Ayuntamientos sin buenos funcionarios

Todos nos quejamos de la burocracia administrativa y tendemos a cargar las culpas contra la idea del funcionario perepuñetas o contra el político torpe. Y nos quedamos bien descansados. Pero, si somos honestos, también conocemos buenos servidores públicos que hacen un trabajo callado y poco visible, y sin los que las cosas saldrían aún peor. La administración que tenemos más cerca, la municipal, suele ser el burro de los golpes. En Cataluña, además, existe un minifundismo administrativo municipal, con 947 ayuntamientos. Son muchos. Seguramente demasiado. A efectos de eficacia y economía de escala, habría que agrupar algunos. Se intentó hace 25 años con el llamado Informe Roca, pero los partidos no se atrevieron y ha persistido la política de campanario. Con las consiguientes disfunciones y carencia endémica de recursos y profesionales. Cuesta mucho hacer rodar bien todos los engranajes de una administración, y cuando es muy pequeña no puede hacerlo todo.

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Una carencia que hace tiempo que se arrastra es la de funcionarios de carrera que hagan de secretarios y de interventores municipales. Son piezas clave que garantizan que se cumpla la ley, que las cosas se hagan bien, que los políticos locales poco expertos en la maquinaria administrativa salgan adelante. Que no haya corrupción ni dejadez. Los buenos secretarios e interventores hacen un trabajo imprescindible: pujas, aprobación de las cuentas, acceso a subvenciones, correcta celebración de los plenos... Pues resulta que en Catalunya faltan muchos, lo que crea graves problemas en los ayuntamientos. "El sufrimiento y las tensiones están creciendo", ha explicado al ARA el secretario de Gobiernos Locales y de Relaciones con el Aran de la Generalitat, Xavier Amor. Según datos oficiales, de las 1.580 plazas que deberían estar cubiertas con estos profesionales, sólo 617 están ocupadas correctamente (con funcionarios habilitados a nivel estatal), mientras que hay 900 vacantes por cubrir, dos tercios de los cuales afectan a pequeñas o medianas localidades que deben acudir a interinos o ser ayudados por personal de las personas.

El acuerdo para que el Estado traspase a la Generalitat la gestión de este cuerpo de funcionarios municipales está firmado. Se negoció tanto en Comisión Bilateral Generalitat-Estado como en los acuerdos Junts-PSOE. Una vez que se haga efectivo, la convocatoria, selección, formación y nombramientos de los secretarios e interventores se hará desde Barcelona en lugar de desde Madrid. De hecho, ya se ha realizado una convocatoria de 218 plazas nuevas: las pruebas empezarán en septiembre. Y la formación ya será en la Escuela de Administración Pública de Catalunya. Pero en este caso se ha realizado con un convenio específico, porque el traspaso en realidad no se ha concretado. Y deberá hacerse con la oposición activa del PP y Vox. Sea como fuere, es perentorio aterrizar cuanto antes la letra pequeña del compromiso de traspaso para hacerlo efectivo. La idea es que los futuros secretarios e interventores tengan un rol más proactivo y, también, más arraigo social (y lingüístico) en el municipio al que vayan a parar. Contra el tópico malicioso, el trabajo de estos funcionarios debe ir en beneficio de todos los ciudadanos y contra la burocracia y las malas praxis.