Operación salvar el Mobile World Congress
La celebración descafeinada de este año tiene un objetivo no revelado: evitar la quiebra de GSMA, la empresa organizadora
El 12 de febrero de 2020 fue el día más negro de la historia del Mobile World Congress (MWC), la feria más importante de la industria de la tecnología móvil. El coronavirus todavía era algo lejano para los catalanes, y a muchos les costó entender los rumores de cancelación que volaban sobre el Mobile. Cuando algunas empresas empezaron a anunciar que no irían se llegó a decir que respondía a un supuesto boicot de las empresas chinas, dominadoras del encuentro de Barcelona. Finalmente, la empresa organizadora del certamen, GSMA, decidió suspender el Mobile. El consejero delegado de GSMA, John Hoffman, apareció profundamente afectado y en alguna entrevista incluso lloró.
Pasado un año, se entienden mucho mejor los nervios de Hoffman. Bien es verdad que GSMA colgó de un hilo. La cancelación del Mobile puso en peligro la supervivencia de la empresa y, por lo tanto, también la del mismo salón, el más importante que se celebra en Barcelona. "La suspensión del año pasado hizo mucho daño económicamente a GSMA, pero una cancelación este año sería la estocada final", explican desde el sector. El Mobile supone un 80% de los ingresos de esta patronal de los grandes operadores de telefonía.
Cuando se anunció la anulación del congreso, GSMA se esforzó en insistir que la anulación se debía de a causas de "fuerza mayor". Esta insistencia en la "fuerza mayor" era un intento para evitar las indemnizaciones que podrían reclamar todas las empresas que ya habían hecho las inversiones necesarias para asistir (desde pagar lo que cuesta tener un espacio hasta las entradas o el alquiler de estands). Pero el argumento de la "fuerza mayor" tenía debilidades: la celebración del certamen estaba prevista para el 24 y 27 de febrero, cuando todavía faltaban semanas para que la OMS declarara que el covid ya era oficialmente una pandemia y para que en España se declarara el estado de alarma. Es posible que, en caso de llegar a los tribunales, las empresas afectadas hubieran ganado el litigio. La factura podía ser muy alta: "Hay gente que se gasta seis, siete o incluso ocho millones de euros en un estand", afirman las personas consultadas. A esto hay que sumar otros gastos en muchas partidas más.
La solución de GSMA
La solución que encontró GSMA, según confirman varias fuentes, es no devolver a las empresas el dinero que habían pagado y, en cambio, reservarles una plaza para la edición de 2021. Con este movimiento conseguía salvarse un poco y, como mínimo, aplazar un año buena parte del problema. Hay que recordar que la lista de empresas que habían declinado participar en la feria era larga, pero la de compañías que mantenían la voluntad de ir todavía era más larga: en el Mobile del año pasado tenían que participar 2.800 compañías y el número de las que dijeron que no irían apenas superaba la veintena. Eso sí, eran algunas de las empresas más importantes (como Ericsson, LG, NTT, Rakuten, Intel y Cisco), sin las que el salón perdía sentido.
La decisión de GSMA tenía una derivada importante: todos los huevos pasaban a estar en una sola cesta, el salón de 2021. Dicho de otro modo, la empresa se lo jugaba todo a la celebración de este año. Si se podía celebrar, perfecto: quien hubiera pagado el año anterior y tuviera la plaza reservada podría asistir. Quien hubiera pagado en 2020 y no quisiera participar en 2021 perdería el dinero y GSMA no tendría que devolver nada. Con este movimiento, GSMA conseguía que las empresas se hicieran cargo de las pérdidas.
Ahora bien, si este año el Mobile no se podía celebrar la GSMA se podría ver obligada a devolver la milionada que había cobrado por avanzado en 2020. Esto explica por qué este 2021 se hará el Mobile, sea cuál sea el número de asistentes, que se prevé escaso. Tan escaso que incluso la organización ha hecho una rebaja inaudita del precio de las entradas: los profesionales españoles podrán ir pagando solo 21 euros, lejos de los entre 700 y 4.000 euros que valen las entradas normalmente. "Este año se hará pase lo que pase porque GSMA se juega la vida", repiten las fuentes consultadas.
Renegociación con la administración
La maniobra de GSMA para evitar la quiebra se pudo apreciar en la renegociación que hizo con el Estado. El gobierno español renunció a reclamar el dinero que ya había invertido en el Mobile de 2020 a cambio de una tarifa reducida para 2021. Aceptando esto, el gobierno también renunciaba explícitamente a presentar "reclamación", como publicó el BOE del 24 de junio del año pasado. Aquel mismo mes, GSMA había despedido a un 20% de los mil trabajadores que tenía y, según fuentes próximas a la compañía, la salida de personal ha continuado desde entonces.
Solo había una posibilidad para que el Mobile no se celebrara este año: que el gobierno español lo prohibiera. "La única forma para que no lo hiciéramos era que el gobierno nos ordenara que se tenía que parar", explicó John Hoffman en una entrevista en Tv3 en abril. El motivo: habiendo una prohibición expresa de las autoridades, GSMA se podría acoger a las causas de "fuerza mayor" y, por lo tanto, tendría una justificación legal para no devolver el dinero que debe de a las empresas. "Si no es así, saldremos adelante. No lo pospondremos. La fecha es inamovible", insistió Hoffman.
Por el camino, las administraciones han mantenido el compromiso económico con el salón: en 2020 Mobile World Capital (financiada sobre todo por las administraciones) pagó 9,5 millones a GSMA. Un dinero que se tendrían que haber devuelto si no se hubiera celebrado la edición de 2021. A cambio, también, GSMA aceptó prorrogar el contrato con Barcelona un año más, hasta 2024, como avanzó el ARA en su momento.
En consecuencia, "el Mobile de este año será bastante triste", explican desde el sector. Huawei es un ejemplo de ello. En 2019 tuvo el estand más grande, con 6.292 metros cuadrados. Este año serán solo una séptima parte: 853 metros cuadrados. Y todo el salón pasará a tener dos pabellones y medio, en vez de los ocho que ocupaba habitualmente. Pero GSMA salvará el match ball y esto quiere decir una cosa: a pesar de que esta vez sea un salón triste, "todos ya se están preparando seriamente para la edición de 2022".