Crisis climática

Si sube mucho el nivel del mar, ¿qué pasará con las playas catalanas?

Crear praderas de posidonia, sistemas de alerta de inundaciones y planificar a largo plazo son soluciones innovadoras para no perder la costumbre de extender la toalla a la arena

Vista de la playa del Garbí
21/08/2025
4 min

BarcelonaPlantar la sombrilla, extender la toalla y arrojarse al agua ha sido uno de los mejores remedios contra el calor. Las persistentes caloradas pueden estar poniendo en cuestión, y ahora se añade otro interrogante derivado de la subida continua del nivel del mar: ¿Cataluña está preparada para mantener las playas? Las proyecciones de futuro más optimistas del cambio climático plantean una subida del nivel del mar de entre 30 y 50 centímetros hasta el 2100, pero los expertos cada vez se inclinan más a pensar en escenarios más pesimistas. Lo que más prevé que el aumento será superior a los 80 centímetros. Ante esto, las recetas clásicas están quedando obsoletas y los científicos diseñan soluciones innovadoras para proteger a las playas.

El interrogante despierta inquietud, como se ha puesto de manifiesto este año con la jornada Los retos de la gestión del litoral organizada por el Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña (ICGC), donde han intervenido expertos como el jefe de la Oficina Catalana del Cambio Climático, Leo Bejarano. En sintonía con los datos del Servicio de Vigilancia Marina Copernicus, que coordina la Comisión Europea (CE), subraya que el histórico observador meteorológico Josep Pascual ha constatado desde 1990 en l'Estartit que el nivel del mar en Cataluña se incrementa de media unos tres centímetros cada diez años. "Puede parecernos muy poco, pero eso tiene unas implicaciones a escala económica, social y ambiental que no nos lo podemos ni imaginar", garantiza Bejarano.

Playa de la Mar Bella en Barcelona.

Además del incremento del nivel del mar, se afrontan otros peligros climáticos, como el de la temperatura, la acidificación y los temporales marítimos extremos, lo que "lleva a la erosión costera ya la pérdida de playas", advierte Bejarano, con el añadido de que el 85% de la población de Catalunya vive cerca de la costa y que se vive cerca de la costa. Así que no hacer nada por mitigar los efectos del cambio climático no es una opción. Bejarano lo ejemplifica con un estudio sobre los costes que tuvieron que asumir las administraciones para reparar los estragos del temporal Gloria del 2020, sobre todo ante "no tener las infraestructuras litorales bien adaptadas": 287 actuaciones costaron 518 millones de euros.

Playa del Trabucador en el Delta del Ebro.
Puntos críticos: el Delta del Ebro y el Maresme

Los temporales de mar son cada vez más cortos, pero tienen "mucha más energía de embate y mayor altura de ola", resalta Bejarano, lo que tiene repercusiones en el litoral catalán: el 65% de la costa sedimentaria —playas, deltas...— es erosiva, o sea, pierde arena. La media de erosión es de un metro al año, pero hay lugares, como el delta del Ebro o el Maresme, donde "la media de pérdida de materiales es mucho mayor", dice el jefe de la Oficina Catalana del Cambio Climático.

Los científicos no se están de brazos cruzados, como se ha evidenciado también este año en una sesión divulgativa sobre la subida del nivel del mar en el centro cívico barcelonés Casa Orlandai. Según el ingeniero del Laboratorio de Ingeniería Marítima de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC), Vicenç Gracia, el incremento de 80 centímetros hasta el 2100 significará que "el lugar donde dejar la toalla será cada vez menos" porque las playas serán más estrechas. Ante esto, podemos adaptarnos —aceptar la pérdida de playas— o incrementar las defensas —recurrir a la ingeniería clásica, como hacer más diques, o alimentar la playa artificialmente con arena—, pero considera que hay que ir más allá con soluciones innovadoras como estas:

Conocer mejor el medio: visores y ci

El Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña dispone del Servicio de Información de la Dinámica Litoral (SIDL), que proporciona múltiples datos abiertos y visores, como por ejemplo para comparar la evolución histórica de la costa o los efectos de los temporales. Desde su laboratorio de la UPC, Gracia añade que tienen el proyecto Pitacora, con el que construyen sensores para que los practicantes de kayak, submarinistas y otros usuarios recojan datos.

Soluciones basadas en la naturaleza: plantar praderas de posidonia

Sería el caso de plantar praderas de posidonia en el fondo marino, una planta que con sus raíces retiene la arena y con las hojas hace de atenuador de la energía del oleaje. Hay varios proyectos en marcha para hacerlo posible y, si bien todavía hay muchas plantas que mueren, Gracia está convencido de que "en 10 años la replantación de posidonia será un hecho".

Sistemas de alerta como los del tiempo: ¿se puede inundar la playa mañana?

El laboratorio de la UPC ha creado un sistema de alerta temprana en Barcelona sobre posibles inundaciones a causa del fuerte oleaje y que proporciona la previsión en franjas de 8 horas. Según Gracia, "todo el mundo está hiperacostumbrado a ver el tiempo que hará mañana, pero no cómo inundar la playa", y el nuevo sistema puede ser útil para prever los días que conviene abstenerse de acercarse. Está en fase de pruebas desde el 2023 y todavía se necesitará un largo tiempo para afinarlo, para evitar así las falsas alertas que hagan que la ciudadanía desconfíe.

Planificar a largo plazo: las rutas de adaptación

"Se acabó planificar cómo lo hacíamos hasta ahora a corto plazo", subraya Gracia. Ahora se plantean las rutas de adaptación costera al cambio climático, que incorporan diversas estrategias a largo plazo en función del tipo de costa: no es lo mismo el Maresme, que tiene tren, grandes edificios, playas estrechas y pendientes relativamente fuertes que otros lugares. La Generalitat está pensando en construir estos escenarios y enviarlos a consulta pública, en el marco del futuro Plan de Protección y Ordenación del Litoral (PPOL), que prevé tener aprobado en 2027, según expresó su coordinador, Albert Grases, en el marco de la jornada del ICGC.

Barcelona también tiene sus debilidades

A priori, el litoral de Barcelona tiene un buen punto de partida frente al cambio climático. Según ha explicado en la Casa Orlandai Pep Hurtado, de la Oficina Estratégica del Ámbito Litoral del Ayuntamiento de Barcelona, ​​la ciudad "es un referente" por su inusual capacidad de coordinarse con las múltiples administraciones y organismos que tienen competencias en la costa. Además, "excepto la Barceloneta, está más alta que la cota mar", subraya, porque tiene muros que evitan que el mar se adentre en la ciudad y otras estrategias, como diques sumergidos.

Ahora bien, para que los muros hagan su función necesitan la arena de la playa de enfrente porque atenúa el oleaje —la pérdida anual de arena llega a ser del 12% en la playa de la Nova Mar Bella—, mientras que en la Barceloneta es "donde se reportan gran parte de los problemas cuando vienen temporales", añade Gracia: más adelante, "si las el Atlético-Barceloneta— deben marcharse, seguramente será más fácil reubicarlas, pero un trozo de barrio quizás no tanto". De ahí que, de nuevo, la planificación de cara al futuro es esencial.

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