Clotilde Leguil: "¿Por qué todo es tóxico?"

BarcelonaClotilde Leguil es psicoanalista, filósofa, profesora del departamento de psicoanálisis de la Universidad de París 8. Ha escrito La era de lo tóxico (NED Ediciones), un ensayo en el que aborda el nuevo malestar en la civilización.

¿Por qué hablar de la toxicidad?

— Escuchando a pacientes y discursos en los medios, me di cuenta de que la palabra ha tomado un significado diferente que el que tenía en el siglo XXI.

¿Cuál?

— Lo que antes designaba sustancias tóxicas como las drogas, ha entrado ahora en el terreno de las relaciones humanas. ¿Qué ha pasado en la civilización para pasar a hablar de amor tóxico, relaciones tóxicas, formas de vida tóxicas? ¿Por qué evocamos una sustancia como el veneno para hablar de malestar?

¿Por qué lo hacemos?

— Primero, debemos ir a la palabra. Siento que tiene un punto de enigma. Cuando los pacientes hablaban de algo tóxico no sabían exactamente qué era ni por qué habían quedado atrapados.

La palabra es antigua.

— Viene de la Grecia clásica. La encontramos en la mitología y está relacionada con el veneno de las flechas.

En el libro habla de ese veneno.

— El toxikón éEs un veneno muy fuerte y poderoso que se coloca en la punta de las flechas y que se inocula rápidamente cuando se clava. Y es un veneno que los griegos atribuían a los bárbaros, es decir, a los demás. Me pareció una bonita imagen.

¿Por qué?

— Como una metáfora que describe los discursos de los demás que nos duelen, como una flecha envenenada que se nos clava y daña nuestro cuerpo.

Parecería que la toxicidad viene del otro.

— Y a mí me ha interesado hacer justo lo contrario. La toxicidad es una experiencia que nos produce malestar; la toxicidad está en nuestro interior. Incluso sin darse cuenta de que está siendo maltratada, la persona se maltrata a sí misma.

¿Cómo?

— En el trabajo, por ejemplo, debe demostrarse que estás comprometido. No hace falta que te evalúen. Existe una autoevaluación. Hay que ser entusiasta, y cuando acabas una cosa no puedes disfrutarla porque ya hay otra.

Tiene que ver con el fenómeno del burnout?

— Viene de la gestión empresarial tóxica. La persona no ve que ha forzado sus propios límites, y es cuando colapsa.

Forzamos los límites en el trabajo, pero afirma que también los forzamos a la hora de disfrutar.

— Hay un término filosófico que es el gozo, y me interesa analizar cómo buscamos siempre más y más. Estamos atrapados en una experiencia tóxica que nos da placer, pero que nos exige cada vez mayor adicción. Se busca el placer de la primera vez, pero necesitamos cada vez una mayor dosis para sentir lo que experimentamos entonces. Estamos sometidos a esta ley del gozo, pero es un gozo miope.

¿Por qué es tan difícil salir de ella?

— Porque esto actúa sobre nuestro cuerpo y lo acabamos interiorizando. De modo que salir de ello implica romper con todas las lógicas del mundo colectivo. Lo tenemos muy interiorizado.

La autoayuda dice que se trata de poner límites.

— Desde el psicoanálisis diría que la cuestión es, sobre todo, qué límite encontramos en nosotros mismos, porque entonces también sabemos lo que no queremos. No nos dejamos hacer de la misma forma.

¿Hay solución?

— Pasa por el deseo.

¿Cómo?

— Lacan habla del deseo, que no es un capricho, sino que es lo que da sentido a la existencia. Vivimos inhibiciones, angustia, y estamos perdidos en relación con el deseo. Y esto no tiene que ver con un deseo individual, sino con lo que permite emprender algo en la cultura, en la civilización, al ser reconocido en el otro. Debemos interrogarnos sobre nuestro deseo.