La nueva cara de los ‘riders’ de Glovo
Joaquín Andrés ha encabezado la lista de CCOO del primer comité de empresa del apli
BarcelonaEn su tono de voz no hay rastro de duda, pero avisa que no hablaría con la misma seguridad, ni con su nombre y apellido, solo unos meses atrás. Joaquín Andrés responde al teléfono ya como el primer nombre de una lista que no habría sido posible hace un año. CCOO se impuso el jueves en las primeras elecciones sindicales a la división de supermercados de Glovo, en las que participaron 175 empleados de los 286 que trabajan en los ocho locales de la plataforma en Barcelona y Hospitalet de Llobregat. Hace más de medio año que los pickers (los que preparan los pedidos) y los repartidores como Andrés tienen un contrato laboral y que, por lo tanto, cuentan con el amparo legal para formar un comité de empresa para negociar directamente con la compañía.
"Empecé en Glovo como autónomo", explica este rider nacido en Venezuela de padres españoles. Admite que se ganaba bien la vida, pero a fuerza de hacer demasiadas horas. Por eso se interesó por los contratos que la aplicación empezó a ofrecer a través de la ETT digital Jobandtalent para las entregas de sus supermercados en la sombra. "Estaba muy mal pagado, pero entonces no me importó", reconoce. Esta actitud solo fue capaz de mantenerla hasta el verano del año pasado, cuando una parte de la plantilla de los locales se plantó ante las condiciones. "No teníamos acceso a los lavabos ni a una fuente de agua o una zona donde cargar el móvil, los patinetes y las bicicletas eléctricas. Ni siquiera un lugar para refugiarnos si llovía, nos teníamos que quedar en la calle", recuerda el mensajero. Además, la empresa les pidió que llevaran paquetes de más peso y aumentó la distancia máxima para las entregas.
La reacción espontánea de algunos de los trabajadores fue parar el funcionamiento de las tiendas. La protesta coincidió con las movilizaciones contra el recorte en las tarifas de Glovo y la entrada en vigor de la ley rider. La lucha les sirvió para coincidir en la calle con técnicos de CCOO, que los asesoraron para convocar una nueva parada, pero esta vez con protección legal. "Organizamos una huelga que al final fue de tres días y a partir de aquí llegaron los contratos indefinidos", recuerda Andrés. Él fue uno de los primeros a quien llamaron, pero asegura que rechazó firmar nada hasta que la mayoría de sus compañeros dejaron de ser temporales.
Durante la conversación, el mensajero insiste varias veces y con diferentes fórmulas en que Glovo no es el enemigo del nuevo comité de empresa. "No queremos que cierren, sino que les vaya bien con nosotros y mejorar la calidad del trabajo". De hecho, cree que ya no habría que hablar de lo que ha sido uno de los grandes conflictos laborales de los últimos años en España como una "batalla", sino un "diálogo". "El unicornio catalán ahora sí que tendrá que sentarse con nosotros para ayudarnos a crecer. Queremos que la empresa pueda crear ocupación a través de la meritocracia", dice Andrés. Destaca que entre los repartidores también hay administrativos, ingenieros, médicos y abogados con una titulación expedida en otro país que ahora es papel mojado y que podrían hacer otros trabajos dentro de la empresa si se les promocionara. Él mismo trabajaba de gerente de atención al cliente en una cadena de hoteles en Venezuela.
Cambio del convenio
"Estuvimos callados durante tres semanas hasta que presentamos la lista para las elecciones", confiesa. Andrés se disculpa porque se emociona hablando de esta primera victoria para el sindicalismo en Glovo. Sin embargo, también sabe que lo más gordo empieza ahora. Los delegados de CCOO ya han preparado un documento con más de 50 reclamaciones. Desde cambiar el convenio (ahora se acogen al de comercio) hasta conseguir que les den un móvil de empresa y les paguen la gasolina. El deseo de este nuevo sindicalista es que llegue el momento en el que el trabajo de glover ya no sea un último recurso de supervivencia y subir la autoestima de la plantilla. "Para los que estamos ahora y los que vienen, basta de pisar la gente", reivindica. Ahora, repite, los tendrán que escuchar.
En CCOO todavía ven otro mérito a este primer comité de empresa en una aplicación del capitalismo de plataformas en España. "Hay otros sectores que ya se están acercando para hacer lo mismo, esto es solo el inicio de una nueva etapa", afirma Liliana Reyes, secretaria de nuevas realidades del trabajo del sindicato en Catalunya.