Las 'start-ups' catalanas ya dan tanto trabajo como la Seat. ¿Y ahora qué?
Los tres retos pendientes: más capital local, más valor añadido y más descentralización
BarcelonaSi hace diez o quince años nos hubieran dicho que estaríamos así habríamos firmado con los ojos cerrados: las start-ups catalanas ya dan trabajo a 19.300 personas, según el último recuento de la Generalitat. Esto es una cuarta parte más que los 15.034 empleados de Seat, la primera empresa catalana por número de trabajadores. Evidentemente, son magnitudes incomparables: Seat es una única empresa (con multitud de proveedores que dan trabajo a otras muchas personas) mientras que las start-ups son un enjambre de casi 2.000 empresas en muchos sectores diferentes, desde la salud a la alimentación pasando por los deportes o los videojuegos. Pero el dato revela que Catalunya ha conseguido un grupo de empresas que se retroalimenta. Un ecosistema, lo llaman en el sector. Y reconocido como uno de los mejores de Europa, según los diversos baremos que recopila Startup Heatmap Europe. Esto es lo que queríamos, y lo tenemos. O al menos nos vamos acercando.
No hacen falta triunfalismos, porque no todo puede ser bonito. El ecosistema de start-ups local tiene algunas carencias, dejando de lado la proliferación de vendedores de humo y personajes que hacen de la reinvención un mantra vacío de contenido mientras no tienen inconvenientes en ir dejando trabajadores en la estacada. Pero esto no es exclusivo del ecosistema local y podemos encontrarlo en otros muchos lugares.
Una vez creada esta base de empresas innovadoras, hay varios retos. El primero es tener más capital catalán apoyando al sector. Para continuar la comparación con Seat, uno de los handicaps de la industria catalana es que en gran parte tiene el capital y el centro de decisión lejos de Catalunya. Y esto coloca las filiales catalanas en una situación muy frágil cada vez que se tiene que decidir dónde invertir, o qué divisiones cerrar cuando llega una crisis. Esto mismo nos puede pasar con las start-ups.
Las fortunas locales acostumbran a preferir inversiones más conservadoras, como por ejemplo en inmobiliario (una tendencia es hacer residencias de estudiantes). En cambio, “tener más capital catalán apoyando a las start-ups ayudaría a hacer que alguna se quedara aquí”, reconoce Lluís Juncà, director general de Innovación y Emprendimiento del Govern. Hoy, muchos de los unicornios (start-ups valoradas en más de 1.000 millones de dólares) que han nacido en Catalunya tienen su sede fuera, sea por razones fiscales o por otros.
El segundo gran reto, y quizás más importante, es que los proyectos empresariales nacidos aquí aporten más valor añadido. “Cuanta más base científica y tecnológica, mejor”, confirma Juncà, a quien le gustaría ver más start-ups trabajando con materiales avanzados o blockchain en lugar de solo con big data, que es como se denomina al procesamiento de grandes volúmenes de datos para ayudar en la toma de decisiones. “Hoy en día todo el mundo ya hace big data, incluso se utiliza para vender hamburguesas y saber si se venden más de queso o de otra cosa”, dice para justificar que esto ya es un atributo cada vez menos diferencial.
También hay empresas que aportan más valor añadido, aunque no sean mayoritarias. Por ejemplo, Factorial (que ha desarrollado un software de gestión de recursos humanos), Red Points (con una tecnología propia para combatir la piratería y las falsificaciones) o Peptomyc (dedicada al tratamiento del cáncer). Y hay más.
Descentralización
Además de estos dos, hay un tercer reto que quizás no es tan ambicioso como los otros, pero que es igualmente importante, que es descentralizar la actividad emprendedora. Casi el 70% de las 1.871 start-ups catalanas están localizadas en el Barcelonès, o el 88% si ampliamos el foco en el área metropolitana. En el Gironès hay 28 (un 1,5%), igual que en el Segrià. Y en el Tarragonès, 19 (solo un 1% del total), como si todos estos no fueran territorios donde hay una intensa actividad empresarial. La moda emprendedora todavía no ha llegado, y quizás la Generalitat tendría que encontrar alguna solución.
Protagonistas
La escisión de Naturgy en dos compañías le podría hacer perder el liderazgo que históricamente ostenta como empresa con más facturación de Catalunya, a pesar de que ya no tiene la sede social aquí y cada vez tiene más peso en Madrid y menos en Barcelona. Hasta que no se vea al por menor cómo será la escisión no se sabrá seguro, pero la empresa que dirige Francisco Reynés ingresó 22.000 millones el año pasado y CaixaBank 10.597 millones. Seat también podría quedar en primer lugar: sus cuentas del 2021 todavía no las sabemos, pero en 2020 facturó 9.198 millones.
Poco a poco la empresa catalana pierde el miedo a mostrarse en público. La última prueba es el grupo de supermercados Bon Preu, que ha decidido que empezará a presentar los resultados anuales con un encuentro con los medios de comunicación, según nos llega. Será dentro de unas semanas y la intención es repetirlo cada año. Bon Preu, presidida por Joan Font, facturó más de 1.600 millones el 2020, casi cuatro veces más que en 2007.
Abac Capital se ha vendido Pronokal, famoso fabricante catalán de productos dietéticos. Abac (un fondo de capital riesgo dirigido por Oriol Piña) había comprado Pronokal hace menos de cinco años por unos 50 millones de euros, y ahora se lo ha vendido por 100 millones a Nestlé. Duplicar el valor en un lustro, esto se llama un pelotazo. Claro que las operaciones del capital riesgo no siempre pueden ser así de exitosas. La experiencia de Abac a Figueras Seating no fue tan exitosa.
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