Cada casa, un mundo

La casa más transparente

Casa Collumpio, en Barcelona. Obra de MACH

Mirando de lejos o desde el aire el conjunto de edificios que hay entre el Turó del Coll y el del Carmel, la Casa Collumpio llama la atención sin ser llamativa. No lo es para nada. Llama la atención a pesar de que te tienes que fijar mucho para distinguirla, porque tiene mucho menos volumen que la mayoría de las del barrio. Y además es tan transparente que podría pasar desapercibida. Si no lo hace únicamente es porque esta casa unifamiliar firmada por MACH, un estudio fundado por los arquitectos Laia Gelonch y Marc Subirana, es absolutamente diferente del resto de viviendas de esta zona periférica del casco urbano de Barcelona. Situada entre construcciones humildes, con edificios justo cerca que lo exceden mucho en altura, con algunas viejas masías y casas de principios del siglo XX, la Casa Collumpio se distingue porque tiene una imagen industrial y una estructura mínima que, como les gusta decir a sus jóvenes arquitectos –que también habitan, que también trabajan en ella–, sirve apenas para cerrar un espacio de aire, el que les corresponde para vivir. Un volumen de aire que, con dos fachadas de vidrio (la del norte, con base metálica opaca solo a nivel de calle, y la del sur, completamente de vidrio), la hace del todo abierta a las vistas del pinar del Parc Güell y de las azoteas de las casas de este barrio escalonado.

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Una cuestión de economía

La oportunidad de adquirir esta parcela para hacer una casa entre medianeras le llegó a Marc Subirana apenas acabada la carrera de arquitectura. La buscaba para un amigo, que no la quiso. Era un terreno muy barato, y aunque tuvo que recurrir a financiación externa, era una oportunidad que no tenía que dejar pasar. Y esto que, según confiesa, en aquel momento hacerse una casa no estaba entre sus sueños, no había hecho arquitectura para eso. “Es difícil para un arquitecto hacerse la propia casa, no tienes clientes que te den inputs”, admite. Sea como fuere, tenía un condicionante: la economía. La casa tenía que salir barata. Aprovechando al máximo la edificabilidad permitida, la planta de la vivienda es un cuadrado de 6,5 x 6,5 m2, con una planta semisoterrada –aprovechando el fuerte desnivel del terreno–, una planta baja y la primera planta. Con la incorporación de elementos industriales, sencillos y la inmensa mayoría muy asequibles, y hecho con industriales en vez de trabajar con una constructora, la Casa Collumpio es una estructura metálica que CASA COLLUMPIO Arquitectura: MACH Barcelona se levanta sobre un basamento de hormigón, el que acoge el dormitorio principal con su baño, y que tiene contacto directo con el pequeño jardín de la casa. Como el resto de la vivienda, los elementos constructivos quedan a la vista: lo están los bloques de hormigón de las paredes medianeras –de juntas alineadas–, lo está todo el hormigón del semisoterráneo, lo está la chapa colaborante que se sitúa debajo de la cubierta y lo está la estructura metálica que, pintada de amarillo, deja ver como la planta de arriba está colgada aguantando una plataforma de madera mucho más ligera que se convierte en una especie de balcón hacia la de bajo. Se ve la obra, y de obra son una parte significativa de los muebles. En la Casa Collumpio se circula de manera muy fluida –y también circula el aire–. Los de MACH concibieron un cubo central en cada planta, donde se alojan los baños y los espacios de almacenaje. Alrededor de este núcleo fluye la vida en una casa abierta, concebida para la flexibilidad de los usos que pide la existencia contemporánea. 

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Amarilla, alegre, joven, luminosa y singular

Los arquitectos de MACH, Marc Subirana y Laia Gelonch, confiesan que optaron por pintar la casa de color amarillo “en un intento de restarle seriedad”. El suyo es un amarillo bien vivo que contribuye a singularizar esta edificación, que en sí misma –sin el amarillo– ya es muy singular en este barrio escalonado. Desde la estructura metálica de la fachada que se abre al sur hasta toda la fachada de la calle y la escalera interior, el amarillo es alegría para una casa de carácter ya muy alegre, por abierta, por joven. Y es una nota que todavía suma más luminosidad a una vivienda extraordinariamente luminosa.