Salarios estancados, el gran reto
La crisis del coste de vida destapa la subida insuficiente de los sueldos en Cataluña y España
BarcelonaEs la principal fuente de ingresos de los trabajadores y lo que a menudo determina sus condiciones de vida. Pagar el alquiler en una ciudad en la que no para de subir, afrontar las cuotas de una hipoteca variable cuando el euríbor está disparado o las facturas del hogar en medio de una inflación desbocada son situaciones totalmente ligadas a la cantidad de dinero que una persona recibe cada mes en su nómina. Ahora que la crisis de precios (y la de la vivienda) han destapado las dificultades de vivir en un mundo más caro con el mismo sueldo, nos volvemos a hacer la misma pregunta: ¿han mejorado suficientemente los salarios en Cataluña?
Hay diferentes indicadores que nos permiten comprobar cuál ha sido la evolución de los sueldos en nuestro país en las últimas décadas. Según la Encuesta Anual de Coste Laboral del Instituto Nacional de Estadística (INE), el salario anual bruto por trabajador fue de 28.724,80 euros en Cataluña en 2023. El incremento respecto al año anterior fue del 4,7%. Éste es el mismo porcentaje en el que subió el salario anual bruto en el conjunto de España, donde la media fue de 26.555,89 euros. Para poner estas cifras en contexto, en el 2008, cuando apenas estallaba la crisis financiera global, la media catalana era de 23.366,62 euros. Es decir, desde entonces los salarios han crecido un 22,9% y desde 2019, justo antes de la pandemia, han subido un 14,3%.
Sin embargo, este aumento de los salarios en los últimos quince años no nos dice nada por sí solo. Los datos del INE dejan fuera de la ecuación un factor clave: el coste de la vida. Hay una diferencia importante entre lo que se llama el salario nominal (lo que aparece reflejado en la nómina) y el salario real, que tiene en cuenta cómo afecta al trabajador la evolución de los precios. Si éstos han subido con mayor fuerza, un mismo sueldo permite gastar menos. Existe una pérdida de poder adquisitivo para el empleado. Esto no se ha producido de la misma forma en las pensiones, que desde 2022 vuelven a estar vinculadas al índice de precios de consumo (IPC): desde 2008 hasta 2023 la pensión media ha aumentado un 71,9% en Cataluña hasta los 19.923,26 euros haciendo el cálculo anualizado, mientras que los precios han subido un 36,5% en este intervalo temporal. Este repunte de la pensión media también se explica por la jubilación masiva de la generación de los baby boomers que ha estado más años cotizando y con mayores salarios.
En el caso de Cataluña, la tendencia desde 2008 (ver gráfico) hasta 2023 nos muestra que los repuntes del IPC han sido superiores a los de los sueldos en prácticamente todo este período, con momentos en que esta diferencia se ha ensanchado especialmente , como el primer año de la pandemia. En un informe publicado en abril, el Banco de España remarcaba que en el Estado los salarios han aumentado un 16,9% en términos nominales desde finales de 2019, pero en términos reales sólo lo han hecho en un 1,2%. En este mismo estudio, se observaba que el avance de la productividad en el mercado laboral entre 1990 y 2019 había sido mucho mayor que el incremento de los salarios reales medios. Las últimas décadas han estado de estancamiento de los sueldos.
“Los trabajadores han acabado pagando por esta política económica de rentas con la que pierden poder adquisitivo”, remarca el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) Xavier Ramos.
Pérdida de poder adquisitivo
La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) también alertó en julio de que, pese a los récords de empleo, España se encuentra en el grupo de países donde los salarios reales han disminuido más desde el inicio de la pandemia. Aunque los sueldos nominales aumentaron por encima de la inflación en 2023 ya principios de 2024, los salarios reales seguían siendo un 2,5% inferiores en el primer trimestre de este año respecto al cuarto trimestre de 2019. En cambio, casi la mitad de las economías de la OCDE, incluidos vecinos como Portugal o Francia, han recuperado ya con éxito los niveles salariales reales anteriores a la crisis o incluso los han superado.
“En lo que llevamos de siglo, el crecimiento salarial en España ha sido menor que en otros países y en este sentido hay un cierto estancamiento, pero también porque la productividad que estira estos salarios ha crecido poco”, razona Juan Francisco Jimeno, profesor de la Universidad de Alcalá y presidente del consejo de la productividad creado este verano por el gobierno español para analizar este reparto de beneficios entre empresas y trabajadores.
Si nos fijamos en la posición de España entre el resto de estados miembros de la Unión Europea en lo que se refiere a los salarios, se encuentra en medio de la tabla. Eurostat, agencia estadística comunitaria, tiene su propio indicador que utiliza datos de las cuentas nacionales y las encuestas sobre la población activa. Sus cifras son mayores porque el organismo ajusta los sueldos a jornada parcial como si fueran a tiempo completo. Así pues, sitúa al Estado en la duodécima posición de 26 países (no incluye los cálculos para los Países Bajos) con un salario medio ajustado por trabajador a jornada completa de 32.587 euros para 2023. La distancia con el país de la UE con los sueldos más altos es inalcanzable: en Luxemburgo la remuneración media era de 81.064 euros. El podio de los mejor remunerados del continente lo completan Dinamarca (67.604 euros) e Irlanda (58.679 euros).
“El tipo de empresas y los productos y servicios que ofrece la economía de un país determina mucho el nivel de los sueldos. En España, el turismo o la agricultura ocupan un peso importante del PIB y ambos son negocios con poco valor añadido y en la franja baja de la escala salarial”, explica el profesor de la escuela de negocios Eada Xavi Roca. En cambio, destaca que en los países líderes del ranking tienen mayor peso industrias como las finanzas, la tecnología o la energía, con remuneraciones más altas.
Estas diferencias territoriales también se observan en España. La Comunidad de Madrid es la primera en salarios, con una media de 32.040,11 euros en 2023, según la Encuesta anual de coste laboral del INE. El País Vasco ocupa la segunda posición con 30.120,77 euros, dejando a Cataluña como el tercer territorio con los sueldos más altos, aunque fue el segundo con mayor aportación al PIB. La otra cara de la moneda son Extremadura (20.773,85 euros), Canarias (21.915,2 euros) y Murcia (23.077,54 euros), donde los ciudadanos cobran las remuneraciones más bajas del Estado.
Hasta ahora, sin embargo, hemos hablado de salarios medios, unas cifras que esconden en cierto modo cuál es su distribución dentro del conjunto de la población. Para ir más allá debemos cambiar de estadística oficial y, en este caso, fijarnos en la Encuesta de Estructura Salarial del INE, un estudio más detallado que se publica cada cuatro años y que en su última edición recoge datos hasta el 2022. Aunque el salario medio en Cataluña ese año fue de 28.774,6 euros, la mitad de los catalanes ganaron menos de 24.772,4 euros (este es el salario medio, es decir, el que divide población en dos partes iguales).
De hecho, el 10% de los ciudadanos con un salario más bajo cobró por debajo de los 11.000 euros, mientras que una cuarta parte de la población no superó los 17.000, como remarca un estudio del Observatorio del Trabajo y Modelo Productivo de la Generalidad de Cataluña. En el otro extremo, el 25% de los catalanes que más cobraron recibían un salario igual o superior a los 36.341,2 euros, mientras que el 10% superaba los 50.516,5 euros. Para hacer un símil, esta cifra es el equivalente a 3,6 veces el salario mínimo interprofesional (SMI) fijado para 2022.
Trabajadores pobres
Los sueldos bajos son uno de los mayores causante de una situación en la que tener un trabajo no garantiza poder salir de la pobreza. Según la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, en 2023 un 46,5% de los catalanes afirmaba tener algún tipo de dificultad para llegar a finales de mes, de los cuales un 9% llegaba con muchos problemas. Asimismo, en su última memoria socioeconómica y laboral el Consejo de Trabajo, Económico y Social de Cataluña (CTESC) alertó de que la tasa de riesgo de pobreza se mantiene por encima del 24% en el Principado y alcanza el 32,5% en los menores de 18 años. Este organismo también calcula que el 36% de los catalanes no pueden asumir gastos imprevistos y que la pobreza energética se ha duplicado del 9,4% al 20% entre 2020 y 2023.
Los salarios son todavía un termómetro de las desigualdades persistentes y las dificultades para mejorar las condiciones de vida de colectivos como las mujeres, los jóvenes o los inmigrantes. La brecha de género se situó en un mínimo histórico del 19,5% en Cataluña en 2022 y, de hecho, los sueldos de las mujeres (+2,6%) crecieron con mayor fuerza que los de los hombres (+2, 1%). Pero pese a los avances, el catedrático de la UAB Xavier Ramos, recuerda que están más expuestas al trabajo a tiempo parcial ya la inestabilidad del mercado laboral que los trabajadores masculinos.
Por otra parte, la franja de menos de 25 años es la que percibe los salarios más bajos (15.001,74 euros) en Cataluña; seguida de los jóvenes de entre 25 y 34 años, con una ganancia media de 24.888 euros. “Esta brecha también es muy problemática porque se entiende que la falta de experiencia implica salarios más bajos y que se tarda en encontrar un trabajo estable. Hay una penalización importante para los jóvenes en el mercado de trabajo que también choca con la contradicción de la sobrecualificación”, incide el catedrático de la UB Raúl Ramos. Este escenario se repite con los trabajadores de nacionalidad extranjera, que cobran de media un 20,4% menos que los españoles en el Principado. “A menudo llegan con carreras o estudios que no pueden convalidar y acaban trabajando en trabajos peor pagados”, añade Xavier Ramos.
Precisamente, lo que ha empujado al alza los sueldos de los trabajadores más desfavorecidos en los últimos años han sido las subidas sucesivas del salario mínimo interprofesional. Desde 2018, el gobierno español ha incrementado el SMI en un 54% hasta los 1.142 euros al mes en 14 pagas (15.867 euros anuales) en los que está fijado actualmente. “España es uno de los países que más lo ha hecho en el contexto europeo y también ha abierto la puerta a mejorar las condiciones de los colectivos que no están cubiertos por convenio colectivo. Hay un cambio de tendencia hacia una mayor protección”, valora el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona (UB) Raúl Ramos.
La negociación colectiva es el mecanismo básico con el que se alcanzan incrementos salariales que no sólo afectan a quien recibe una promoción por parte de su jefe, sino a plantillas enteras de un mismo sector o empresa. La inflación disparada de los últimos años ha dado el argumento definitivo a los sindicatos para pedir a las patronales –en muchos casos utilizando la huelga como herramienta de presión– subidas de sueldo que compensaran esa pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores. Así pues, los aumentos salariales pactados por convenio cerraron el 2023 con un repunte del 3,4%, el mayor de los últimos quince años, pero todavía algo por debajo del 3,5% de la inflación media del ejercicio.
Este año en octubre (el último mes con datos disponibles del ministerio de Trabajo) el incremento de sueldo resultante de estas negociaciones era del 3%, mientras que el IPC sumaba el segundo mes consecutivo por debajo del 2 %. "Estamos viendo que ahora en parte se empieza a recuperar" por la moderación de la inflación, apunta Jimeno, de la Universidad de Alcalá. Para Roca, profesor en Eada, la clave será mantener esa ganancia más allá del corto plazo y esto en su opinión tiene más que ver con la productividad y las mejoras en el modelo productivo del país.