La chapuza en Educación y la desafección política
El departamento de Educación ha reaccionado con celeridad al caos generado por él mismo con el fallo monumental en la adjudicación de las plazas para el próximo curso. Un error que ha obligado a empezar de nuevo el proceso de cabeza y de nuevo: la rectificación se ha hecho en un tiempo récord. Muy bien. Pero ésta es la única buena noticia del despropósito al que hemos asistido estos días.
El episodio deja una sensación de mal gusto e inquietud. No es admisible que una administración sea tan poco fiable. La más que aparente carencia de controles internos y de discrecionalidad en decisiones clave como la que nos ocupa genera mucha inseguridad. ¿Qué ocurre realmente dentro de esta conselleria? ¿Dejadez, rencillas, revanchas? ¿Cómo es posible que se haya producido la chapuza en cuestión? Se ha cesado a un responsable, de acuerdo. Pero, ¿hay algo más detrás? ¿Es un chivo expiatorio? ¿Puede una sola persona organizar una engarronada como ésta? Quedan bastantes incógnitas por aclarar. Y hay que ir a fondo. No tanto por buscar culpables como por revertir la mala prensa institucional del departamento que dirige Esther Niubó.
A los ciudadanos en general, ya los afectados en particular por este caso, lógicamente les queda un regusto de desconfianza. Si algo así, con afectación a miles de personas, ha podido ocurrir, ¿qué garantías tengo que a mí, ciudadano particular, se me va a tratar bien en mi relación con la administración? Si con las plazas de los docentes se ha producido esta gran pifia, ¿qué puede llegar a pasar con la asignación de escuelas para los alumnos?
La desafección hacia la política y el servicio público es uno de los problemas que afrontan los regímenes democráticos. Si uno no tiene confianza, ¿por qué debe pagar impuestos? ¿Por qué debe ir a votar? Los discursos de la ultraderecha se alimentan de esa desconfianza creciente. No solo existe el desprestigio evidente que provoca la corrupción, de la que estos días también tenemos dosis escandalosas en el corazón del Estado con el caso Montoro. Situaciones como la que se ha dado en Educació también alimentan el extremismo ultra y los discursos neoliberales que atacan todo lo que suene a sector público. Prestigiar la función pública es una gran asignatura pendiente con raíces históricas que no se han superado del todo: aquél "vuelva usted mañanaDecimonónico popularizado por Mariano José de Larra.
Precisamente, uno de los proyectos estrella del gobierno de Salvador Illa es la reforma de la administración, para hacerla más profesional, más transparente y eficiente, y también para despolitizarla acabando con la elección a dedo y los relevos masivos de cargos intermedios cada vez que hay. continuidad a los equipos técnicos sobre las coyunturas electorales. demasiado arraigada, acabara de empeorar.