Cuerpo y Mente

"El narcisista puede ser muy camaleónico y mostrarte lo que tú quieras ver"

Hablamos con la psiquiatra Maribel Rodríguez, autora del libro 'Liberémonos del narcisismo'

BarcelonaErich Fromm decía que el narcisismo puede esconderse detrás de tantas máscaras que seguramente es, de entre todas las cualidades psíquicas, la más difícil de descubrir. Pero ¿qué significa exactamente que una persona sea narcisista? La psiquiatra Maribel Rodríguez acaba de publicar el libro Liberémonos del narcisismo (Desclée de Brouwer, 2024), donde da luz a esa personalidad que puede llegar a ser tan destructiva con su entorno. “El narcisista es una persona que está exclusivamente centrada en sí misma y con una idea de superioridad sobre los demás, que ve como objetos que sólo están allí para complacerle”, resume Rodríguez.

Eso sí, remarca que se refiere a los narcisistas considerados patológicos, pero que después existe una amplia gama de grises: “Todos tenemos una pequeña parcela narcisista. En algún momento hemos tenido una actitud narcisista arrogante y conductas con falta de empatía, pero es muy diferente a una persona que es narcisista todo el tiempo”, matiza. Los narcisistas patológicos son personas "incapaces de ponerse en el lugar de los demás y que están absorbidas por su vanidad y su ego falso, mientras que los demás siempre deben adaptarse a su fantasía de superioridad", continúa.

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¿Cómo detectarlos? Según Rodríguez, no todos se saben camuflar, pero los más hábiles se pueden hacer pasar por lo que quieras ver. "Pueden aprender a ser camaleónicos y adaptar imágenes de sí mismos que de entrada nos resultan agradables, incluso demasiado perfectas", explica la psiquiatra, que alerta como esto suele ser una primera señal para detectarlos. “Se presentan como personas llenas de virtudes, haciendo muy buen marketing de sí mismas, pero con el tiempo vas viendo que no parecen tan estupendas y que muestran ciertas incoherencias, como que no toleran las críticas o que no acaban de tener empatía ni comprender a los otros”, sigue.

Éste modus operandi de empezar alabando y seduciendo al otro hasta que se “desconectan” o se llenan de ira cuando se sienten amenazados o criticados es muy habitual entre los narcisistas. “Da la impresión de que son dos personas diferentes, como Dr. Jekyll y Mr. Hyde, pero no es hasta después del tiempo que nos damos cuenta de sus incongruencias y que vemos que no nos quieren tanto como pensábamos, sino que sólo pretenden obtener algún tipo de beneficio”, dice Rodríguez.

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Falta de autoestima

El caso es que las personas narcisistas ni siquiera son capaces de quererse a sí mismas. "Solo adoran la fantasía que se han montado en su cabeza, y eso es lo que quieren mostrar a los demás, pero la realidad es que no se aceptan ni se aman tal y como son", lamenta Rodríguez. De esta forma, al no poder captar sus propias emociones, necesidades y formas de ser, son incapaces de poder empatizar con los demás. “Amar a alguien significa salir de uno mismo, y ellos están metidos dentro de una fantasía que se han inventado para sentirse dignos de ser queridos, porque ellos mismos no se quieren”, remarca la psiquiatra.

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Lo triste es que, para quienes tienen los casos más patológicos, es casi imposible que se den cuenta de su narcisismo. “Si te das cuenta de que eres narcisista, entonces es que no lo eres tanto. En los casos más patológicos, quizás se den cuenta si han atravesado un período de gran fracaso o rechazo por parte de los demás”, asegura Rodríguez. Pero lo más frecuente es que sea la gente que le rodea quien tenga que tomar medidas. “Como todas aquellas personas que se quedan enganchadas durante décadas a una relación de pareja con un narcisista pensando que un día cambiarán, cuando al final son ellas mismas las que deben poner límites y entender que no se puede ayudar a una persona que considera que no necesita ayuda”, remarca.

Sociedad narcisista

En el libro Liberémonos del narcisismo, la autora explica que, actualmente, el narcisismo se está convirtiendo en un fenómeno pandémico. Toda una “pandemia narcisista” que es muy palpable en la televisión y en las redes sociales. Un problema que, según investigadores como Rodríguez, se hace patente “en sociedades donde se han sobreprotegido a los niños, no se han puesto límites y existe una falta de respeto a las figuras de autoridad, a la vez que se exaltan hechos como la apariencia física, la eterna juventud, el materialismo y el individualismo”, lamenta la psiquiatra.

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Ante esto, Rodríguez cree que el trabajo no sólo es individual, sino también social. “Hay que tener una conciencia más global y buscar más en profundidad lo que somos como seres humanos para entenderse mejor a uno mismo ya los demás”, reflexiona. "Sólo así se podrán tener vidas y sociedades más saludables y equilibradas, donde las personas estén más conectadas entre sí y puedan tener vidas más auténticas", concluye.