se derrumbó durante los primeros seis meses del 2023 tanto en España como, sobre todo, en Catalunya, según datos del ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Así, en Catalunya se produjeron inversiones de capital extranjero por valor de 824,7 millones de euros, un 54% menos que la cifra registrada entre enero y junio del pasado año. En España, la reducción fue importante pero menor, del 26,6%, hasta los 11.996 millones de euros.
Se trata de la cifra más baja en Catalunya en un primer semestre desde 2014, cuando fue de 512 millones de euros, y está muy por debajo de los 2.576 millones registrados entre enero y junio de 2015, el récord histórico. En 2019, el último año antes de la pandemia, fue de 1.861 millones, una cifra también muy superior a la de este año. El segundo trimestre es cuando más cayó la inversión, que en Catalunya se situó un 67% por debajo que en el mismo periodo de 2022 y en España, un 74% por debajo.
Pese a la caída, Catalunya se situó como la tercera comunidad autónoma con mayor inversión proveniente de terceros países, superada por Madrid y la Comunidad Valenciana, con 7.579 millones y 2.268 millones, respectivamente.
El derrumbe de las inversiones llega en un contexto internacional y europeo de encarecimiento del crédito –por las fuertes subidas de los tipos de interés aprobadas por los bancos centrales– y de reducción de los márgenes de las empresas debido a la inflación derivada de la crisis energética y la invasión rusa de Ucrania. Además, las tensiones geopolíticas con Estados Unidos por Taiwán y las políticas de cóvido cero que retrasaron su recuperación pospandemia han ralentizado la economía china. Todos estos factores pueden haber afectado negativamente a la entrada de capital extranjero al Estado.
Los datos, que trimestralmente publica el gobierno español, tienen varios factores que distorsionan el reparto entre comunidades de las inversiones, cuyo principal es el llamado efecto sede: en general, se computa la inversión en el territorio donde tiene su sede española la multinacional que la realiza, y no en el lugar real donde se destinará el dinero. Por ejemplo, si una multinacional con sede en Madrid destinara un millón de euros en una nueva fábrica en Lleida, ese millón se contaría como una inversión hecha en Madrid y no en Catalunya.
Además, los datos publicados no permiten diferenciar entre inversión productiva (construcción de fábricas o creación de puestos de trabajo) y simples permutas financieras (como las compraventas de acciones), que tienen un efecto muy limitado sobre la actividad económica de un país.