El papel clave de las infraestructuras de telecomunicaciones cuando el país se queda sin luz

Cuando se va la luz, no sólo se interrumpe el suministro eléctrico, también queda afectado a todo el sistema digital que permite la circulación de mensajes, llamadas y comunicaciones. En Europa, más de 520 millones de personas utilizan a diario servicios móviles, cada línea genera más de 50 GB de tráfico mensual y el 5G supera ya los 200 millones de conexiones activas. Todo ello requiere energía constante: aproximadamente 0,12 kWh por cada gigabyte transferido.

El apagón del 28 de abril del 2025 en la península Ibérica fue un claro ejemplo de qué ocurre cuando este engranaje se detiene. La incidencia afectó a puntos estratégicos y puso a prueba la capacidad de respuesta de medios, operadores e instituciones, lo que evidenció el papel crítico de las infraestructuras en situaciones de emergencia.

El periodismo ante una situación excepcional

En RTVE, la interrupción del suministro eléctrico activó de forma inmediata los protocolos de emergencia para garantizar la continuidad del servicio público, explica el director de operaciones del medio, Víctor Sánchez Espinosa. La emisión se concentró en los principales canales, se aseguró el funcionamiento de los equipos críticos y se reorganizó la producción para adaptarla a las limitaciones impuestas por el apagón. Paralelamente, las redacciones priorizaron la información de servicio y la cobertura directa, un retorno a la esencia del periodismo en situaciones límite.

Infraestructuras con capacidad de respuesta

Mientras los medios se adaptaban a las circunstancias, las redes de comunicación operaban también bajo una presión notable. La distribución de la señal, gestionada por Cellnex, se mantuvo estable pese a las dificultades y eso permitió que la radio y la televisión siguieran llegando a la ciudadanía en las horas de mayor incertidumbre. "Fue clave que la radio y la televisión llegaran a todos los usuarios ese día porque les permitió estar informados", remarca Sánchez.

El CEO de Cellnex en España, Alfonso Álvarez, define aquella jornada como "difícil y ajetreada". Las redes críticas -televisión, radio y radiocomunicaciones de emergencia como los servicios policiales y de bomberos- resistieron gracias a la infraestructura previamente desplegada: baterías, generadores, sistemas redundantes y acuerdos de suministro de combustible. Estas medidas fueron decisivas para asegurar la disponibilidad de los servicios que no pueden interrumpirse.

Una infraestructura preparada para el futuro

El apagón general del 28 de abril demostró que, en un país cada vez más digitalizado, asegurar la continuidad de las comunicaciones es tan esencial como garantizar el suministro eléctrico. La experiencia ha reforzado la importancia de invertir en infraestructuras de telecomunicaciones más robustas y resilientes, con sistemas de soporte capaces de responder ante cualquier eventualidad. En este escenario, Cellnex ha evidenciado su capacidad de adaptación, manteniendo activos los servicios críticos en un momento de extrema tensión operativa.