La pandemia ha desequilibrado el reparto de tareas de muchas parejas con hijos en que las mujeres ahora asumen gran parte del trabajo también en verano
BARCELONA“Esto no han sido vacaciones”, le decía Eva, madre de una niña de casi 2 años, a una amiga el otro día. “Despertarse a las 7 de la mañana o antes, ponerse a jugar, preparar el desayuno, salir con la niña, preparar la comida, volver a salir con la niña y finalmente preparar la cena. Esto es lo que he hecho cada día”, resume por teléfono. La sensación que le ha quedado después de irse 15 días es que no ha parado ni un segundo de trabajar y que nadie la ha ayudado. Su compañero tenía que teletrabajar y ella ha tenido que asumir sola todas las tareas de la crianza, logísticas y de organización del apartamento que habían alquilado. “Estoy mucho más cansada que cuando me fui”, resume.
Esta sensación es común entre muchas mujeres que son madres cuando vuelven de vacaciones. A finales de agosto, cuando la vuelta al trabajo y a la escuela ya se acerca, muchas mujeres se dan cuenta que han pasado las vacaciones de verano trabajando: todo lo que está relacionado con la casa y las comidas familiares y estando con los niños. La sensación es la de no haber parado ni un minuto y de no haber tenido tiempo de descanso ni ocio para ellas mismas.
“Todo esto nos demuestra, una vez más, que incluso en tiempo de vacaciones las que principalmente se encargan de toda la logística familiar y de los niños son las mujeres, que son las que llevan la carga mental de organización de la familia”, dice la psicóloga Elena Crespi, que puntualiza que hablamos de parejas heterosexuales, porque en relaciones homosexuales se dan otras dinámicas.
Trabajo no remunerado
Esta experta quiere poner el énfasis en el concepto vacaciones y por eso se pregunta: “¿Qué quiere decir hacer vacaciones, en realidad?” “Pues quiere decir dejar de ir a hacer el trabajo remunerado pero seguimos con el trabajo no remunerado, que dura 24 horas al día si tienes hijos porque no se acaba, y esto sigue siendo un trabajo mayoritariamente femenino”, explica. Además, esta experta ha detectado que desde el confinamiento la situación ha empeorado: “Con los meses que pasamos encerrados en casa se establecieron unas dinámicas en que muchas madres eran las que se responsabilizaban de las criaturas mientras los padres se encerraban en una habitación a trabajar y esto ha generado unas inercias que en muchos casos se han quedado: ahora hay madres que asumen muchas más tareas, ya lo vimos el verano pasado y lo estamos volviendo a ver este año y, por lo tanto, es normal que acaben las vacaciones muy cansadas”, dice.
En la misma línea, la psicóloga y miembro de la junta de gobierno del Colegio Oficial de Psicólogos de Catalunya, Dolors Líria, explica que en esta cuestión pesa mucho la tradición porque “como esto ha sido así durante muchos años cuesta mucho cambiar”. Y añade: “Estas tareas que hacen mayoritariamente las madres suponen un trabajo que no para nunca pero no está pagado ni valorado, es una demanda permanente que durante siglos ha recaído sobre las mujeres y, a pesar de que hoy en día las cosas están empezando a cambiar, es un cambio que va muy lento”.
Ella cree que la solución pasa, si hablamos de parejas heterosexuales, “por que nuestros compañeros se corresponsabilicen de todas las tareas: hay que poner límites y exigir que ellos hagan su parte”, dice. Crespi coincide plenamente: “Hace falta reivindicarnos y levantar la voz pero también necesitamos que nuestros compañeros se apunten a este cambio, que aprendan y se responsabilicen, tenemos que apostar por la corresponsabilidad familiar en las parejas heterosexuales aunque siempre se haya justificado más implicación de las madres por un tema biológico, esto se tiene que acabar y tenemos que conseguir que la responsabilidad sea compartida”.
Pero no siempre es fácil. A menudo entra en juego la culpa, un sentimiento que muchas mujeres tienen si no hacen de madres al 100%. “Tradicionalmente se acepta muy bien que los hombres tengan sus espacios personales dentro de las dinámicas familiares –ya sea ir a jugar a pádel con amigos o quedar para ver el fútbol una noche a la semana–, pero todavía hay una valoración negativa si lo hacen las mujeres. Esto pesa mucho y de aquí es de donde sale la culpa”, explica Dolors Líria. Para combatir este sentimiento, Elena Crespi cree que “tenemos que desterrar y sustituir el concepto de sacrificio que tanto daño nos ha hecho a las mujeres y especialmente a las que somos madres". "En lugar de esto tenemos que pensar en los autocuidados, porque si no nos cuidamos a nosotras mismas, no podremos cuidar a los demás”, apunta como consejo para evitar la sensación de culpa.
Parar y recuperar fuerzas
En esta línea, Líria reflexiona alrededor del concepto de vacaciones y apunta a que esta pausa larga, normalmente en verano, es fundamental y muy necesaria para coger fuerzas. “El objetivo es que te tienes que recuperar para seguir siendo efectiva en el ámbito laboral”, explica, y hace un paralelismo con la maternidad: “Con las madres pasa lo mismo. Para seguir siendo una buena madre tienes que tener espacios de descanso porque la crianza, por mucho que se haga con ganas y de todo corazón, es muy cansada y comporta un desgaste que se tiene que poder reparar”. Y Encrespe añade precisamente que tener momentos o épocas de descanso, como las vacaciones de verano, “es muy importante porque las mujeres, aparte de madres, somos muchas más cosas". "Nos tenemos que poder visualizar en las otras esferas que somos: mujeres, parejas, personas que disfrutamos y hacemos otras cosas…”, dice.
Para resumir la importancia de los periodos de descanso Líria destaca que las personas tenemos unos límites, tanto de capacidad mental como física, “somos humanos –dice–, no robots”, y por eso “nos tenemos que dar permiso para parar, vaciar y recargar fuerzas, y para volver a estar el máximo de bien posible hay que hacer esta reparación y este descanso, no podemos estar siempre en constante actividad”.
Y que las madres tengan estos momentos de descanso y goce no solo es positivo para ellas, apunta esta experta: también es un mensaje muy positivo para las criaturas. “Este es un buen mensaje porque les estaremos enseñando que en la vida no todo es trabajar, que también es importante cuidarse y dedicar tiempo a las cosas que nos gustan, ya sea leer un libro o salir a hacer deporte. Está muy bien enseñar que los padres y madres también disfrutan y no solo trabajan, y las vacaciones son el momento ideal para esto".
Consejos para tener momentos de descanso estas vacaciones:
Las psicólogas Dolors Líria y Elena Crespi nos dan unos cuantos consejos para intentar encontrar momentos de descanso y de desconexión:
1) Reservar un espacio de tiempo a la semana para hacer una actividad que te guste, que no sea solo de descanso sino también de goce. Lo ideal es combinar espacios de descanso y placer.
2) Repartir las tareas familiares, organizativas y logísticas con las personas adultas con quienes se convive para no sobrecargarnos en exceso.
3) Poner límites. Las inercias familiares hacen que se den por hecho muchas tareas. Hay que poner límites: si hace falta, decir que no y apostar por la corresponsabilidad.
4) Pensar en los beneficios que tiene esto para los hijos y para la familia. Buscando tiempo para nosotras fomentamos la autonomía de nuestros hijos.
5) Desterrar el sentimiento de culpa cuando nos dedicamos tiempo a nosotras. Es un tiempo necesario para seguir cuidando después.