Òscar Fernández: "Uno siempre piensa que no hará lo que hacían sus padres y al final lo acaba haciendo"
Periodista y padre
BarcelonaPeriodista radiofónico y padre de Aleix y Abril, de 14 y 9 años. Fue periodista deportivo, editó el informativo del mediodía en la radio pública catalana y ahora dirige La tarda de Catalunya Ràdio, que conduce con Elisenda Carod.
Soy del Carmel y mi mujer es de Poble-sec. Vivíamos en el Paral·lel y allí nace nuestro primer hijo. Cuando queremos el segundo y nos hace falta un piso más grande, decidimos irnos a vivir fuera, al Vallès, donde por el precio de un piso tienes una casa.
¿Y esto es bueno o malo para los hijos?
— No digo que sea mejor ni peor. Hay quien no puede imaginar que sus hijos crezcan fuera de la ciudad, pero no es mi caso. De hecho, a los míos no les gusta mucho venir a Barcelona. Creen que hay demasiada gente, demasiado ruido y que se tiene que hacer cola para todo. Cuando vivíamos en Poble-sec e íbamos al parque, teníamos que hacer cola en el columpio y cuando nos tocaba tampoco no podíamos estar mucho porque había otros niños esperando.
En el pueblo hay bicis y mascotas.
— Tenemos una perra y en Barcelona no la tendríamos. Con un niño jugando en la ciudad siempre está el peligro de que moleste. En un piso tienes que estar continuamente avisando. Vigila con la pelota. No corras que el vecino de abajo se queja. Esto es diferente en una casa.
¿Qué hacías tú que no veas hacer a tus hijos?
— La relación intensa que tenía con mis hermanos. Yo era el mayor de tres y vivíamos en un piso pequeño que solo tenía un balcón estrecho. Nos aburríamos mucho y esto hacía que jugáramos los tres. No acabo de entender que ahora los míos prefieran jugar cada uno por su lado. Tengo la sensación de que antes usábamos más la imaginación. Ellos no valoran todo lo que tienen y que yo no tuve.
Pasan las generaciones y esta gran frase perdura.
— Uno siempre piensa que no hará ni dirá lo que hacían y decían sus padres, y al final acabas haciendo lo mismo. Pero recuerdo veranos enteros encerrados en casa, pasando un calor horroroso y nosotros felices jugando, riendo mucho. No puedo imaginar a mis hijos en una situación similar. Ahora enseguida dicen que no saben qué hacer. Es como si hubieran perdido la capacidad de imaginar.
Y han perdido el deseo de huir. Yo, siempre que podía, bajaba a la calle.
— Es una cosa que me sorprende. Tienen una pasión incomprensible por estar en casa y siempre preferentemente encerrados en su habitación. Cuando pido al mayor que quede con un amigo para jugar a fútbol o merendar, me responde que ya está bien en casa. He hablado con otros padres y me dicen que tienen el mismo problema.
¿Has encontrado alguna solución?
— Los fines de semana los hacemos ir al esplai, así pasan las tardes del sábado fuera, a pesar de que el mayor empieza a oponerse. El esplai les hace salir de la zona de confort. Lo que sí que les gusta es cuando hacen salidas de dos días y en verano, que se van de ruta.
¿Tus hijos también escuchan la radio solo en el coche?
— En el coche les pongo las noticias, pero ellos, como mucho, solo escucharían radiofórmula. En cambio, sí que escuchan a youtubers. Ahora, a pesar de no escuchar la radio, son esponjas. Un día, cenando, la pequeña empezó a decir nombres de gente que salía en la radio y flipé. Llegó a decir una treintena y no solo sabía los nombres, sabía qué hacía cada uno. Los hijos escuchan más de lo que parece y siempre llega un día que te dejan con la boca abierta y los miras diciendo: "Pero tú, esto, ¿cómo lo sabes?"