Ahorro energético

El sector comercial cumple a medias la norma de los 27 grados

Los centros públicos son los más cumplidores y una mayoría de establecimientos han subido la temperatura

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Termòmetre con temperatura al Corte Inglés

Barcelona / MadridEl sector comercial en Catalunya ha recogido con cierto pesar las nuevas medidas de ahorro energético que han entrado en vigor este miércoles, que limitan a los 27 grados la temperatura mínima por los aires condicionado y la obligación de apagar las luces de los escaparates a partir de las diez de la noche, lo cual algunos establecimientos del centro ya empezaron a hacer ayer por la noche.

Un recorrido hecho por este diario por comercios de la ciudad de Barcelona ha demostrado que el seguimiento de la medida es desigual. La ruta ha empezado por los centros comerciales de El Corte Inglés y La Illa, en la Diagonal, y los dos cumplen bastante bien la medida, con temperaturas de 26,3 grados de media. Es cierto que en función de la cantidad de gente dentro de la tienda, la temperatura cambia. "De momento no está siendo traumático, pero somos conscientes de que por las tardes o los fines de semana, cuando viene más gente, sufriremos bastante", han asegurado al ARA trabajadores del establecimiento.

Otros comercios han cumplido a medias: tiendas como H&M, Benetton o Decathlon cumplen con un margen de entre 26 y 27 grados, que se acerca mucho a la norma. Por el contrario, otros como el Uniqlo mantienen una temperatura de 22,6 grados, según marca su propio termómetro, que tienen junto a las cajas.

Temperatura en el termómetro de un Uniqlo.

Los más cumplidores –porque, en palabras de sus trabajadores, "tampoco queda otra opción"– son las empresas públicas. Las oficinas de Correos cumplen de manera estricta la restricción: puerta cerrada, 27 grados en la zona pública de atención al cliente y 28 en el almacén. "De momento no nos quejamos, lo que es problemático es cuando entra mucha gente y se abre y se cierra la puerta a menudo... entonces se nota mucho el calor", ha explicado un empleado de Correos a este diario.

Adaptación lenta en Madrid

Madrid, una de las comunidades donde el gobierno autonómico, liderado por Isabel Díaz Ayuso, más crítica se ha mostrado con el plan de ahorro energético del gobierno central, se ha adaptado con cuentagotas a las dos medidas que este miércoles han entrado en vigor. 

En cuanto a las luces, igual que ha pasado en Barcelona, este martes por la noche algunas tiendas del centro de la ciudad ya se han anticipado y han dejado a oscuras los escaparates. También algún edificio público. Pero no han sido los únicos. “Esta noche [martes] he apagado los tres focos y el cartel”, apunta José, el gerente de uno de los restaurantes cerca de la plaza Santa Ana de Madrid, una de las zonas más céntricas de la ciudad y de concurrencia turística.

Reconoce que hasta ahora los dejaba encendidos, pero no cree que el cambio afecte el negocio. “Algo es algo”, apunta sobre cómo la medida puede ayudar a España a reducir el consumo de gas, a pesar de que recela que pueda tener “un impacto importante”. También ha tocado la temperatura y ha dejado el aire acondicionado a 25 grados (lo tenía a 23). “27 es imposible. Si lo ponemos a 27 grados con el calor de Madrid, comes a 33”, comenta. 

A diferencia de José, tres restaurantes de su lado comentan que “no han tocado nada”. En su caso, no tienen luces exteriores y aseguran que tienen la temperatura "a unos 24 grados”. “Tampoco lo hemos entendido mucho [el plan de ahorro]”, comenta uno de los camareros, que reconoce cierta confusión con la información. Un compañero suyo dice que se ha enterado esta mañana a través de la televisión.

Rebajar la factura

La restauración, sin embargo, no es el único espacio afectado. Tiendas y centros comerciales también se tienen que adaptar al nuevo plan. “Desde que empezó a subir el precio hace un año he reducido el consumo [de electricidad] y apagado las luces”, comenta Pablo. Él es el propietario de la tienda de camisas Azzo, también en el centro de Madrid.

Explica que era “insostenible” pagar las facturas de más de 150 euros que empezaron a llegar hace un año, en plena escalada de precios. “No tengo aire, solo un ventilador, y puse luces de led”, explica. “El recibo no ha bajado de los 100 euros”, añade, y no entiende el "conflicto” con las medidas anunciadas por el gobierno. En cambio, en una tienda de juguetes de su lado sí que han apagado las luces de los escaparates y una pantalla, pero no han tocado la temperatura. “Los clientes se mueren de calor”, argumentan.

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