"La vulva necesita respirar"

La fisioterapeuta Mireia Grossman imparte talleres para mantener saludable el suelo pélvico y mejorar las relaciones sexuales

La fisioterapeuta del sol pélvico Mireia Grossman con una almohada que representa una vulva.
18/08/2025
4 min

BarcelonaMireia Grossman aparece con una almohada en forma de vulva y un modelo anatómico de los que utiliza en sus talleres para enseñar a miles de mujeres qué tienen entre las piernas. "Soy cómo El forastero en versión entrepierna", bromea. Ella lo descubrió en la cuarentena, cuando estudiaba fisioterapia y se apuntó por casualidad a la asignatura optativa de salud de la mujer. "Optativa!", exclama. Lo que descubrió fue tan sorprendente que desde entonces se ha dedicado a divulgarlo como fisio suelo pélvico. Y no sólo para ayudar a prevenir. problemas tan comunes como el prolapso o las pérdidas de orina, sino para garantizar y alargar la diversión.

"Si hablamos de sexo, nuestro cerebro piensa directamente en preliminares y penetración, pero la sexualidad no es ni un pene ni un agujero, éste es un patrón maculino. Sin embargo, no es hasta que el pene no funciona o la vagina no está por órganos que no nos planteamos que la sexualidad debe ser más global, más sensitiva, más comunicativa y no tan coital y reproductiva", dice. Lo explica así descarnado: "La sexualidad masculina es el movimiento de zambomba, mientras que nosotros cuando nos damos placer no, nos damos placer tiene sensibilidad. ¡Una estructura que debe ampliarse diez veces para un parto no puede ser sensible o moriríamos! Ahora bien, nuestra sexualidad se consideran preliminares, como si fuéramos teloneras, como si fuera un peaje para entrar. Esto se debe trabajar mucho", lamenta.

"La sexualidad de agujero es muy limitante –afirma–. El modelo túnel, que implica que lo que se comienza se termina, es lo que rompe las parejas. Debido a que los hombres son un sistema de interruptor, si ella no quiere rock'n'roll ya ni le toca, no le da un beso, no le pellizca, porque existe el riesgo de que se ponga en marcha. Esto lo hace caer todo: la corporalidad, la amistad, la ternura... O creas otra cosa o no tienes nada, porque el sexo para cumplir lleva factura, implica dolor: todo proceso de excitación necesita riego sanguíneo", explica Grossman. "La vagina no es una boca de metro que siempre está abierta ya disposición, se asemeja más a un guante. Ella directamente cambiaría el nombre del sexo para que no sea sinónimo de coito y propone "experiencia erótico-festiva, porque no sabes lo que te esperas, no esperas ni un orgasmo, pero sabes que te lo vas a pasar bien".

Como la naturaleza no envía picos de fertilidad de forma natural cuando el cuerpo tiene problemas (estrés, angustias, dolor) o ya no tiene capacidad de reproducción, "la libido es. conseguir el placer debemos relajarnos, si no no se conecta el sistema nervioso parasimpático, que es lo que permite que haya erecciones, en hombres y mujeres", explica. Y a partir de ahí ya entramos en las recomendaciones para estimular el riego sanguíneo de la vulva. 1. Lectura erótica: "Despierta el cuerpo, excita". 3. Orgasmos terapéuticos: “Son gimnasia vaginal. Cualquier músculo que no se contrae se atrofia". Primero aconseja reencontrar las ganas sola, porque "al cuerpo le cuesta un extra adaptarse a otro ser humano y el propio bienestar no puede depender de nadie".

Y dos consejos extras. Por un lado, el espejito: "Para que el cerebro regenere el suelo pélvico, primero debe generar conexiones neuronales y, por tanto, debe localizarlo. Por eso los hombres tienen tanto vínculo con su pene, por cultura y porque se le tocan cada día, mientras que nosotros sentimos culpa y suciedad sólo con mirarnos los genitales". Por otro, dormir sin bragas. "La vulva es mucosa, y un tejido húmedo y caliente, si siempre lo tapamos, es una fuente de cándidas e infecciones. La vulva necesita respirar; por tanto, la recomendación más fácil es dormir sin bragas. Nuestras abuelas ya dormían sin bragas", asegura Grossman, que se define como "doña trucos". Ahora ya tiene miles de seguidoras, en charlas y en las redes. Su próximo reto es crear un curso online para que el otro 50% lo escuche y sus consejos también lleguen a los hombres.

La menopausia y el cuidado del suelo pélvico

El problema es que "no sabes que existe el suelo pélvico hasta que tienes problemas, y eso es perverso porque te impide ayudarle antes", asegura. Habitualmente, el interés en esa zona llega con la menopausia, cuando la vagina tiende a dar problemas. Grossman toma el modelo anatómico y muestra los músculos y ligamentos que existen entre los huesos de la pelvis, que sujetan la uretra, la vagina y el recto. Ella compara el suelo pélvico con la parte de abajo de un globo: debes ayudar a no comprimirlo con la postura o reventará. "Cuando subas escaleras, echa abajo con la pierna, para activar los músculos", me recomienda, mientras caminamos. "Tienes que sentarte haciendo vagina ventosa", me enseña cuando nos sentamos. Otro ejercicio fácil para las mujeres que se pasan el día de pie: "Piensa que tienes un billete de quinientos entre las ancas y alguien quiere estirarlo: tú cierras los glúteos. Es la manera de activar la faja abdominal", me cuenta.

"Cada mujer tiene su menopausia. El problema es que la gente se mentaliza y el cerebro, que es muy obediente, se programa. Si tú crees que tu menopausia será un infierno, difícilmente no lo será. El cuerpo lo intentará", afirma. Ella recomienda intentar reprogramar el cerebro y la sexualidad para adaptarla a la persona que eres en ese momento de la vida. La menopausia se está explicando cómo un período terrorífico y el mercado lo está aprovechando para lucrarse. Ella se opone. Por ejemplo, los salvaslips diarios y los tejidos que no sean de algodón deberían desterrarse de las partes íntimas. "Y las depilaciones totales son muy agresivas porque provocan microlesiones en la piel, que es la primera barrera de defensa, pero además los pelos son una protección térmica para la vejiga, hipersensible al frío", explica. "Antes se vendía como estética y ahora se vende como salud, cuando nunca es salud modificar el cuerpo salvo en casos médicos", afirma. "Yo era más mono a los 25 años, pero yo me gusto mucho más ahora. La menopausia es decir: «Si no te gusto, no me mires», y eso es un gustazo", asegura.

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