Pueblos con encanto: una ruta por las villas más bonitas
Visitamos las 18 localidades catalanas repartidas por todo el territorio que tienen el sello de Poble amb Encant
BarcelonaCalles empedradas, tejados de pizarra, casitas de pescadores o núcleos que conservan autenticidad. Son algunos de los ingredientes que tienen los pueblos con encanto. Pequeñas villas que nada más llegar nos cautivan y nos arrastran hasta su esencia. Rincones llenos de historia que nos hablan de nuestro pasado. Aldeas donde todo parece puesto expresamente para tomar una foto. Seguro que te vienen a la cabeza lugares como Cadaqués, Calella de Palafrugell, Mura, Bagergue, Besalú, Miravet, Beget o Tavertet. ¿Pero sabías que sólo algunos de ellos tienen la marca Poble amb Encant que acredita la Generalitat?
Son pueblos de menos de 2.500 habitantes que tienen, al menos, dos bienes culturales de interés nacional (BCIN), una buena infraestructura turística y una estética arquitectónica homogénea. Son algunos de los requisitos que la Agència Catalana de Turisme tiene en cuenta a la hora de declarar un Pueblo con Encanto. Actualmente, hay 18 y son auténticas joyas que habría que visitar al menos una vez en la vida. ¿Los descubrimos?
Barruera
Un pueblo del Pirineo con una iglesia románica Patrimonio de la Humanidad. Este núcleo del Valle de Boí enamora nada más pisarlo. A diferencia de sus vecinos, tiene un aspecto típico de villa de ribera. La piedra vista, la madera y los tejados de pizarra son las principales características de la arquitectura de la zona. Unas cualidades que le hacen un pueblo muy pintoresco y encantador.
Beget
La iglesia románica de Sant Cristòfol y el puente medieval son los elementos más destacados de esta villa del Ripollès donde parece haberse detenido el tiempo. De calles adoquinadas y carácter rural, conserva, casi intacta, la estructura medieval. No marches sin cruzar el puente medieval y hacer alguna ruta de senderismo.
Calella de Palafrugell
Este pequeño núcleo de pescadores que en verano toman los turistas, atrapa; por sus casitas blancas, por sus bóvedas, por sus barquitas varadas en la arena y por sus playas. Es un rincón que ha sabido mantener su esencia marinera y su arquitectura tradicional.
Castellar de n'Hug
Uno de sus principales atractivos es que muy cerca del centro puede verse el nacimiento del río Llobregat. Pero en este pueblecito del Berguedà también encontrarás los elementos de una arquitectura tradicional: piedra, madera y tejas. Vinculado estrechamente al Parque Natural del Cadí-Moixeró, realiza alguna de las rutas entre los bosques y los prados de alta montaña, hábitat de especies como el zorro, los rebecos, los ciervos y las rapaces.
Conesa
Completamente delimitada por la muralla medieval, esta villa de la Conca de Barberà conserva una estructura circular, siguiendo las curvas de nivel, con el castillo en la zona más alta. Pasear por ella es una delicia, como también lo es acercarse hasta alguno de los despoblados que hay dentro del término: Sabellà del Abdiat, Saladern y Torlanda.
Durro
Es el pueblo que mejor representa la idiosincrasia del Valle de Boí, tanto por la preservación del románico con la iglesia de la Natividad y la ermita de Sant Quirc (ambas Patrimonio de la Humanidad) como por la estructura urbana del núcleo . Casas escalonadas, balcones con tablones laterales, ventanales balconeros y la típica construcción de piedra vista con tejados de pizarra son los elementos que no faltan en esta zona del Pirineo.
Montclar
Con orígenes en el siglo X, esta pequeña aldea del Berguedà quedó abandonada en el siglo XIX. En los años sesenta un grupo de excursionistas recuperó algunas casas. Ahora es un núcleo encantador con una plaza donde destaca la iglesia, por un lado, y una casa señorial conocida como el Castell, por el otro. En su entorno debes perderte por el Ferial de los Reyes, una impresionante tierra plana de encinas milenarias, y por el bucólico salto de la Atalaya, espectacular después de unas buenas lluvias.
Montsonís
El castillo, muy bien conservado, es una de las joyas de este pueblecito de la Noguera. Pero no es su atractivo único. Aquí encontrarás un alumbrado público que todavía conserva las farolas tradicionales y unas calles enlosadas con piedra que hacen del pueblo una postal por enmarcar.
Mura
Aislado gracias a la orografía del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt y L'Obac, este pueblo del Bages es una joya medieval que se ha conservado casi intacta en el tiempo. Un núcleo pintoresco en el que destaca la iglesia románica de Sant Martí, con un mirador envidiable, y unos entornos que sorprenden con las cuevas de Mura y el monte de la Balma, una masía del siglo XII incrustada en la roca.
Mástiles
Es uno de los pueblos imprescindibles de la Costa Brava. Con un núcleo gótico recuperado que vuelve a tener todo el esplendor después de una buena restauración, destacan la iglesia de Sant Pere, la muralla medieval y el campanario, conocido como la Torre de les Hores. No dejes de subir si quieres unas vistas espectaculares de la llanura ampurdanesa y de los campos de arroz del entorno.
Peramea
La villa cerrada de Peramea es un pequeño núcleo del Pallars situado muy cerca del lago de Montcortès. La calle Mayor y la calle dels Arcs conservan los porches que enmarcan las edificaciones de piedra con acabados de madera. Con una estructura medieval, en lo alto del pueblo se encuentra la iglesia de San Cristóbal, situada justo debajo de la ubicación del antiguo castillo. Si vas, ¡tendrás unas buenas vistas de la zona!
Peramola
La iglesia románica de Sant Miquel y las pinturas rupestres de la cueva de los Moros son dos elementos patrimoniales que debes visitar si vas a Peramola. Este núcleo del Alt Urgell te maravillará por su encanto medieval, presente en los restos de su muralla, las arcadas de las casas estrechas y las ventanas de piedra. Además, tiene una situación privilegiada: se encuentra en el valle del Segre ya los pies de las primeras montañas del Prepirineo, desde donde podrás realizar excursiones únicas.
Peratallada
Otra de las joyas de la Costa Brava. Construido sobre una roca, fue uno de los núcleos medievales más importantes de Cataluña. Aunque rodeado por las murallas y un foso, conserva perfectamente la arquitectura medieval. La plaza porticada, el castillo-palacio y también su oferta gastronómica completan unos motivos más que suficientes para visitarlo.
Prades
Conocida como la Villa Roja por el color de sus casas, su casco histórico es ya una buena excusa para visitarla. Pero es que las que montañas de Prades esconden un entorno natural envidiable para los senderistas. Algunos imprescindibles son la Roca Foradada y la ermita de la Abellera. ¿Sabías que también es un sitio ideal para la observación astronómica? Prades tiene un cielo considerado de alta calidad.
Rupit
El puente colgante es uno de los iconos de Rupit. Este pueblo del Collsacabra (Osona), parece sacado de un cuento. Calles empedradas, casas de piedra y un castillo en su punto más alto son los ingredientes que lo conforman. Todo ello, envuelto en un entorno excepcional con riscales, saltos de agua y miradores espectaculares. ¡Ya tardes en descubrirlo!
Santa Paz
Entre los volcanes dormidos Santa Margarita y Croscat, Santa Pau destaca por una fisonomía medieval muy marcada. Observa las ventanas medievales que se conservan en las casas del Firal dels Bous, la plaza principal totalmente porchada...; pierdete por las callejuelas empedradas, y déjate seducir por el paisaje volcánico que le rodea. Esta localidad de la Garrotxa forma parte del hayedo de Jordà, uno de los bosques más espectaculares de Cataluña.
Siurana
Si buscas desconectar y un paisaje fascinante visita este pequeño pueblo del Priorat situado sobre un riscal caliza con vistas al río Siurana. Su encanto histórico radica en que fue el último reducto musulmán de Cataluña. Desde allí puedes realizar excursiones a bodegas de la comarca y también piragüismo en el embalse.
Taúl
Las joyas de la corona son las iglesias románicas de San Clemente y Santa María, ambas del siglo XII y declaradas Patrimonio de la Humanidad. Pero el entorno natural de este pueblo de Vall de Boí no se queda corto. Esta villa pirenaica presume de disfrutar de los paisajes del único parque nacional de Cataluña: el Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici. Tienes que hacer alguna de sus propuestas senderistas.