¿Por qué tanta gente empieza a hacer deporte a los 40 (o 50)?
Por salud, por estética o por ganas de hacer cosas nuevas, cada vez hay más gente que se apunta al ejercicio físico una vez superada la mediana edad
BarcelonaEl paso del tiempo, los cambios de prioridades y de necesidades a lo largo de la vida, la intrínseca condición humana de superarnos y plantearnos retos, buscar emociones no vividas, sentirnos motivados cada mañana al despertarnos, evolucionar... Estos son algunos de los motivos que hacen que, a lo largo de la vida, pasemos por diferentes estados que nos pueden hacer parecer que vivimos vidas completamente diferentes y que no tienen por qué tener demasiada conexión las unas con las otras. El secreto es hacerlo siempre con coherencia con uno mismo y con nuestro entorno.
“En el caso de las personas que han decidido tener una familia y han seguido una evolución cronológica, a la edad de los 40 o 50 los hijos ya no son tan dependientes y los padres vuelven a tener un tiempo del cual no habían podido disfrutar durante años”, explica Laura Suàrez, psicóloga deportiva. No es nada extraño ver personas de nuestro entorno que nunca habían practicado deporte o, al menos, no lo hacían de manera regular durante su juventud –incluso algunos llevaban, más bien, lo que llamamos una mala vida– que, poco a poco, se van introduciendo en este mundo, sobre todo con deportes de resistencia como correr, bicicleta, triatlón o, últimamente, también el crossfit,que se ha puesto muy de moda. Realmente es un fenómeno común que estamos viviendo en las últimas décadas.
Hacia los 40 o 50 años es habitual que sobre todo los hombres se animen con la práctica deportiva regular, y muchos de ellos acaban, incluso, compitiendo, teniendo un entrenador personal, yendo regularmente al fisioterapeuta y llevando una dieta pautada por parte de un profesional.
“De joven nunca había competido, y durante la adolescencia practiqué mucho esquí alpino porque trabajaba como monitor, pero hacia el final de la década de los 30 me di cuenta de que llevaba una vida muy desordenada y empecé a hacer deporte para cuidarme”, explica Albert Lòpez, que se describe como “fofisano”.
Gimnasios, competiciones de resistencia como carreras de montaña, cicloturistas, maratones de asfalto, travesías de natación o triatlones de larga distancia están llenos de practicantes que rondan los 35-55 años.
¿Qué nos pasa a partir de cierta edad?
“Aparte de tener más tiempo a nivel familiar, también hay una razón laboral. En estas edades ya se disfruta, en general, de más estabilidad laboral. Ya no existe de forma tan marcada el reto en este campo y, por lo tanto, ya no se le dedican tantos esfuerzos”, continúa Suàrez.
Hay que añadir que se acostumbra a tener más comodidad y estabilidad económica, de forma que se puede invertir en otras actividades que, años atrás, no estaban dentro de las prioridades, porque tenemos que tener en cuenta que muchas de estas disciplinas deportivas no son baratas. Otras razones que llevan a las personas de esta edad al deporte de manera casi adictiva, en el buen sentido de la palabra, pueden ser una separación de pareja o la marcha de los hijos de casa. Los dos factores pueden generar soledad y la necesidad de conocer a gente nueva y de volver a relacionarse. El deporte, sin ningún tipo de duda, es un elemento social muy importante e integrador. Más factores que acompañan este fenómeno son la salud y la estética. “Pueden llegar las primeras lacras, el control del peso ya no es tan fácil de gestionar y los signos de la edad se van haciendo evidentes. Una manera de poder seguirse sintiendo más sano, más joven y más fuerte es practicando deporte y adquiriendo hábitos de vida saludables”, asegura Suàrez.
En general es una situación que se ve más acentuada entre la población masculina “por el ego, por la búsqueda del reconocimiento social o por la dificultad de aceptar el paso del tiempo”, sigue Suàrez, que también asegura que, “muchas mujeres que de jóvenes habían practicado deporte competitivo y que lo habían abandonado durante la adolescencia o los primeros años de la edad adulta, se reincorporan en este momento de sus vidas”.
Albert, como otros muchos nuevos deportistas de esta franja de edad, se inició en el deporte de manera progresiva y empezó porque vio la necesidad de cuidarse, de ordenarse, de gestionar el aumento del peso y de cuidar su imagen, puesto que a nivel laboral lo necesitaba: “Hice el primer triatlón cuando tenía 39 años, ahora voy por los 50 con una buena retahíla de competiciones acabadas y he conseguido una rutina de entrenamiento, he incorporado hábitos saludables a mi día a día, descanso mucho mejor, soy capaz de regular mi peso y verme mejor, y he adquirido un compromiso y una disciplina que no solo me ayudan en el deporte sino en la vida en general”.
Nunca es tarde
Lograr hábitos saludables y engancharse a la práctica deportiva es una de las mejores decisiones que puede tomar una persona y, tal como dicen los profesionales, nunca es tarde para hacerlo. Las evidencias hablan: “Introducir el deporte como rutina a estas edades es clave para el control del peso, el peristalsis intestinal, los ardores y problemas digestivos, controlar el colesterol y los problemas arteriales, la mejora del sueño y del descanso, ayuda a la gestión de las emociones y, una cosa muy importante, estimula las relaciones sociales”, afirma Marc Codina, fisioterapeuta con una larga experiencia.
Pero uno de los inconvenientes que podemos encontrar es que estas personas no tienen el cuerpo adaptado al deporte y hay que introducirse de manera progresiva, y siempre dejándose acompañar por profesionales. “Si nos pasamos podemos caer en errores que nos lleven a lesiones, a trastornos cardíacos, a desórdenes de pareja...”, añade Codina.
Algunas de las equivocaciones que se cometen y que hay que tener en cuenta son no caer en la obsesión y usar el deporte como sustituto de un trabajo emocional o de conflictos que no se quieren afrontar. Como en todos los aspectos de la vida, hay que saber encontrar un equilibrio y, en este sentido, Codina nos da una serie de consejos para hacerlo de manera saludable tanto físicamente, para evitar lesiones, como emocionalmente, para mantener el equilibrio con todo nuestro entorno, familiar, laboral y social: “Hay que hacerlo de manera progresiva y ordenada. No solo dedicar horas a la parte aeróbica, sino que hay que introducir el trabajo compensatorio de fuerza, sea en el gimnasio o en casa. Es importante cuidar la dieta, pero sin obsesionarnos. Hacerse pruebas de esfuerzo de manera periódica cuando nos lo dicten los médicos para evitar o detectar problemas cardíacos. Hacerse revisiones médicas periódicas con análisis de sangre y, sobre todo, hacer uso del sentido común y dejarse aconsejar por profesionales”.
Durante el artículo hemos comentado el hecho de que algunas personas se inician en el deporte a estas edades después de una ruptura matrimonial, y también es cierto que la práctica descontrolada puede ser la causa de problemas de pareja, pero Albert hace una lectura muy positiva que, bien encajada, vale la pena valorar: “Es cierto que preparar triatlones de larga distancia, como es mi caso, quita horas de familia y hay que gestionarlo con tacto, tenerlo todo bien hablado y consensuado con la pareja. También son horas que robo a mis tres hijos, pero considero que mostrarles de primera mano y con el ejemplo los beneficios del deporte, de la incorporación de los hábitos saludables, de llevar un equilibrio y un orden son un buen aprendizaje que los estoy ofreciendo y que espero que les quede para siempre”.