¿Qué hay detrás del cierre de una planta de cartón en Castellbisbal?
Los sindicatos sospechan que el grupo italiano RDM quiere hacer negocio vendiendo los terrenos de la fábrica
BarcelonaEste lunes, el comité de empresa de los trabajadores de RDM en Castellbisbal vuelve a estar convocado en una reunión que habrían preferido evitar. Será el segundo encuentro con la dirección de la compañía italiana de embalajes de cartón para tratar el despido de los 237 trabajadores de la planta, afectados por el expediente de regulación de empleo (ERE) que cuelga sobre sus jefes desde enero. El cierre de esta fábrica se ha topado con el rechazo frontal de los sindicatos, el ayuntamiento del municipio y también el de Sant Andreu de la Barca –de donde son unos setenta de los empleados–, que recelan de las intenciones de la propiedad de hacer caja con los terrenos.
En 2018 el grupo Reno di Medici (RDM) compró el 100% del fabricante de cartón para envases Barcelona Cartonboard por unos 47 millones de euros en el fondo Quantum Capital Partners. Antes estas mismas instalaciones ya habían estado en manos de la escandinava Stora Enso y de Tampella Española, que inició su actividad en los años sesenta. Sin embargo, hace unos meses la corporación italiana comunicó a la plantilla su decisión de cerrar la planta de Castellbisbal "como resultado de unas condiciones de mercado cada vez más desafiantes". La compañía lo achacaba "al cambio en los patrones de consumo, las presiones inflacionarias en Europa y un entorno geopolítico complejo agravado por el conflicto entre Rusia y Ucrania". En sus justificaciones, RDM también mencionaba "una significativa caída de la demanda de cartón en Europa entre 2021 y 2023", que provocó stocks y tasas muy bajas de utilización de la capacidad de las fábricas.
Pero al comité de empresa no les sirven estas explicaciones. "Creemos que existe un negocio especulativo", dice su presidente y representante de CCOO, Pedro Aguilera. El principal elemento de sospecha es que el máximo accionista de RDM es, precisamente, el fondo Apollo, firma con sede en Nueva York que gestiona cerca de 785.000 millones de dólares en activos. El sindicalista destaca que los terrenos son muy grandes –unos 125.000 metros cuadrados– y que la fábrica cuenta con una planta de cogeneración de hasta 46 megavatios, lo que puede atraer a posibles compradores que quieran instalar un almacén logístico o un centro de datos. También existen pozos de agua, muy útiles para este último tipo de negocios. Su cálculo es que, tirando como mínimo, podrían venderse por unos 65 millones de euros. En un contexto en el que la Unión Europea prepara un asedio al plástico ya partir del 1 de enero de 2030 prohibirá, por ejemplo, todos los embalajes de frutas y verduras frescas; los sindicatos no comprenden que RDM asegure que el negocio del cartón va a la baja.
"En esta lucha, desde el principio hemos tenido el miedo a que se trate de un pelotazo de venta de las naves", alerta Rafael de Arriba, responsable territorial de USOC en el Vallès Occidental. Justamente, la planta de RDM era vecina en el mismo polígono de la imprenta Eurohueco, que también anunció el cierre de la fábrica a principios de año, con un ERE para 150 trabajadores. Cómo avanzó El Periódico, en ese caso dos meses antes de comunicar esta decisión la compañía había preacordado vender los terrenos por 10 millones de euros a la inmobiliaria Renta Corporación. Sobre estas acusaciones, RDM contesta que "lamenta la difusión de rumores infundados y la propagación de información engañosa por parte de ciertos agentes, que podrían disuadir a posibles compradores de participar en el proceso de reindustrialización, perjudicando así las posibles soluciones para las personas afectadas".
El reloj empezó a correr con el registro del ERE y, por eso, ya se ha activado en paralelo una mesa de reindustrialización para intentar conseguir un sustituto industrial que ocupe el puesto del grupo italiano. La primera reunión fue el 8 de mayo, y se encontrarán de nuevo la primera quincena de junio. "El departamento de Empresa i Treball está trabajando, a través de contactos con empresas y de las oficinas de Acción, para buscar proyectos industriales que puedan instalarse en los terrenos de RDM de Castellbisbal", comentan desde el departamento del conseller Miquel Sàmper, que lidera esta iniciativa. Fuentes sindicales y municipales indican que ya hay al menos tres empresas interesadas en tomar el relevo en la factoría de cartón, pero todavía no se ha concretado ninguna oferta.
El impacto ambiental
"Estamos preocupados porque perder una industria de estas características supone, en el ámbito de presupuesto, una pérdida de ingresos importante, que también acaba repercutiendo en los ciudadanos. Como equipo de gobierno tenemos muy claro qué tipo de industria queremos, que sea compatible con nuestros valores de sostenibilidad, movilidad y calidad del empleo", dice la alcaldesa de Castellbisbal, Dolors Conde. Tanto para su consistorio como para el de Sant Andreu de la Barca es prioritario que ese vacío pueda llenarse con un nuevo proyecto industrial. "Nosotros vemos opciones que permitan salvar estos 237 puestos de trabajo. Apostamos por empresas manufactureras que aporten valor añadido a la cadena de suministro, con puestos de trabajo bien remunerados y con buenas condiciones", reafirma el alcalde de San Andrés de la Barca, Marc Giribet, que comparte las sospechas sobre la posible operación inmobiliaria.
A la pérdida de puestos de trabajo y de tejido económico, los ayuntamientos suman otra derivada de tipo ambiental. Hasta ahora también utilizaban la planta para enviar los residuos de cartón que generaban sus municipios. "Catalunya pierde soberanía en esta cuestión. Hay otra planta en El Prat de Llobregat, pero si debe gestionar todo lo que se hacía en Castellbisbal, colapsará", apunta Giribet. Conde confirma que el año pasado RDM ya empezó a decirles que llevaran el cartón a otro destino y ahora tendrán que buscar soluciones alternativas con el menor impacto ambiental posible. "Catalunya es puntera en lo que fabricaba RDM y debemos hacer un esfuerzo como país para no perder aquello en el que somos referentes", concluye.