Animales de compañía

¿Quieres adoptar un perro? El verano puede ser el mejor momento

Los expertos recomiendan estos meses porque es cuando la familia tiene más tiempo para dedicarse al animal y se puede salir más al aire libre

BarcelonaEdgar Rufo y su familia están en el lago de Banyoles. No por casualidad. Han venido hasta este espacio natural para dar nuevas experiencias a Tosca, un cachorro que acaban de adoptar. Tampoco es fruto del azar de que el cánido haya entrado ahora, precisamente, en sus vidas. Rufo es maestro de la escuela de San Esteban de Guialbes y es durante las vacaciones de verano cuando él, principalmente, disfruta de más tiempo para compartir con este nuevo miembro de la familia. “Es la mejor época para hacerle el acompañamiento que necesita. Es ideal tanto para el perro como para nosotros”, admite Rufo.

Las actividades al aire libre. Los días más largos. El verano es un buen momento para adoptar un animal de compañía “siempre que tengamos una buena planificación en caso de que tengamos que marcharnos”. Así lo cree Carolina García, veterinaria clínica. “Si tienes planificado irte de vacaciones a otro sitio, tu ausencia puede complicar la gestión con el perro y, si es cachorro, aún más. Habrá que mirar el transporte, algunas vacunas que quizás no son obligatorias en tu lugar de residencia pueden requerirse en el extranjero y, por tanto, aparte de tener siempre las pautas de vacunación al día, estas, específicamente, también se tendrán que de poner…”, concreta García, vocal de pequeños animales del Colegio de Veterinarios de Barcelona. Esta especialista, además, lanza una advertencia: lo que le habrá hecho tanto al cánido como las horas compartidas con la familia, los paseos frecuentes o la estabilidad de estar en compañía durante el verano, puede acabar perjudicándolo si, en un futuro próximo, las dinámicas y rutinas del día a día cambian demasiado. Y es que, según García, los cánidos también pueden sufrir estrés o angustia similar a lo que nosotros conocemos como síndrome postvacacional. “Si le hacemos tres paseos al día, debemos poder mantenerlos más adelante. Y si prevemos un futuro muy diferente, entonces los cambios tendrán que ser graduales”, afirma esta veterinaria, que precisa que pueden aparecer problemas de ansiedad por separación, inquietud… Una situación, además, que podría agravarse si se toman decisiones equivocadas como la que comenta Tommaso Piermarini, veterinario etólogo de TomVets a domicilio, que desaconseja “totalmente” dejar a un animal recién adoptado, al cabo de dos o tres semanas de tenerlo, a otra persona y dejarlo solo en casa demasiado horas. "Podría quedarse solo, pero de forma gradual y supervisando su comportamiento con cámara de vídeo".

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Los cambios en la normativa

En este aspecto, la ley de bienestar animal, aprobada hace más de un año, tiene mucho que decir. La normativa prohíbe, entre otras cosas, dejar solos a los perros durante 24 horas y los gatos tres días sin supervisión. Si esto se da, su responsable puede recibir multas de hasta 10.000 euros. La entidad Lex Ànima, creada en 2019 y dedicada a la ética y el progreso en el trato a los animales, asesora precisamente a particulares e instituciones que quieren denunciar casos como éste y otros relacionados con el maltrato animal. “Con la nueva ley, tenemos más margen de actuación, pero también aparecen más casos por denunciar. Es un continuo”, asegura la vicepresidenta de la entidad, Magda Pujol.

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Marina Rodríguez también ha adoptado un perro, en este caso adulto, en junio en el refugio Bú Bup Parc, de la Fundación Altarriba, en la Bisbal d'Empordà, coincidiendo en que ella tenía fiesta en el trabajo. "Aproveché las vacaciones para poder hacer bien el período de adaptación a casa antes de dejarlo solo más horas cuando volviera de nuevo a trabajar", detalla. Mahou, de 10 años, se ha avenido mucho con todos, sobre todo con la otra perra que ya tiene la familia y que se había puesto “trista” después de la muerte de otro cánido que estaba con ellos.

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Desde Lex Alma aseguran que “pese a que la mayoría de perros son sociables por naturaleza, todos vienen con sus mochilas”, y advierten que “algunos necesitarán más tiempo que otros” para adaptarse a la nueva casa . Pujol resalta que adoptar a un animal “siempre es un acto de responsabilidad”. Y si se trata de un animal procedente de un refugio es, además, "un acto de generosidad".

Un tercio de los abandonos pasan en verano

Según datos del Pacma, el partido animalista, en España se abandonan cada año más de 300.000 animales. Es el dato más elevado si lo comparamos con otros estudios realizados por entidades en el mismo ámbito. España se sitúa al frente de Europa en abandonos. En verano, concretamente, son más de 100.000 los gatos y perros abandonados en carreteras, gasolineras, puertas de establecimientos o protectoras. Pujol lamenta que "todavía hay quien sigue sin tenerlo en buenas condiciones durante toda la vida", y dice que "si no se puede tener un perro en condiciones es mejor no tenerlo para evitarle el trasiego de estar en el refugio, después en una casa y tener que volver al refugio”.

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Yolanda Valbuena, directora general de la Fundación Altarriba, afirma que mensualmente reciben una cuarentena de e-mails y decenas de llamadas de personas que no quieren más al animal. “Son gente que adoptó perros o gatos por un capricho de la familia o un impulso. En general, vemos que hay mucha falta de conciencia: no saben, por ejemplo, qué vale una residencia, que debe llevar chip o pasear a menudo”, indica. En el Bú Bup Parc, el control para adoptar es muy minucioso. El 70% de las adopciones, de hecho, se rechazan y, además, hay que ir al menos tres veces para ver y pasear al animal sean de donde sean los interesados. Entre los trámites que se piden para garantizar que la adopción sea un éxito hay un certificado que debe emitir el propietario de la vivienda de alquiler, en su caso, en el que se diga que se permite tener el perro o el gato en casa. “Una pareja joven esperó un año a tener el permiso y después se esperaron para adoptarlo cuando tenían vacaciones”, destaca Valbuena.

Los expertos recalcan que el animal no debe escogerse “porque es bonito” sino porque “se adapta mejor a nuestras rutinas y hábitos”. Según Piermarini, especialista en comportamiento, uno de los aspectos principales a valorar es la edad del animal, porque "un cachorro requerirá más atención y actividad que un perro senior". También se recomienda "preguntar cosas de su historial para saber su comportamiento" y "tener en cuenta si ya hay animales en casa porque la introducción de un nuevo miembro puede comportar desequilibrios en el ambiente familiar; y, si es así, tener tiempo para realizar la introducción de forma progresiva”, según este experto.

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Las protectoras, en todo momento, tienen muy presente que se produzca un buen encaje entre el animal y la familia adoptante. Lo aseguran desde el refugio de Cal Pilé, en Mataró. Su portavoz, Elena Milla, explica que dan un cuestionario con preguntas concretas, como "si han tenido animales previamente, si en caso de enfermedad en el animal podrían hacer frente a los gastos veterinarios o si hay niños pequeños en casa" . Sin embargo, Milla señala: “Aún mucha gente viene porque quiere un regalo para los hijos y, si lo hacen por este motivo, nosotros no lo aceptamos. Los perros no son objetos ni regalos. Estamos hablando de vidas”. La mejor manera de acoger a estos nuevos miembros y favorecer la buena convivencia es, según Pujol, “hacerles partícipes de nuestra vida en familia y ayudarles a construir una relación sólida con nosotros”. Y recalca: “Los perros no olvidan, pero sí perdonan. Y nunca abandonan”.

Si quieres viajar con el perro...

Para viajar con el cánido fuera de Cataluña, concretamente en España, sólo se necesita el chip y la cartilla de vacunación con la vacuna de la rabia y sus recordatorios sellados y al día. En Europa: el pasaporte, las vacunaciones anuales, la vacuna de la rabia (todas con sus recordatorios), desparasitaciones y el chip. Si el viaje se realiza fuera de la Unión Europea, entonces cada país tiene su regulación y, además, aparte del pasaporte, se solicita un certificado de salud para viajes emitido por un veterinario u otros específicos.

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Mosquitos y calor la mayor parte del año

Hace una década, en verano había que estar muy alerta ante posibles enfermedades infecciosas parasitarias de los animales provocadas por pulgas, garrapatas, mosquitos o similares, como los flebótomos, transmisores de la leishmaniasis. Sin embargo, actualmente con el cambio climático, esta estacionalidad se ha perdido y la alerta –aunque en verano se incrementa no sólo por el calor sino también por el aumento de actividades al aire libre– se ha asentado todo el año. Los golpes de calor en animales también se han desestacionalizado. Podemos encontrarla incluso en octubre. Más allá del incremento de la temperatura corporal y las dificultades para respirar, el animal mostrará nerviosismo, salivera, inquietud y angustia. Si progresa, podría tener vómitos y diarrea, y si sigue avanzando, debilidad, hipotensión, convulsiones, edema cerebral y entrar en coma. La veterinaria Carolina García recomienda "mantener la calma" pero ir "directo al veterinario porque nos encontramos ante una situación de emergencia médica".